viernes, 26 de noviembre de 2004

VIH y enfermedades sexuales

1.- ¿A quien daña la homosexualidad?

Con los datos médicos y estadísticos que hoy conocemos, es irresponsable decir que la actividad homosexual no daña a la sociedad ni a los individuos.

El respeto a las personas y la actuación por el bien del otro implica dar una adecuada difusión a datos conocidos pero poco difundidos.

Un análisis de la relación entre salud y homosexualidad nos muestra que la actividad homosexual tiene unos costes humanos y económicos que paga toda la sociedad. El estilo de vida homosexual no es una forma como cualquier otra de vivir, y el Estado debería tener en cuenta los costes sociales de fomentarlo.

VIH y enfermedades sexuales

“A pesar de toda la educación sobre SIDA, los epidemiólogos predicen que en un futuro cercano el 50% de los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres serán seropositivos”. [1]

“Los epidemiólogos estiman que un 30% de todos los homosexuales varones de veinte años serán seropositivos o habrán muerto de SIDA para cuando tengan 30 años. Esto significa que la incidencia del SIDA entre los homosexuales varones de 20 a 30 años es unas 430 veces mayor que entre el conjunto de la población heterosexual.” [2]


“Incluso antes de la epidemia del SIDA, un estudio con hombres que tenían relaciones sexuales con otros hombres encontró que el 63% había contraído una enfermedad de transmisión sexual a través de su actividad homosexual”. [3]


La naturaleza del sexo anal y su mayor frecuencia en homosexuales son una explicación fisiológica de porqué el VIH y otras infecciones se transmiten con tanta eficacia en estas relaciones.

La fisiología humana deja claro que el cuerpo humano no fue diseñado para acomodar esta actividad. El recto es significativamente distinto a la vagina en lo que respecta a la adecuación para la penetración del pene. La vagina tiene lubricantes y el apoyo de una red de músculos. Está compuesta por una membrana mocosa con un epitelio estratificado en varias capas que permite aguantar la fricción sin daño y resistir las acciones inmunológicas causadas por el semen y el esperma.

En cambio, el ano es un delicado mecanismo de músculos pequeños que forman un pasaje de “sólo salida”. Repitiendo trauma, fricción y estiramiento, el esfínter pierde su tensión y habilidad para mantener un cierre firme. Consecuentemente, la penetración anal conduce al escape de material fecal que fácilmente puede llegar a ser crónico. El potencial de daño se ve aumentado por el hecho de que el intestino tiene sólo una única capa de células separándolo de tejido altamente vascular, es decir, sangre. Por lo tanto, cualquier organismo que se introduzca por el recto tiene mucha mayor facilidad para establecer un punto de inicio para la infección de lo que tendría en una vagina.


Más aún, la eyaculación tiene componentes que son inmunosupresores. En el curso de la fisiología reproductiva normal, esto permite al esperma evitar las inmunodefensas de la mujer. El resultado final es que la fragilidad del ano y el recto, junto con el efecto inmunosupresor de la eyaculación, hacen de la relación ano-genital una manera muy eficaz de transmitir el VIH y otras infecciones. La lista de enfermedades encontradas con extraordinaria frecuencia entre varones que practican la homosexualidad, como resultado de las relaciones anales, es alarmante: cáncer anal, Chlamydya trachomatis, cryptosporidium, giardia lamblia, herpes simples virus, el VIH, el virus del papiloma humano, isospora belli, microsporidia, gonorrea, hepatitis viral tipo B y C, sífilis. [4]

Pero además de la razón fisiológica, otro punto relacionado es la frecuencia del sexo anal y el número de parejas, muy superior en las personas de práctica homosexual.

Parámetros clave de la diferencia entre el comportamiento de los varones homosexuales y el de los heterosexuales


Homosexual

Heterosexual

Comparación homosexual-heterosexual

Media de parejas sexuales en la vida

50

4

12.1

Monógamos (*)

<2%

83%

41:1

Media de parejas sexuales en los últimos 12 meses

8

1,2

7:1

Sexo anal en los últimos 12 meses

65% (con hombres)

9,5% (con mujeres)

13.1


* A efectos de este estudio se define monogamia como la fidelidad 100% a un cónyuge o pareja. El 26% de los heterosexuales tiene sólo una pareja en su vida (recordemos que el 50% de los matrimonios en EEUU, cuando se hizo el estudio, acaban en divorcio; alguien que se vuelve a casar no estaría en este 26% pero sí en el 83%. [5]

En su análisis de estos parámetros el Dr. Satinover explica por qué los homosexuales varones corren tanto riesgo. “El homosexual típico (ni que decir tiene que hay excepciones) es un hombre que practica frecuentes episodios de penetración anal con otros hombres, a menudo con muchos hombres diferentes. Estos episodios son 13 veces más frecuentes que los actos heterosexuales de sexo anal, con 12 veces más parejas distintas que los heterosexuales”. [6]

Abuso de sustancias [7]

El alcoholismo afecta entre el 20% y el 30% de la población homosexual. El 35% de las lesbianas tiene un historial de exceso de bebida, compárese con el 5% de mujeres heterosexuales.

Además, aproximadamente un 30% de homosexuales y lesbianas son adictos a las drogas.

Depresión, suicidio y otras patologías

Archivos de General Psychiatry: “la gente homosexual esta en un riesgo sustancialmente mayor ante algunas formas de problemas emocionales, incluyendo suicidios, depresión grave, desorden de ansiedad, desorden de conducta y dependencia de la nicotina”. [8]


Violencia doméstica

a) Según las estadísticas del FBI de 1999, en EEUU se produjeron 1.317 incidentes de agresiones entre homosexuales, desde el asalto hasta las injurias graves. [9]

b) También en 1999, según datos de la Coalición Nacional de Programas Antiviolencia, hubo 3.120 incidentes de violencia doméstica homosexual registrados en San francisco, Nueva York, Chicago, Boston, Los Ángeles, Colorado, Cleveland y Columbus. [10]

c) También en 1999 la revista Clinical Psychology Review revisó 19 estudios sobre violencia doméstica homosexual: el 28% de las parejas homosexuales de ambos sexos registraron violencia física; en concreto se registró violencia en el 48% de las parejas lesbianas y en el 38% de las parejas de varones. En un estudio sólo de parejas lesbianas, se registraban maltratos psicológicos entre un 73% y un 90% de las parejas. Más de un 30% de las lesbianas habían estado en una relación donde al menos había sucedido una agresión física. [11]


Otro informe importante es el de los National Institutes of Health del año 2000: “los convivientes del mismo sexo registraron una violencia con la pareja íntima significativamente mayor que los convivientes de sexos opuestos”. El 39,2% de las lesbianas declaró haber sido agredida físicamente, acosada o incluso violada por su pareja del mismo sexo. Entre los varones homosexuales, un 15,4% admitió haber sufrido estas actividades. [12]

Abuso sexual infantil

Archives of Sexual Behavior (2001): el 46% de los hombres homosexuales y el 22% de las mujeres homosexuales fueron sexualmente molestadas en su infancia por una persona del mismo sexo. En cambio, entre la población heterosexual sólo un 7% de los hombres y un 1% de las mujeres sufrió acoso o abusos sexuales en su infancia por una persona del mismo sexo. [13]

David Finkelhor, experto en abuso sexual infantil, dice: “los chicos que fueron sexualmente molestados por hombres mayores tuvieron, al crecer, cuatro veces más posibilidades de implicarse en actividad homosexual que los que no fueron víctimas. Más aún, los adolescentes a menudo relacionaban su homosexualidad con sus experiencias de abuso sexual”. [14]


1. Diamond, E., Delaney, R., Diamond,S., Fitzgibbons,R. et al. 2004, Homosexuality and hope, Catholic Medical Association (www.cathmed.org); versión en español en http://www.narth.com/docs/eeuu.html

2. Satinover, J. (2003). Homosexuality and the Politics of Truth. Grand Rapids, Michigan: Hamewith Books, p.57

3. Diamond, e., et al.

4. May, W. (2004). "On the Impossibility of Same-Sex Marriage: A Review of Catholic Teaching". The National Catholic Bioethics Quarterly. Summer 2004. 314.

5. Satinover. p. 54-55 (Datos tomados de The Social Organization of Sexuality: Sexual Practices in the United States, y de una serie de estudios sobre comportamiento homosexual y cambio del comportamiento, incluyendo el estudio Multicenter AIDS Cohort Study, basado en casi 5.000 hombres homosexuales).

6. Ibid., p.55

7. McGill University Student Health Services. 2004. "Substance abuse in the Gay and Lesbian Community". http://www.mcgill.ca/studenthealth/information/gay/substanceabuse/

8. Whitehead, N. "Homosexuality and Mental health Problems". www.narth.com/docs/whitehead.html (citando 3 ponencias con comentarios de Archives of General Psychiatry, una revista de reconocido prestigio médico. Un comentario dice: "la fuerza de los nuevos estudios es su grado de control".)

9. Traditional Values Coalition. 2002. "Domestic Battering". http://traditionalvalues.org/pdf_files/DomesticBattering.pdf

10. Ibid.

11. Ibid.

12. Ibid.

13. Dailey, T. "Homosexuality and Child Abuse". Family Research Council. Número 247. www.frc.org/get.cfm?i=IS02E3&v

14. Ibid.

Expertos en VIH piden insistir en la abstinencia y la fidelidad


The Lancet publicará mañana una serie de comentarios sobre las prioridades de los esfuerzos globales para atajar la epidemia de sida. El principal está avalado por casi 150 expertos de 36 países que reclaman un cambio radical en las conductas sexuales de la población.

"Ha llegado el momento de aunar esfuerzos para prevenir la transmisión sexual del VIH. La epidemia mundial por el VIH-sida se ha convertido en una crisis sanitaria y humanitaria descontrolada que requiere una intervención urgente, especialmente en regiones con alta prevalencia, como el Africa subsahariana, donde se dan la mayoría de nuevas infecciones". Así arranca el documento que firman casi 150 autoridades mundiales y expertos en sida de 36 países, entre ellos el arzobispo sudafricano Desmond Tutu, el presidente Yoweri Museveni de Uganda, el enviado especial de Naciones Unidas para el VIH en Africa Stephen Lewis y representantes del Banco Mundial, del Fondo Global para la Malaria, la Tuberculosis y el Sida, de cinco agencias de Naciones Unidas y directivos de los programas de VIH en países tan afectados como Etiopía, India, Jamaica y Uganda, así como conocidas personalidades científicas, religiosas y de ONG contra el sida.

Ante el imparable avance de la infección y a pesar de los esfuerzos preventivos de los últimos años, los firmantes reclaman "la modificación o recomendación de comportamientos personales y normas sociales dirigidos a evitar o reducir las situaciones de riesgo". Y a continuación enumeran algunos principios esenciales.

Así, reclaman que los programas preventivos deben implantarse localmente, teniendo en cuenta el contexto cultural y social, y basados en la epidemiología de la infección. Deben considerar las vías más frecuentes de infección, concentradas en ciertos grupos de riesgo como las prostitutas o difundidas por toda la población en personas que tienen múltiples contactos sexuales.

Estrategia ABC

"La estrategia ABC (abstinencia, fidelidad y preservativos, por las siglas inglesas de abstinence, be faithful y condoms) puede desempeñar un papel importante en la reducción de la prevalencia mundial del VIH, como ya ha ocurrido en Uganda". Y añaden que estos mensajes deben matizarse según los grupos de población a los que van dirigidos.

"En jóvenes, debe ser prioritario promover la abstinencia o el retraso en el inicio sexual en aquéllos que no hayan tenido aún relaciones, haciéndose hincapié en evitar los riesgos como la mejor forma de prevenir la infección y otras ETS, así como los embarazos no deseados. Si ya se ha producido el debut sexual, debe estimularse la vuelta a la abstinencia o la fidelidad mutua con una persona sana como la mejor forma de evitar la infección. En el caso de jóvenes sexualmente activos también debe recomendarse el uso del preservativo. Jóvenes y adultos deben saber que el preservativo reduce el riesgo de infección de un 80 a un 90 por ciento, cuando se usa de forma sistemática y deben ser informados del riesgo de usarlo sólo ocasionalmente".

Asimismo, deben organizarse programas preventivos "dentro y fuera del ámbito escolar y los padres han de asumir su responsabilidad en la transmisión de valores y expectativas relacionados con el comportamiento sexual de sus hijos".

Con respecto a los adultos sexualmente activos, "la primera prioridad ha de ser la promoción de la fidelidad mutua con una pareja sana. La experiencia en países donde se ha reducido la incidencia de la infección demuestra que la reducción en el número de parejas es fundamental para alcanzar este objetivo a gran escala. En aquéllos que mantienen relaciones sexuales con personas que pudieran estar infectadas debe promoverse el uso habitual y correcto del preservativo, así como el consejo y la evaluación médica adecuados".

Finalmente, en las personas expuestas a riesgo elevado (contacto con prostitutas, promiscuidad, relaciones anales, etc.) debe promoverse el preservativo y evitar conductas peligrosas. Resulta importante identificar e instruir a personas marginadas, particularmente en zonas con elevada prevalencia de la infección, ya que constituyen el mayor reservorio de infectados.

La 'vacuna' ugandesa

En la última Conferencia Internacional del Sida, en Bangkok, se alzaron algunas voces críticas contra el programa de mayor abstinencia y fidelidad emprendido por el Gobierno ugandés y defendido por su presidente para otras naciones. No era políticamente correcto hablar en estos términos. El documento que mañana publicará The Lancet, la ineficacia de otras medidas y los llamativos resultados de Uganda significan un giro radical en las políticas de prevención, centradas hasta ahora casi exclusivamente en el preservativo, en especial desde las entidades internacionales. Uganda ha pasado de tener un 15 por ciento de infectados en 1991 a un 5 por ciento en 2002; este descenso es "único en el mundo", reconoce el informe de Onusida. Y añade que Uganda está consiguiendo un efecto que se podría comparar a la "existencia de una vacuna eficaz en el 80 por ciento".

La terapia antirretroviral ha alterado la evolución de la infección por el VHB

La coinfección entre el virus de la hepatitis B (VHB) y el de inmunodeficiencia humana (VIH) ha comportado un cambio en la historia natural de ambos virus. Según se ha explicado en el VIII Congreso Nacional del Sida, afortunadamente su prevalencia en España no es tan relevante como la del virus de la hepatitis C (VHC) y existen medicamentos eficaces.

El tratamiento antirretroviral ha modificado la evolución natural de la infección crónica del virus de la hepatitis B (VHB). Aunque la coinfección por el virus de hepatitis B en los pacientes VIH+ tiene una prevalencia menor que la del VHC, sigue siendo mayor que la de la población general.

Las cifras estiman que la prevalencia en España es del 5,7 por ciento, por debajo de la de Europa descrita por la cohorte Eurosida (10 por ciento). Según ha explicado David Dalmau, del Hospital de Tarrasa, en Barcelona, se calcula que en España hay unas cien mil personas coinfectadas con el VIH y el VHB y que el contexto especial que rodea a los VIH+ favorece que la infección aguda por el virus de la hepatitis B presente una mayor probabilidad de evolucionar a cronicidad que en la población normal.

Dalmau también ha asegurado que la coinfección VIH/VHB ha comportado un cambio en la historia natural de ambos virus. Así, en los pacientes infectados por el VIH, una mayor actividad de la ADN polimerasa se asocia con valores más bajos de transaminasas, lo que comporta una menor respuesta inflamatoria del hígado.

Mortalidad

Así, la historia natural del VHB se modifica con la coinfección del VIH. La mortalidad atribuida a causa hepática ha aumentado en los coinfectados: 14,2 por mil personas año frente a 0,8 en los VIH negativos, especialmente en aquéllos con menores cifras de CD4.

Durante su intervención en el VIII Congreso Nacional del Sida, que se clausura hoy en Madrid, Dalmau ha reconocido que el tratamiento antirretroviral ha modificado la evolución natural de la infección. "Tanto el 3TC como el tenofovir son inhibidores de la infección por el VHB, por lo que su inclusión en un régimen antirretroviral favorecerá el control del virus de la hepatitis B". En este sentido, una noticia positiva ha sido la aparición de un nuevo medicamento en España, emtricitabina (Emtriva, de Gilead), que posee una mayor actividad frente al VHB que la lamivudina y la posibilidad de la administración de una única dosis al día.

Otro medicamento que se puede emplear en el manejo de la coinfección es el adefovir, que, además de su acción antiviral, induce la acción de los linfocitos citolíticos (NK) y la producción de interferón alfa endógeno, y consigue negativizar el ADN del virus de la hepatitis B en una gran proporción de pacientes.

InterferonesDurante el congreso organizado por la Sociedad Española Interdisciplinar del Sida (Seisida), el especialista de Tarrasa ha añadido que el interferón alfa pegilado podría potencialmente ser más eficaz que el interferón alfa, a pesar de que no se dispone todavía de datos que permitan su aplicación en este ámbito.

Un modelo empírico cifra en doce horas el ciclo completo de replicación del virus

Un equipo de investigadores del Instituto de Salud Carlos III, de Madrid, ha desarrollado un modelo experimental que cifra en doce horas el ciclo completo de replicación del virus de inmunodeficiencia humana (VIH).

La investigación demuestra que el virus del sida es más agresivo de lo que se pensaba en lo referente a su dinámica de replicación, ya que hasta ahora este tiempo se situaba entre 24 y 48 horas. El comportamiento de replicación del virus del sida a partir de su estado de latencia resulta crítico para mejorar el tratamiento de la enfermedad. El método ofrece una respuesta con datos experimentales a la cuestión del tiempo necesario de replicación del VIH en linfocitos a partir de su estado de latencia.

Asimismo, permite introducir en los linfocitos T en reposo el genoma completo del VIH en su forma de ADN. En este modelo se mimetiza la latencia viral, lo que posibilita el estudio sincronizado de la dinámica de replicación del VIH a partir de este estado de latencia.

Los resultados muestran que el genoma del VIH necesita sólo dos horas para expresar las proteínas del virus y sólo seis para producir partículas infectivas en el exterior de las células. Estos datos, combinados con otros previos que estiman en seis horas el tiempo necesario para que el virus del sida se integre en el genoma viral, permiten concluir que el ciclo completo de replicación del VIH es de sólo 12 horas frente a las 24-48 horas estimadas en los modelos matemáticos. Además, se demuestra que el VIH es más agresivo de lo que se pensaba en cuanto a su dinámica de replicación.

Esta cinética acelerada tiene importantes consecuencias en el efecto de los antirretrovirales que actúan en esta etapa del ciclo del VIH. La conclusión es que basta la pérdida de una sola dosis de tratamiento para que potencialmente el virus pueda escapar a la presión farmacológica.