miércoles, 14 de julio de 2004

Come y calla...

Mamá, ¿de qué es la sopa? De "come y calla", hija. ¿A usted también le han hecho comer alguna sopa sin decirle toda la verdad sobre los ingredientes?

Es muy frecuente en todas las familias, que algún día de la semana se coma la famosa “sopa de sobras”, esa sopa deliciosa que nunca sabremos exactamente cómo se cocina porque tiene un poco de todo lo que se sirvió durante la semana. Es la sopa de “come y calla” y es mejor no preguntar de qué es, porque podríamos poner en evidencia a la responsable del menú.

Pero la ley del “come y calla” no se da sólo en la sopa de sobras, también se da en muchas situaciones que vivimos a diario y saboreamos con tanto gusto, que no se nos ocurre preguntar lo que contienen. En repetidas ocasiones la información que recibimos lleva la ley del "come y calla", del “compra y no preguntes”... Por ejemplo, se promueve la moderna píldora del día después, ponderando sus facilidades de uso, pero filtrando toda información acerca de los efectos colaterales y las consecuencias a futuro. No nos dicen lo que sucede más allá del “día después”, pues basta presentarla como el platillo que da solución a nuestros problemas de embarazo... "come y calla", úsala y no preguntes.

Ante la amenaza de la epidemia del SIDA se utiliza también el mismo principio: come y calla. Se promueve el uso del condón por activa y por pasiva ofreciéndolo como algo indispensable para protegerse contra este virus mortal... pero no dan más información. Sin embargo, es conocido y científicamente probado que el virus del SIDA es mucho más pequeño que los poros del material del condón, por lo que éste no siempre detiene la transmisión del virus 1. Pero eso no nos lo anuncian en el menú, pues sería muy poco comercial decir los ingredientes de la sopa y anunciar así: “utilice el condón para prevenir el SIDA, aunque no le garantizamos los resultados...”, o como en las advertencias de los cigarillos, “este condón no te previene de la enfermedad de tu compañero, y tampoco te garantiza que no quedarás embarazada”. Sabemos que no se verá un anuncio así, y sin embargo, de eso está hecha la sopa que comemos y callamos.

Llama la atención que, a pesar de la probada ineficacia del condón, es el remedio que se propone para prevenir el SIDA a escala internacional. Si la prioridad son realmente los niños, parece un poco absurdo que se les enseñe a usar el condón cuando ni siquiera están en edad de tener relaciones. Pero esta sopa, todo lo incluye, así que bajo el sabroso ingrediente de la “salud reproductiva” se enseñará a los niños todo lo que necesiten para que conozcan la sexualidad, la ejerciten y entonces sí, puedan usar el condón. Según las cifras del UNICEF, 600.000 bebés son infectados de SIDA cada año por sus madres.2 ¿también para ellos la solución propuesta será el condón?

Comer una sopa de sobras en la propia casa sin preguntar de qué está hecha no tiene grandes riesgos, pero comernos una solución tan ingenua como la que se propone para evitar el SIDA sin preguntar qué hay detrás, podría no ser tan saludable.

Pero entiendo que cuesta ser honesto y dar abiertamente la receta a todos diciendo que, en realidad, la abstinencia es el único medio comprobado 100% eficaz para evitar la transmisión del SIDA.

El valor de la abstinencia para frenar el sida se revaloriza con el testimonio de Uganda

«Pre-juicios» en la cumbre mundial sobre sida: asistentes, analistas, medios de comunicación y opinión pública aplauden al presidente ugandés y critican a Bush, a pesar de que ambos aplican la misma política de prevención

Por contraste una noticia anterior:

CAMPAÑA DE "SEXO SEGURO" RESULTA UNA CATÁSTROFE EN ESTADO NORTEAMERICANO
WASHINGTON DC, 12 Jul. 01 (ACI).-

La catastrófica experiencia de la ciudad de Hartford, en el estado norteamericano Connecticut, ha confirmado lo que numerosos líderes pro-vida venían advirtiendo: que las campañas de difusión del llamado "sexo seguro" entre los jóvenes producen el efecto contrario; es decir, el incremento de las enfermedades de transmisión sexual (ETS).
En efecto, el Centro para el Control de Enfermedades de Hartford señaló que el índice de ETS entre los jóvenes de la ciudad está dramáticamente por encima del promedio nacional.
El informe del organismo gubernamental señala que los jóvenes de Hartford están adquiriendo clamydia y verrugas genitales a un ritmo dos veces mayor que sus coetáneos en cualquier otra región del país.

Según las cifras, el 20 por ciento de los alumnos del sétimo grado –unos 12 años de edad– son sexualmente activos, y el 55 por ciento ya lo es para cuando ingresa a la secundaria.
"Es casi una epidemia", dice Leah Fichtner, directora de educación sexual de las escuelas de Hartford. Según la funcionaria, el 70 por ciento de los padres de familia de la ciudad están de acuerdo con la existencia de "clínicas anticonceptivas" y cursos de "sexo seguro" en las escuelas.

Pero según los líderes católicos, estas "clínicas" son precisamente parte del problema, dado que proporciona a los estudiantes con medios contraceptivos gratuitos. "Creo que se trata de un precedente muy peligroso, y se ve en las consecuencias," señala Monseñor Michael Motta, vocero de la diócesis de Hartford.

Según el vocero, el crecimiento en el índice de ETS es una consecuencia de la falta de decisión de las escuelas de enseñar la abstinencia.

"Cuando las conductas desviadas crecen en una sociedad, eventualmente la sociedad termina bajando la varilla de la exigencia", dijo Mons. Motta.

Por su parte, Jack Cullin, director del programa "Rompiendo el Círculo", una asociación civil que busca reducir las ETS y los embarazos de menores, la falta de decisión de las autoridades escolares de impulsar programas alternativos de abstinencia son una causa de por qué no bajan los estos índices.

"El hecho que Hartford aún tenga más adolescentes que dan a luz que graduadas en las tres principales escuelas secundarias es elocuente", explicó Cullin.

Según el experto, ningún método preventivo ha resultado más efectivo que la interacción entre padres e hijos para educar a éstos en el respeto de su propio cuerpo y la abstinencia. "Realmente es una obligación nuestra el pasarle valores a nuestros hijos". "Y creo que las iglesias deberían estar en un lugar protagónico respaldando a los padres en esta tarea", concluyó.

Comité Independiente Antisida