sábado, 28 de junio de 2008

Los precios de los tratamientos antirretrovirales son criminales

Champaklal Jinabhai: “Los precios de los tratamientos antirretrovirales son criminales”

Champaklal Jinabhai, surafricano de antepasados indios, es especialista en salud pública, además de decano de la Escuela de Salud Pública, Universidad Nelson Mandela. En su intervención en el Campus de Excelencia, ha recordado que la mayor parte de las personas que viven con VIH en todo el mundo, así como la mayoría de las que mueren por sida, se localizan en el África subsahariana. En su experiencia, la mejora se maximiza cuando se consigue proporcionar a los pacientes tratamiento antirretroviral pero sin abandonar la labor preventiva. También ha desmentido que el sida en África sea la enfermedad de los pobres: “Lo que ocurre es que los más adinerados reciben terapia en centros privados, cuyos datos no se incorporan a las estadísticas nacionales, dejándolas así sesgadas”.

Alain Ochoa. Las Palmas 27/06/2008

- ¿Qué opina de que algunos países desarrollen fármacos genéricos para el sida?
Hay controversia por la fabricación de esos genéricos, desde luego... pero son más baratos y más accesibles al público. La situación actual, en que las multinacionales tienen la patente y piden precios exorbitantes por los tratamientos, es algo criminal, totalmente inaceptable. Va contra toda norma de solidaridad internacional y de moralidad. Lo que estamos haciendo con la ayuda de organismos como Onusida es convencerles de que vendan a precios más bajos en ciertos países con alta prevalencia, sobre todo en África. No sé cuánto durará esto.

- ¿Qué lecciones aprendidas en Suráfrica pueden ser de utilidad para Europa en el manejo del VIH?
Sobre todo la importancia de la vigilancia. A nivel global, como se ha visto con el SRAS y el H5N1, se requiere una buena red de vigilancia y alerta, un instrumento que pueda detectar cambios en los patrones epidemiológicos. Es un aspecto todavía débil en el plano internacional y podemos contribuir a él porque hemos debido desarrollar poderosos sistemas de salud pública y de atención primaria para controlar la enfermedad.

- ¿Tiene esperanzas en ver una vacuna?
En la última conferencia internacional, en Toronto, todos los científicos siguieron diciendo que aún está lejos, le falta al menos una década. Es algo con lo que no podemos contar.

- Ustedes tuvieron problemas con sus líderes religiosos al implantar ciertas medidas preventivas. ¿Cómo cree que debe relacionarse en esos casos la ciencia y la religión?
Lo importante es comprender que las intervenciones de un tipo y de otro no son excluyentes, todas tienen su papel. Nuestra elevada prevalencia nos obligó a una campaña en favor del preservativo, pero está claro que el problema del sida es psicosocial, no se resuelve sólo con médicos sino que necesita cambios de comportamientos, igual que otras muchas patologías que derivan del uso de tabaco o de una mala nutrición, por ejemplo.

Con la progresiva occidentalización se pierden algunos valores sociales tradicionales y eso puede ser un problema porque estos valores ayudan a mantener a la gente en conductas sexuales más seguras y, por ejemplo, en menores consumos de alcohol, cuyo abuso es a su vez un factor que aumenta los comportamientos de riesgo.

- ¿Cree que la inmigración puede transmitir enfermedades, como se dice a veces?
Hay algunos inmigrantes que llegan de forma ilegal y eso no es aceptable, crea fricción con los ciudadanos autóctonos. Pero otros vienen con habilidades que no se encuentran ya en Europa o Estados Unidos, que se han beneficiado de esa mano de obra. Lo ideal sería un marco regulatorio internacional que evitara las consecuencias negativas de la inmigración, entre ellas la fuga de personal cualificado que es contratado por países ricos y que contribuye a mantener el subdesarrollo de los países de origen. Si ustedes importan médicos de otros países, están dejando a esos lugares sin médicos.

- Usted ha mencionado que debido al sida están enfrentándose a una variante de la tuberculosis que es resistente a todos los antibióticos conocidos. ¿Cuál es su extensión?
La tuberculosis es una enfermedad del siglo XVIII y XIX y casi se había erradicado en el XX. A finales del siglo vimos que la expansión de la epidemia del sida convertía a estos pacientes en más susceptibles de padecer tuberculosis. Y, por motivos que aún no tenemos claros, sufren vertientes más virulentas, lo cual no sólo reduce su esperanza de vida sino que genera más resistencias farmacológicas.

Así, tenemos una cepa de TB multirresistente y en los últimos años una cepa llamada XDR, extremadamente resistente, que requiere muchos más tratamientos para reaccionar. Desde un punto de vista de salud pública, es un problema muy serio y nos está llevando a utilizar medidas de cuarentena.

- ¿Se ha logrado contener o se está extendiendo?
Por ahora se ha contenido. El potencial para su expansión internacional existe, debido a factores como el transporte aéreo de pasajeros, pero por ahora la situación se ha estabilizado.

- ¿Diría que es un problema mayor que la gripe aviar, que tal vez ha acaparado más titulares?
No: desde una dimensión de salud pública, la gripe aviar es peor. Es más difícil controlar contagios en aves que en humanos, primero porque su población es mucho mayor y más difícil de controlar, y no se les puede dar educación ni nada por el estilo. En cualquier caso la lección de la gripe aviar, del SRAS, es la necesidad de cooperación internacional al más alto nivel. Por eso son importantes iniciativas como este Campus de la Excelencia, para promover investigación conjunta, intercambio de información, etc.

- ¿Cómo está funcionando esa cooperación internacional en VIH?
Bueno, en los últimos tiempos la agenda internacional ha estado dominada por acontecimientos como el precio del petróleo, la crisis alimentaria o la llamada guerra contra el terrorismo. Para nosotros eso es importante en África, porque se han obviado importantes problemas de salud pública, como el VIH.