martes, 21 de diciembre de 2004

Sin abstinencia y fidelidad de poco sirve el condón


El sida causó en 2004 más de 3 millones de muertes mundiales. En España, desde que comenzó el sida, más de 42.000 personas muy jóvenes también han fallecido. Muchas de estas muertes podrían haberse evitado si se hubiese actuado preventivamente con un enfoque conjunto de medicina basada en evidencias. El día mundial del sida debe hacernos aprender de los errores. La transmisión heterosexual aumenta cada año, como lo hace el número de infectados (que no recogen con precisión las estadísticas españolas).
Sin negar las buenas intenciones de nadie, resulta paradójico volver a ver una campaña basada exclusivamente en el condón (que no es 100% seguro). Supone repetir un error trágico, que costará muchas vidas humanas. Esto es así porque en la comunidad científica actualmente hay acuerdo en que sin poner en primer lugar la promoción de la abstinencia y la fidelidad, de poco sirve el reparto de condones.

Esta es la base de la estrategia ABC, que significa, por este orden, Abstinencia, fidelidad (de Be faithful) y sólo en tercer lugar el Condón. Así concluye el consenso que publicó hace pocos días la revista médica número 1 de Europa, Lancet (27-11-2004). Lo firman más de 140 personas de todo el mundo de reconocido prestigio. ¿Se ha enterado de esto el Ministerio de Sanidad al lanzar su campaña? Entre los firmantes se incluyen distinguidos investigadores sobre sida de universidades de renombre (California-S. Francisco, Cambridge, Berkeley, Harvard, Hopkins, London School of Hygiene & Tropical Medicine, Paris, Bruselas, etc.), directivos de ONU-SIDA y muchos, muchísimos, responsables de salud pública africanos. Y dos españoles, uno miembro del Departamento que dirijo. Lo firman también el Presidente de Uganda, un país que de verdad puede dar buenas noticias: la proporción de infectados bajó allí del 15% al 5% en la década de los 90, mientras que en todo su entorno aumentaba. En Uganda no se repitió el error de basar la prevención sólo en repartir preservativos, sino en educar voluntades, insistir a los jóvenes en el retraso de relaciones, reducir el número medio de parejas y fomentar la fidelidad a una pareja mutuamente fiel y no infectada. Uganda no invirtió más en preservativos, sino en educar en abstinencia a jóvenes y en fidelidad monógama a mayores. Esto es realista. No me digan que no lo es, porque sería como decirme que no es realista pedir a nadie que deje de fumar. Los resortes son los mismos: fuerza de voluntad y crear un medio favorable. Decir que los obispos no conocen la realidad de los jóvenes, es olvidar que la prevención debe adelantarse y abarcar a toda la población, no sólo a unos cuantos con conductas permanentes de alto riesgo y que no quieren salir de ellas.

Insisto en que no dudo de la buena intención del Ministerio, que es loable, pero parece que las buenas intenciones no bastan para dar prioridad ni a la lógica, ni al sentido común, ni a la evidencia epidemiológica. La comunidad científica mundial se atreve a hablar de fidelidad y abstinencia y rechaza la polarización del enfoque. Pero en España, el Ministerio parece empeñado en diseñar campañas al margen del consenso mundial ¿Es que interesa más halagar el oído de simpatizantes ideológicos que prevenir con efectividad? El sida y otras enfermedades de transmisión sexual (ETS) no se contendrán, si no se tiene en cuenta toda la estrategia ABC. No sólo es el sida, son también otras ETS mortales como el cáncer cervical por papilomavirus, donde el condón no sirve. O el creciente número de abortos, porque el preservativo está fallando también en eso. Son motivos más que suficientes para que los responsables políticos se replanteen el diseño que han hecho. Su propuesta no es segura, ni eficaz y está obsoleta. Pienso que verles rectificar será cuestión de tiempo. Afortunadamente, al final, la verdad sale adelante.

Miguel A. Martínez-González
Director del Departamento de Salud Pública de la Universidad de Navarra


El Secretario General de la CEE invita la Ministra de Sanidad a avanzar hacia posturas comunes ante el problema del Sida

Nota de prensa de la Conferencia Episcopal Española - 20/12/2004

El Secretario General y Portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), P. Juan Antonio Martínez Camino, ha remitido una carta a la Ministra de Sanidad, Elena Salgado Méndez, en la que le manifiesta su disposición a avanzar hacia posturas comunes en la lucha contra el SIDA.

El P. Juan Antonio Martínez Camino explica en su escrito que algunas informaciones periodísticas han distorsionado determinadas declaraciones suyas respecto a la campaña lanzada por el Gobierno para la prevención del SIDA. En este sentido puntualiza que es posible que esas informaciones “hayan dado lugar a que usted misma se haya hecho eco repetidamente de supuestas posturas que, en realidad, no son tales”.

Ante esta situación, y “tratándose de un asunto tan serio -como usted conoce mejor que yo-”, el Secretario General de la CEE entiende que “habría que superar polémicas contraproducentes, basadas muchas veces en malentendidos” y avanzar hacia posturas comunes que puedan ayudar a salir mejor al paso de los problemas planteados.

Junto a la carta, se adjunta el manifiesto “Ha llegado el momento para una base común en la prevención de la transmisión sexual del SIDA”, firmado por más de 150 expertos de 36 países, que sostiene que para frenar el contagio de esta pandemia hay que insistir en la importancia de la abstinencia y la fidelidad. Los promotores de este documento, publicado el 26 de noviembre en la revista “The Lancet”, una de las publicaciones científicas más prestigiosas del ámbito médico, proponen la posibilidad de llevar a cabo lo que han denominado “Estrategia ABC”, siglas inglesas de abstinencia, fidelidad y preservativos; una estrategia que ha desempeñado ya un papel importante en la reducción de la presencia mundial del SIDA y con la que la postura de la Iglesia “coincide básicamente”.

El P. Juan Antonio Martínez Camino concluye manifestando su disposición a conversar con la Sra. Ministra sobre el problema del SIDA, con la esperanza de poder colaborar fructíferamente en la lucha contra esta enfermedad.