lunes, 14 de marzo de 2005

Las epidemias de peste en la Edad Media podrían ser la causa de la inmunidad del 10% de los europeos frente al VIH

Científicos británicos creen que aquella enfermedad provocó que aumentara la frecuencia de portadores de la mutación genética conocida como CCR5-Ä32

Jano On-line
11/03/2005 09:38

Biólogos de la Universidad de Liverpool (Reino Unido) publican en el "Journal of Medical Genetics" haber descubierto de qué modo las epidemias de peste en la Edad Media han provocado que alrededor del 10% de la población europea sea resistente al virus del sida.

Desde hace un tiempo se sabe que uno de cada diez europeos es portador de una mutación genética, conocida como CCR5-Ä32, que impide al VIH entrar en sus células inmunitarias. Sin embargo, los científicos han observado que la mutación es más frecuente en los países escandinavos pero relativamente infrecuente en las regiones que bordean el Mediterráneo.

También se preguntaban por el hecho de que el VIH ha aparecido tan recientemente que no podía haber incrementado la frecuencia de la mutación genética a tan altos niveles como sucede en algunos países europeos.

Tratando de encajar las piezas del rompecabezas, los investigadores británicos atribuyen la frecuencia de la mutación CCR5-Ä32 a otra enfermedad vírica mortal más antigua. Algunas investigaciones pensaban que podría tratarse de la viruela o de la peste bubónica. Sin embarga, esta última es una enfermedad bacteriana y el agente infeccioso no es bloqueado por la citada mutación.

Para el Prof. Christopher Duncan, uno de los autores del estudio, el hecho de que la CCR5-Ä32 esté restringida a Europa sugiere que las epidemias de peste de la Edad Media desempeñaron un gran papel a la hora de incrementar la frecuencia de esta variante genética. Aquellas pestes se restringieron también a Europa y duraron más de 300 años alcanzando una tasa de mortalidad del 100%.

Los mismos autores del artículo publicaron el año pasado un libro, "Return of the Black Death", en el que las epidemias de peste en Europa fueron series continuadas de epidemias de un tipo de fiebre hemorrágica vírica mortal que utilizaba la proteína CCR5 como acceso de entrada en el sistema inmunitario. Utilizando un modelo de computación demostraron de qué modo esta enfermedad forzó el incremento de la frecuencia de la mutación. En la época de la peste negra, sólo una persona de cada 20.000 era portadora de la variante genética, y hoy día lo es una de cada 10.

Un 20% de los reclusos españoles está coinfectado

Uno de cada cinco reclusos españoles está coinfectado por los virus de la hepatitis C (VHC) y de la inmunodeficiencia humana (VIH) según los datos de un estudio. Esta cifra es superior a la de otros países occidentales.

Elmundo.es

La infección por el VHC es relativamente frecuente en los países desarrollados, y mucho más entre los individuos que han consumido drogas. Por otro lado, en España hay unas 130.000 personas infectadas por el VIH. Dado que ambos virus se transmiten de forma muy eficaz por vía parenteral la coinfección es muy frecuente en los pacientes que usan drogas por vía parenteral.

El VHC es más contagioso que el VIH por vía intravenosa, de modo que la mayoría de los adictos a drogas se infectan antes de la hepatitis C que del sida.

La prisiones españolas acogen a una importante población que consume o ha consumido drogas por vía parenteral, lo que hace que sea un lugar donde es muy probable encontrar a individuos coinfectados.

El estudio

En la revista 'Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas' se publica un estudio realizado entre 800 internos de un Centro Penitenciario de Alicante. A todos ellos se les realizó una serología para detectar VHC y VIH, y se valoró los factores que se asociaban con más frecuencia a la presencia de ambos virus.

Los individuos estudiados tenían una edad media de 34 años, un 74% era español y un 33% consumía o había consumido drogas por vía parenteral. En los análisis se detectó el virus de la hepatitis C en un 38,2% de los internos, el del sida en un 19,1% y los dos a la vez en un 18,8%.

El antecedente de consumo de drogas fue el factor que mejor predijo la posibilidad de tener ambas infecciones. Ni el sexo, ni la edad, ni la raza o la nacionalidad se asociaron a más riesgo.

En comparación con estuduios previos, que habían detectado porcentajes de coinfección de entre el 22% y el 38%, los resultados de este trabajo muestran una disminución de la prevalencia.

Los autores consideran que pueden existir diversas explicaciones de esta para esta reducción, entre las que destacan el aumento de números de extrajeros que hay en las prisiones, ya que estos consumen con menos frecuencia drogas y hay menos individuos infectados.

Sin embargo las cifras siguen siendo preocupantes. Hay que tener en cuenta que es de esperar un incremento de la enfermedad hepática en estos pacientes en los próximos años. Se reproducirá así en las prisiones lo que ya se ha observado en los hospitales, que el principal problema de los reclusos seropositivos será el manejo de su enfermedad hepática.

Cómo manejar a estos pacientes

En un editorial publicado en ese mismo número los doctores Vicente Soriano y Juan González-Lahoz, del Hospital Carlos III de Madrid, se plantean cómo debe abordarse este problema.

Estos especialistas piensan que la decisión de iniciar el tratamiento frente al virus C no debe depender sólo del médico de prisiones, sino que tendría que ser tomada de forma multidisciplinaria, con la participación de al menos un especialista en enfermedades infecciosas con experiencia en tratamiento de pacientes coinfectados.