miércoles, 18 de mayo de 2005

El amor y el preservativo


Lo bueno de amar a una persona, es amarla sin límites, sin barreras. Amar es algo natural en el ser humano, pues aprendemos a amar en respuesta a al entrega de nuestra madre y al cariño de nuestro padre, y es gracias a ellos que comprendemos que el amor carece de reglas y que va mucho más allá de la muerte. Sabemos que nuestros padres darían su vida por nosotros, y cuando Dios se los lleva, su amor nos acompaña hasta el último suspiro de nuestra vida.

El amor entre un hombre y una mujer, ha de ser igual de intenso. Como hombre casado y con dos hijas, os puedo asegurar que la felicidad solo se encuentra cuando tu único empeño importante en esta vida, es conseguir la felicidad de aquellos que te rodean y amas. Así que el coito, es solo la guinda del pastel matrimonial ¿El preservativo?... ¡Maldita sea! ¡Otra vez hemos metido el pastel en el horno y no le hemos sacado el plástico a la cereza!!

…¡Perdón! ¿El preservativo?, el preservativo limita físicamente el goce del coito, e incluso psicológicamente, pues alguien que necesita del preservativo, es que no se fía de ti, de tu salud o que no te quiere para siempre… ¿Qué es para qué? ¿¡PARA NO TENER HIJOS?! ¡¡QUÉ DISPARATE!! ¡Yo tengo dos niñas y quisiera seis! (Entre nosotros y ahora que no nos escucha mi mujer), ¡mis hijas son el chocolate del pastel!.

EFRÉN