sábado, 8 de octubre de 2005

Sexo seguro= educación para el AMOR

Análisis de los programas de educación sexual en Inglaterra, y sus cambios fundamentales en base a la experiencia de su aplicación.

Mujernueva.org

Cuando hace un cuarto de siglo comenzaron los primeros programas de educación sexual en Inglaterra, la preocupación de quienes los promovieron era la misma de sus actuales impulsores: disminuir el alto índice de embarazos en adolescentes y evitar el aumento de las enfermedades de transmisión sexual. Los resultados actuales en Inglaterra son desalentadores: 90 mil menores de 19 años quedan embarazadas cada año, de las cuales cerca de 7,700 son menores de 16 años. Además la edad de iniciación a la vida sexual se ha reducido: hoy una de cada cuatro chicas menores de 16 años ya mantiene relaciones sexuales y entre los chicos la proporción es uno de cada tres (1).

¿Por qué fallaron estos programas? No fue por falta de información ni de recursos. El gobierno ofreció todo el material y personal necesario, atención y orientación profesional gratuita y confidencial a los adolescentes, anticonceptivos e incluso aborto sin costo para los jóvenes que lo soliciten, y sin necesidad de autorización a los padres. Es posible pensar que fallaron porque no se les dio la formación necesaria para utilizar correctamente esta información. Si estas medidas no dieron los resultados esperados, podemos suponer que lo mismo ocurrirá en programas basados en la entrega de información, de medios anticonceptivos y de consultoría a los jóvenes y adolescentes.

Los ingleses se preguntaron qué les faltó introducir en sus programas de educación sexual y han hecho algunos cambios fundamentales en base a sus descubrimientos. Estudiar los fundamentos de los programas de educación sexual que se están planteando actualmente en Inglaterra puede orientarnos en la línea que deberían seguir los modernos programas que se desea implantar. El gobierno de Tony Blair ha decidido impulsar una campaña basada en la promoción de la abstinencia como forma de vida de los adolescentes. Lo que los expertos y los padres de familia están descubriendo, es que ofrecer tanta información "sin formación" es contraproducente. No porque debamos ocultar la sexualidad como algo feo o malo, sino porque la vivencia plena de la sexualidad exige algo más que pura información (2).

Es posible pensar que en la década de los '70 no se sabía bien en qué debía fundamentarse una buena educación sexual y cómo se podía realmente formar a los jóvenes en esta área de su personalidad. Debemos pensar que esto ahora está un poco más claro y que podemos responder con mayor acierto a la pregunta "¿qué debe entregar a los jóvenes una buena educación sexual?" Porque dependiendo de la respuesta que den las escuelas o gobiernos u organizaciones, será lo que ofrezcan a sus adolescentes y jóvenes.

Cuando se busca algo más

Existe una buena definición en un libro de texto de esta materia: "la educación sexual es todo lo que una persona tiene que aprender desde que nace, para lograr vivir con una pareja feliz y permanente" (3).

Leyendo esta definición, parece que la verdadera educación sexual es mucho más que enseñar cómo se realiza un acto sexual o cómo se evitan enfermedades sexuales o embarazos no deseados. Es algo que se aprende desde que nacemos y cuya finalidad es enseñar todas las herramientas necesarias para llegar a vivir felizmente una relación con otra persona. Esto, necesariamente, incluye enseñarles a ser dueños de sí mismos y no dejarse llevar por la emoción del momento.

La sexualidad no es un juego. Es un bien preciosísimo que no siempre sabemos valorar y utilizar correctamente para alcanzarnos la felicidad. Es una "dimensión" del ser humano que le ofrece la posibilidad de construirse a sí mismo equilibrando la libertad y la responsabilidad para alcanzar una verdadera felicidad.

Y si la meta es vivir feliz y permanentemente el mayor número de años posibles, e incluso toda la vida, todos estamos de acuerdo que para lograrlo, se necesita buena dosis de dominio personal, de respeto, de capacidad de entrega y muy importante, de amor verdadero, que busca lo mejor para el otro, por encima de los gustos personales. Esto es lo que debe ofrecer un buen curso de educación sexual, esto es lo que los padres pueden y deben enseñar a sus hijos en primer lugar con el testimonio personal. Esto es lo que los colegios y escuelas en Chile están obligados a ofrecer si realmente dicen estar "Educando para el Amor y la Felicidad". Por nuestros jóvenes, no aceptemos menos. Ellos merecen lo mejor.

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(1) Gobierno de Inglaterra decide basar campaña de educación sexual en la abstinencia. ACI Prensa 12 de octubre de 2000. Revelan ineficacia de programa de educación sexual en EE.UU. ACI Prensa 4 de junio de 2001 (fuente: New York Times)

(2) Why can't learn about sex education? The Times, 27 de junio de 2000.

(3) Mi futuro es importante hoy. Serie: Aprendiendo a querer, nº 11. Ediciones Alafa.

El sida, una enfermedad más frecuente entre los ricos

Encuesta sobre sida realizada en Tanzania confirma datos sorprendentes obtenidos en otros países africanos como Kenia: el número de infectados por el VIH aumenta en función de la riqueza de los individuos.

Estos resultados desmienten el concepto universal de que pobreza y sida son circunstancias inseparables en África.

Elmundosalud.com

La encuesta se refiere a los años 2003 y 2004 y entre otras variables analiza el estatus económico de la población entrevistada, una muestra representativa de todo el país.

El nivel de riqueza se determina en estos países estudiando las características de la vivienda y las posesiones existentes en ella.

Pues bien, al dividir a la población en cinco niveles de riqueza según este criterio, se observó que el número de mujeres infectadas por el VIH era cuatro veces menor en el grupo más pobre que en el más rico. Aunque puede parecer paradójico, una encuesta similar realizada el año previo en Kenia arrojó resultados en el mismo sentido.

Un editorial, publicado en ’The Lancet’ por miembros de la Oficina para la Salud Global (organismo de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional), intenta dar sentido a estos datos y comienza por indicar que "la frecuencia de VIH es mayor en los países africanos más avanzados (Sudáfrica y Botsuana)".

En opinión de los autores hay algunos factores que pueden contribuir a explicar parcialmente esta paradoja. El tipo de domicilio es distinto si se encuentra en una zona urbana o rural (el sida es más frecuente en las grandes poblaciones) y además esta enfermedad va unida a la supervivencia, por lo que podría pensarse que los ricos viven más y por eso en ellos se registra un mayor número de infectados.

Otra explicación podría ser que aquellos con más posibilidades económicas, especialmente los varones, tienen más parejas sexuales. Sin embargo, la encuesta no confirma esta posibilidad ya que, al menos en Tanzania, ni el número de parejas ni el de contactos con prostitutas en los 12 meses previos tienen relación con los casos de VIH.

Una red de contactos sexuales

Para los autores, la clave podría estar en la frecuencia de relaciones sexuales simultáneas que mantiene parte de esta población. Este tipo de contactos no se refiere a los eventuales con prostitutas o a las violaciones sino a relaciones estables con más de un sujeto, ya sea cónyuge o amante, a la vez.

De este forma, aunque el numero de parejas simultáneas no sea demasiado elevado para cada persona, se constituirían "redes" de relaciones sexuales en las que de infectarse un único sujeto, sería capaz de trasmitir la enfermedad al resto. Sobre todo teniendo en cuenta que "los recién infectados tienen una carga viral muy elevada y son altamente contagiosos" comentan los editorialistas.

En la base de estas redes de contacto sexual estaría la riqueza de estos individuos, con mayor movilidad entre poblaciones y más capacidad para establecer relaciones simultáneas.

No deja de ser curioso que la relación entre riqueza y sida sea más evidente en las mujeres, algo que según el editorial podría deberse al intento que hacen las mujeres por mejorar su situación económica manteniendo más de una pareja sexual simultáneamente.

"Paradójicamente tanto la riqueza como la pobreza, o por lo menos el deseo de mejorar económicamente, juegan papeles fundamentales en la transmisión del VIH", concluyen los autores.

Parte de la lucha contra el sida en estos países debe dirigirse a la promoción de normas sociales a favor de la "fidelidad" o por lo menos debe hacerse un esfuerzo por trasmitir a la población el riesgo de mantener relaciones sexuales simultáneas, aunque sean estables.