domingo, 1 de marzo de 2009

Sífilis, la infección que volvió en el siglo XXI

.Según un estudio publicado en la revista 'The Lancet Infectious Diseases', la enfermedad ha resurgido con fuerza en Europa y Estados Unidos

Parecían aletargadas en el lado más sombrío de la sexualidad, pero no solo estaban latentes, sino que en los últimos años han recobrado un inusitado vigor. Las infecciones de transmisión sexual (ITS) han aumentado de manera 'progresiva y preocupante' en el último decenio, a pesar de que algunas de ellas parecían olvidadas.

Los agentes productores de las ITS pueden ser bacterias, virus, hongos y parásitos. La sífilis, la gonorrea y la clamidia han reaparecido con fuerza desde el año 2000 y otras, como el virus del papiloma humano, ha aumentado espectacularmente en los últimos 15 años.

La incidencia de la sífilis en España ha crecido en un 500% desde finales de la década de los noventa, según indica el Grupo Español para la Investigación de Enfermedades de Transmisión Sexual. Sus datos muestran que, mientras que en 1996 se registraron 682 nuevos casos, las cifras alcanzaron los 1.156 en 2004 y los 1.711 en 2006.

En Dinamarca, tal como muestra la investigación estadounidense, los diagnósticos aumentaron en un 50% entre 1999 y 2002; mientras que en Bélgica el incremento fue más de tres veces superior en ese periodo. Canadá, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda también registraron un importante repunte.

"Ha aumentado mucho, como lo ha hecho la clamidia o el virus del papiloma humano", apunta Fernando Vázquez, portavoz de este grupo y jefe del servicio de Microbiología del Hospital Monte Naranco de Oviedo.

En el trabajo estadounidense, los autores señalan que este aumento se ha producido principalmente entre el colectivo de varones gays sexualmente activos, las personas marginadas socialmente y con escaso acceso a los servicios sanitarios.

La investigación también señala la importancia de la interacción entra la y la infección por VIH. Ambos trastornos pueden adquirirse a través de prácticas sexuales de riesgo, y su concomitancia puede agravar la situación del paciente. "En estos pacientes con sida hay que hacer un seguimiento más cercano. Eso sí, generalmente responden bien al tratamiento con penicilina, el que se usa con la mayoría de estos enfermos", explica Vázquez.

La sífilis, una enfermedad que en la actualidad no es mortal, se produce por una bacteria, la 'Treponema pallidum', que se adquiere por contacto sexual directo. Tras el contagio, el trastorno se manifiesta en un primer momento como una lesión indolora (chancro sifilítico) en genitales, boca o labios, aunque los primeros síntomas pueden tardar en aparecer.

"En esta primera fase, la enfermedad apenas se diagnostica porque la gente no suele acudir al médico", explica Bou.

Después, en un segundo estadio, la sífilis puede presentar múltiples síntomas: irritación en la piel –sobre todo en las palmas de las manos y en las plantas de los pies-, caída del cabello, manchas, dolor de cabeza, fiebre, inflamación de los ganglios...

Y, precisamente, esta gran variedad de sintomatología puede despistar a un profesional que no está acostumbrado a pensar en la sífilis a la hora de realizar un diagnóstico. "Ante la mínima sospecha hay que pedir estudios microbiológicos, pero muchas veces, como los síntomas son similares a los de otras afecciones esto no se hace", explica José Ignacio Martínez Salamanca, médico adjunto del Servicio de Urología del Hospital Universitario Puerta de Hierro. "Quizás habría que establecer nuevos protocolos en atención primaria para estar más alerta", remarca este experto

Los autores de la investigación publicada en 'The Lancet