sábado, 27 de junio de 2009

La profilaxis que proporciona el preservativo es ante todo ideológica


Sólo una sociedad depravada, obsesionada por que ninguna razón disminuya los iconos erigidos en los 60, puede reducir la posición del Papa en África a una discusión sobre el peculiar tótem del preservativo.

La profilaxis que proporciona el preservativo es ante todo ideológica. Gracias a su pretendida y total seguridad se logran dos objetivos. En primer lugar, se aparenta que se hace algo real contra la pavorosa extensión principalmente del sida. El fracaso en África se atribuye curiosamente a una insuficiencia de los medios que se han probado ineficaces. Como ocurre en el embarazo adolescente, o como en la triste realidad de la explotación sexual, que es en estos momentos casi una explotación de unas naciones sobre otras, se insiste en que la inundación de latex es la alternativa a un problema que se agrava en todo el mundo pero que muestra su cara más cruel en el África subsahariana.

En segundo lugar, el mito permite mantener la alianza entre ciencia y liberación sexual, de forma que ninguna evidencia médica interfiera en la cultura dominante a la que todos se deben para sobrevivir. Únase a esto la ideología malthusiana, que constituye la base de acción de las agencias internacionales respecto al Tercer Mundo, y el cóctel estará servido. Ya no llama la atención el funcionamiento unánime del viejo agit-pro, que se lanza al aniquilamiento del adversario, a la tergiversación de sus posiciones, con campañas que han mostrado su eficacia desde los años 30.

Sólo estas razones ideológicas, más el oportunismo de sujetos como Soria o el intento de resurrección de Llamazares, explican que la cuestión que tratamos sea la excepción a todos los modos de abordar epidemias. Ante todo problema producido por la extensión en la población de conductas de riesgo o hábitos insalubres, se insiste en la concienciación que modifique conductas. Por otra parte, se busca la alianza de aquellas opciones vitales que proponen alternativas de comportamiento. Esto es así en todo menos en el presupuesto de la liberación sexual de unos que suele implicar el sometimiento de otros. Aquí el falso escándalo salta inmediatamente. Aquí se abandona la llamada a la educación y la responsabilidad moral, a la mejora de los modos de vida, y se remite sólo al medio totémico que goza de una presunción de eficacia, de pericia en su uso, de disposición al empleo responsable que no tiene ningún otro tipo de instrumento creado por el hombre.

África puede respirar tranquila, junto al último cargamento de armas, la explotación de sus mejores hijos, la expropiación minera y los programas malthusianos, vamos a mandar otro millón de preservativos, único medio que se encuentra para revitalizar la industria nacional.

Por José Miguel Serrano Ruiz-Calderón

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