viernes, 25 de enero de 2013

El tratamiento antirretroviral protege de 'trastornos no-sida'


Un estudio español que publica Aids indica que la terapia contra el VIH ejerce un efecto protector frente a patología no asociada al sida.


Los pacientes con VIH tienen actualmente más eventos no-sida, como depresión, tumores, problemas cardiovasculares o renales, que los propios eventos producidos por la infección, según datos de la cohorte nacional de la Red de Investigación Cooperativa en VIH/Sida que se publican en el último número de la revista Aids. En el estudio, llevado a cabo en la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario de Elche, en Alicante, se demuestra que el tratamiento antirretroviral tiene un efecto protector frente a esos eventos no relacionados con el sida.

"El tratamiento antirretroviral ha cambiado de forma drástica el pronóstico de las personas con infección por VIH, y en la actualidad las enfermedades oportunistas relacionadas con la inmunodeficiencia (eventos sida) son muy poco frecuentes. Al mismo tiempo, se están observando cada vez más casos de patologías que no están directamente asociadas con el deterioro inmunológico (eventos no-sida) y que son equiparables a los que ocurren en población seronegativa", explica Mar Masiá, directora de un estudio multicéntrico llevado a cabo en el marco de la cohorte nacional contemporánea CoRIS desde el hospital ilicitano.


Características 
El objetivo de esta investigación clínica es conocer la frecuencia, características y mortalidad por eventos no-sida que presentan las personas que se diagnostican por infección VIH en España, incluyendo diagnósticos muy recientes que aún no han comenzado ningún tratamiento antirretroviral.

En CoRIS participan 28 centros de 13 comunidades autónomas que desde 2004 recogen información sobre eventos cardiovasculares, neoplásicos, renales, hepáticos, psiquiátricos, óseos y metabólicos.

Hasta febrero de 2011 se ha hecho un seguimiento medio de dos años en 5.185 pacientes y se han visto 423 eventos no-sida, lo que supone una tasa de 28,93 casos por 1.000 personas/año, "una incidencia sorprendentemente más elevada que la de los eventos sida observados en el mismo periodo", señala Félix Gutiérrez, jefe del Servicio de Enfermedades infecciosas y coautor del estudio.

Gutiérrez ha explicado que los episodios psiquiátricos son los más frecuentes, seguidos por los hepáticos, neoplásicos, renales y cardiovasculares. Entre los que afectan a la salud mental el más frecuente fue la depresión, que requiere terapia farmacológica, seguido de intento de suicidio. La cirrosis encabeza la frecuencia en alteraciones hepáticas, mientras que en cáncer la mayor incidencia se debe a tumores de pulmón, linfoma no Hodking y cáncer de cabeza y cuello. La mortalidad por estos eventos supuso el 28,9 por ciento de todas las muertes durante el periodo de seguimiento, siendo las principales causas de muerte los tumores y los eventos hepáticos.

Otras variables 
"Uno de los principales resultados del estudio es que al investigar los factores que se asociaban con las enfermedades no relacionadas con el sida se encontró que el tratamiento antirretroviral era un factor protector especialmente de eventos psiquiátricos y renales, junto a otros factores protectores, como la transmisión por vía sexual del VIH y un mayor nivel de estudios.

Por el contrario, estos eventos se desarrollaron con más frecuencia en individuos de mayor edad, en los que tenían un bajo recuento de linfocitos CD4 a la hora del diagnóstico y en los que presentaban una mayor carga viral", ha explicado Masiá.

Fuente de morbimortalidad
Félix Gutiérrez hace hincapié en que éste es el primer estudio que evalúa el desarrollo de los eventos no-sida en los pacientes que son diagnosticados en la era actual de infección por el VIH. Los resultados indican que son una causa frecuente de morbimortalidad en pacientes recientemente diagnosticados de infección por el VIH, incluso durante los primeros meses tras el diagnóstico, y su importancia es mayor que la de los eventos relacionados con la enfermedad. "Un hallazgo importante es que la terapia anti-VIH, que evita el desarrollo de eventos sida, también protege de la aparición de estos eventos no-sida, lo que apoya el inicio cada vez más precoz del tratamiento en las personas a las que diagnosticamos de infección por el VIH", apostilla Gutiérrez. La cohorte es una de las plataformas de la Red Temática de Investigación Cooperativa de VIH/Sida del Instituto Carlos III, en Madrid.


Comite Independiente AntiSida

Células inmunes a la infección del VIH


Según un estudio publicado en Molecular Therapy, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford (EEUU) han descubierto un nuevo método para diseñar células clave del sistema inmunológico para resistir a la infección por VIH.


El genoma editado se realizó en un gen que utiliza este virus para adentrarse en las células T. Al desactivar un gen receptor e insertar otros genes que resisten al VIH, el virus bloquea la entrada de las células, impidiendo así la destrucción del sistema inmunológico, según Mattheww Porteus, profesor asociado de Pediatría de la Universidad de Stanford y hematólogo y oncólogo pedíatrico en el Hospital Infantil Lucile Packard.

Porteus añadió que esto podría acabar sustituyendo al tratamiento farmacológico. "Proporcionar a una persona infectada con células T resistentes no curaría la infección viral, sin embargo, se les proporcionaría un conjunto protector de células T para mantener controlado el colapso inmune que da lugar al sida", afirmó Sara Sawyer, coautora del estudio y profesora de Genética Molecular y Microbiología de la Universidad de Texas en Austin (EEUU).

El virus entra en las células T y se acopla a una de las dos proteínas de superficie conocidas como CCR5 y CXCR4. Existe un pequeño número de personas portadoras de una mutación en la proteína CCR5 que los hace resistentes al VIH. De este modo una paciente con leucemia y sida fue curada del VIH al recibir un transplante de médula ósea de un donante que tenía el gen resistente a esta proteína.

Científicos de Sangamo BioSciences en Richmond, California (EEUU), han desarrollado una técnica que utiliza una proteína que reconoce y se une al gen de la proteína CCR5, modificado genéticamente para imitar la versión natural de resistencia. Para ello se usa una nucleasa dedos de zinc, una proteína que puede dividir piezas de ADN, utilizada para inactivar eficazmente el gen del receptor.

Los investigadores de Stanford utilizaron un método similar, pero con una pequeña variación: la misma nucleasa desde cero en una sección no dañada de ADN del receptor CCR5. Según explicó Porteus, se creó una ruptura de la secuencia y mediante edición genética se pegó en tres genes conocidos para conferir resistencia al VIH, que ayudaron a proteger a las células de la entrada del VIH a través de las proteínas CCR5 y CXCR4.

Entre las posibles desventajas de esta estrategia, Porteus señala que a pesar de que la nucleasa está diseñada para crear una ruptura en un lugar puntual, podría provocar una ruptura en cualquier otro, lo que daría lugar al cáncer o a la aberración de otra célula.

Sin embargo, cree que ambos problemas son técnicamente superables, por lo que apuesta por probar esta estrategia en células T procedentes de pacientes de sida y luego pasar a la experimentación animal. Así, este investigador espera comenzar los ensayos clínicos en tres años u cinco, y confía en poder adaptar estas técnicas para luchar contra enfermedades como la anemia de células falciformes.



Comite Independiente AntiSida

jueves, 24 de enero de 2013

miércoles, 23 de enero de 2013

El tratamiento del VIH justo después de su infección retrasa los daños sobre el sistema inmunológico


Según un estudio publicado en New England Journal of Medicine, un tratamiento antirretroviral de 48 semanas administrado en fases tempranas de la infección por VIH ralentiza la aparición de daños en el sistema inmunológico y retrasa la necesidad de tomar el tratamiento a largo plazo.


El estudio, que es el más amplio en su categoría, muestra que el tratamiento reduce la cantidad de virus en la sangre hasta sesenta semanas después de detenerlo, un hecho que reduce potencialmente el riesgo de transmisión.

SPARTAC (Short Pulse Anti-Retroviral Therapy at HIV Seroconversion) es un ensayo clínico aleatorio que se desarrolló durante más de cinco años e involucró a 366 adultos, mayoritariamente mujeres y hombres heterosexuales de 8 países.

Se financió a través de Wellcome Trust (Inglaterra) y lo coordinaron investigadores del Imperial College London y la Unidad de Ensayos Clínicos del Medical Research Council (Inglaterra), con la participación de la Universidad de Oxford para la investigación inmunológica. El único participante español fue el Servicio de Enfermedades Infecciosas y Sida del IDIBAPS- Hospital Cliníc de Barcelona, dirigido por Josep Maria Gatell, principal investigador del equipo y miembro del Comité Directivo de SPARTAC.

Todos los voluntarios de este ensayo clínico fueron identificados durante los seis meses posteriores a la infección por VIH y se distribuyeron al azar entre un grupo que recibió antirretrovirales durante 48 semanas, otro que lo recibió durante 12 y un último que no recibió medicación (el último grupo corresponde a la práctica estándar actual en el tratamiento del VIH cuando se detecta la infección). Los investigadores midieron el tiempo que tardó cada voluntario en alcanzar unos niveles de células T CD4 inferiores a las 350 células por milímetro cúbico y/o comenzar la medicación con antirretrovirales de por vida.

Los resultados apuntan que, de promedio, los participantes que no habían recibido el tratamiento antirretroviral inmediatamente debían comenzar con el tratamiento definitivo de 157 semanas después de la infección. Los del grupo que habían recibido un tratamiento de 12 semanas justo después de la infección tuvieron que empezar el tratamiento definitivo de promedio al cabo de 184 semanas después de la infección. Por último, los voluntarios que recibieron antirretrovirales durante 48 semanas pasaron 222 semanas sin tener que empezar el tratamiento a largo plazo- un retraso de 65 semanas.

Por otro lado, los participantes del grupo que recibió 48 semanas de tratamiento inicial presentaron durante todo el estudio unos recuentos de células T CD4 más elevados que los de los otros dos grupos, reduciendo potencialmente el riesgo de desarrollar infecciones secundarias como la tuberculosis.
Los investigadores no encontraron evidencias de que comenzar el tratamiento durante los seis meses posteriores a la infección pudiera producir resistencias en el virus o que su suspensión provocara muertes inesperadas o daños en el sistema inmunológico.

Sarah Fidler, doctora del Imperial College London, dirigió el estudio y declara: "Estos resultados son prometedores y sugieren que un tratamietno que dure un año para gente recién infectada por el VIH podría tener algunos beneficios tanto sobre su sistema inmunológico como en el control del virus."


Comite Independiente AntiSida

lunes, 7 de enero de 2013

Entrevista a la mozambiqueña Artemisa Chiziane, activista del proyecto DREAM


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Dirigirse a África con una mirada de esperanza es posible. Dream lo demuestra. Acrónimo de Drug Resource Enhancement against Aids and Malnutrition, desde 2000 es el programa de la Comunidad de San Egidio para la curación del sida en África. 

El sueño es una nueva visión del continente, lejana de los estereotipos y del afropesimismo. Esta vez para África se ha elegido la excelencia de la asistencia, adoptando estándares occidentales. El programa es gratuito, precisamente para superar la extrema dificultad de acceso para las poblaciones a los centros de salud y a los medicamentos. El 1 de diciembre, con ocasión de la celebración del Día mundial de la lucha contra el sida, Benedicto XVI hizo un llamamiento a favor de cuantos están afectados de esta enfermedad, en particular los niños que cada año contraen el virus de sus propias madres, aunque existen terapias, para impedirlo. La primera experiencia concreta de Dream se realizó en Mozambique, convirtiéndose en un modelo practicado eficazmente en otros países de África subsahariana: Angola, Camerún, Guinea, Guinea Bisáu, Kenia, Malaui, Nigeria, República Democrática del Congo y Tanzania. 

Dream ha cambiado significativamente la vida de muchos pacientes, en particular mujeres, implicándolas directamente en la difusión del programa. En Mozambique un grupo de mujeres seropositivas ha fundado la asociación «Mujeres para el sueño». Artemisa Chiziane es una protagonista de este sueño.

¿Cuándo y en qué ocasión ha conocido el centro Dream?

Era 2005. Durante mi embarazo fui para una visita médica al centro de salud de mi barrio, Matola 2. Debí hacer el test del sida, porque de otro modo no habría sido posible abrir la historia clínica. Éramos diez mujeres: siete resultaron seropositivas, incluida yo. No fue fácil afrontar esta noticia. Estaba muy asustada, pero no lograba llorar, porque ya había notado los primeros síntomas de la enfermedad, por tanto, no tuve ninguna duda cuando me comunicaron el resultado. Hice todos los análisis en el centro Dream y el médico decidió que tenía que iniciar inmediatamente el tratamiento antirretroviral, la así llamada triterapia, para evitar la transmisión del virus a mi hijo.

¿En qué consiste el programa Dream?

Se trata de una acción completa de control, prevención y tratamiento, o sea, de lucha global contra la infección del sida. Para la Comunidad de San Egidio es fundamental el valor de la persona, y Dream nace con el objetivo de conjugar prevención y terapia farmacológica del sida también en África subsahariana, tal como sucede en Occidente. El principio es que no basta prevenir, sino que es necesario salvar vidas, mientras que el objetivo de la terapia para las mujeres embarazadas es garantizar una generación libre del sida.

¿Por qué precisamente Mozambique?

La Comunidad de San Egidio está histórica y profundamente ligada a Mozambique, por haber facilitado los acuerdos de paz firmados el 4 de octubre de 1992.

¿Cuáles son los principales desafíos que la Comunidad de San Egidio debe afrontar?

El mayor éxito ha sido hacer nacer diez mil niños sanos de madres seropositivas en Mozambique, así como haber salvado a las madres gracias a la terapia antirretroviral. Es como mi historia. Pero es necesario que este milagro sea aún posible para todas las madres seropositivas. Hoy el gran desafío es trabajar juntos en el ministerio de Salud para dar esta esperanza a todos. El modelo debe llevarse a todas las provincias, para ayudar a las mujeres a tener hijos sanos. Es necesario salvar a las madres, especialmente en las zonas rurales, donde la población no tiene acceso a los medicamentos y no dispone de hospitales en las cercanías ni información adecuada. Las personas que todavía se dirigen a los sanadores, los curandeiros, si tuvieran una información correcta por parte de las activistas de Dream, cambiarían de idea: ¡las creencias pueden cambiar, la mentalidad puede cambiar!

¿Cómo ha nacido el movimiento de las activistas y cuán importante es esta figura, a la que acaba de aludir?

Soy una activista muy orgullosa de serlo. Se trata de una tarea delicada, porque nosotros activistas nos relacionamos directamente con los pacientes, trabajando en primera línea. Alentamos y apoyamos a los enfermos y a sus familias. Vamos a sus casas, prestando un servicio de orientación en varios niveles: alimentación, higiene, correcta suministración y toma de medicamentos y apoyo psicológico. Garantizamos una presencia constante en todos los centros Dream, para acoger a los enfermos que llegan por primera vez y deben iniciar la terapia antirretroviral, infundiéndoles fuerza y valentía. Participamos en las campañas de información, ya sea en los barrios ya sea en los lugares de trabajo. Somos el ejemplo viviente de que es posible vencer la batalla contra el sida.

¿Qué ha aprendido de su historia personal y cómo ha cambiado su visión de la vida? ¿Y qué papel desempeñan la formación y la educación?

He encontrado energías nuevas y una esperanza que no tenía antes de la enfermedad. He descubierto sobre todo la fuerza del amor que me lleva a ayudar a los demás con sentido de responsabilidad, dedicación y disciplina. He aprendido que los antirretrovirales son para mí el sol del futuro. Con respecto a la formación, todos los años nosotras las activistas frecuentamos un curso de actualización. Creo además que la educación es fundamental, no solo la educación sanitaria, sino sobre todo la educación moral y cívica, la educación personal, porque devuelve, promueve la dignidad. Ser seropositivos no significa el fin de la vida.

En este momento, ¿qué trabajo realiza?

Soy coordinadora del centro de nutrición de Matola. Nuestro centro es frecuentado diariamente por cerca de ochocientos niños. Tenemos también un parvulario, a escolinha, frecuentado en su mayor parte por «niños Dream», nacidos gracias al programa. En nuestro trabajo nos ayudan los adolescentes que precedentemente frecuentaron el centro, y este intercambio es muy importante para los niños.

¿Qué papel pueden desempañar las mujeres mozambiqueñas y, en general, las mujeres africanas en la lucha contra el sida? ¿Cómo pueden contribuir a cambiar el destino de África?

Nosotras las mujeres somos los pilares de la sociedad en cualquier rincón del mundo. Por doquier somos portadoras de vida y de esperanza, pero el flagelo del analfabetismo femenino en África representa todavía uno de los mayores frenos para el desarrollo. Podemos cambiar nuestro destino solo a través del conocimiento, la instrucción, la educación de los hijos y de los esposos, la formación profesional y el trabajo. Según un antiguo proverbio africano, ¡quien educa a una mujer educa a una nación!

A la luz de su experiencia, ¿qué valor tienen la fe y la esperanza?

El valor de la esperanza es la vida que he tenido hasta ahora. No estaría viva, sino no hubiera tenido paciencia y fe. El diálogo diario que mantengo con Dios me da la fuerza para ayudar a los demás.

¿Cuál es el sueño de su hijo más pequeño, Hilário?

Tiene apenas siete años, y por ahora no habla de sueños, pero ciertamente los tiene. Nació sano gracias al programa Dream, y espero que pueda estudiar medicina, para poder ayudar a las personas que sufren.

Artemisa Chiziane, nacida en Mandjakaze (Gaza), Mozambique, el 14 de octubre de 1978, se trasladó de pequeña con los padres a Maputo a causa de la guerra civil. Madre de cinco hijos, el más pequeño de los cuales Hilário, nació sano gracias al Programa Dream. Vive en Boane (periferia de Maputo) con sus tres hijos menores. Activista del Programa Dream, es coordinadora del Centro de nutrición de la Comunidad de San Egidio en Matola (Maputo). Su deseo es convertirse en enfermera. 

Alicia Lopes Araújo
Publicado en LOR


miércoles, 2 de enero de 2013

Se nos dijo que bajarian los abortos y las enfermedades sexuales...


Con la nueva ley de Salud sexual y reproductiva se nos dijo que bajarían los abortos y las enfermedades sexuales...
Cuando en julio de 2010 entró en vigor la nueva ley de Salud Sexual y Reproductiva,  del gobierno de Rodríguez  Zapatero, se dijo a la ciudadanía que el objetivo era reducir el número de abortos, gracias a la mejor educación sexual, a la mayor difusión de los anticonceptivos y a la venta libre de la “píldora del día siguiente” (PDD).  Con ese arsenal anticonceptivo, el éxito estaba garantizado. 
Pues si la ley tuviera un periodo de garantía, habría que devolverla. Los datos ahora conocidos correspondientes a 2011 sólo revelan aumentos: los abortos suben un 4,5% hasta alcanzar el récord de 118.359, lo que equivale a uno por cada cuatro nacidos vivos; la tasa de abortos por 1.000 mujeres entre 15 y 44 años sube a 12,44, la más alta nunca registrada; incluso el número de centros que perpetran abortos aumenta también de 146 a 172, lo que parece indicar que con la nueva ley ha habido cierta expansión del negocio. 
Tampoco es extraño que las cifras marquen esta tendencia ascendente. Si una conducta pasa de ser considerada teórico delito a derecho, lo raro sería que disminuyera. El efecto preventivo de la PDD también se ha revelado ilusorio*. Algún aborto habrá evitado la píldora, pero en grandes números no son fenómenos alternativos, sino que más bien tienden a crecer juntos. Los datos correspondientes a 2010 indicaban ya que la venta de la PDD había crecido un 83%, y también en ese año volvió a aumentar el número de abortos. Más bien da la impresión de que la fácil disponibilidad de la PDD contribuye a aumentar las conductas de riesgo, al dar una sensación de arma de último recurso.
Si en cualquier otro problema de salud pública se observara tal disparidad entre objetivos y resultados, pocos dudarían de que había que cambiar de estrategia. Sin embargo, en el tema del aborto ha imperado hasta ahora el “más de lo mismo”, con la ilusoria esperanza de que la realidad se adapte a nuestros deseos. El gobierno de Rajoy, que viene anunciando que va a cambiar la ley, puede encontrar en estas cifras nuevos motivos para cargarse de razón.
Infecciones en aumento
En la sociedad actual ninguna autoridad sanitaria se atrevería a “estigmatizar” determinadas prácticas sexuales. Pero desde el punto de vista de la salud pública da la impresión de que no todas son igualmente sanas. Así en Francia, según informa Le Monde (12-12-2012),  hay preocupación por  el resurgimiento de enfermedades de transmisión sexual –aparte del SIDA– hasta ahora poco frecuentes. 
La sífilis, que estaba casi olvidada, ha vuelto a surgir en este siglo y el número de casos ha crecido hasta 751 en 2011. Aparece sobre todo en homosexuales o bisexuales, y en el 38% de los casos coexiste con la infección por VIH. 
El número de infecciones por Chlamydia trachomatis, la más frecuente de las enfermedades de transmisión sexual, va en aumento, tanto en el hombre como en la mujer. Más del 10% de las mujeres de 18 a 25 años sufren esta infección, contra una incidencia del 4% en 2005. La enfermedad suele permanecer asintomática, y si no es tratada puede suponer riesgos desde inflamación de las trompas hasta esterilidad. 
El número de infecciones por gonococos crece marcadamente desde hace diez años: en 2009 afectó de 15.000 a 20.000 hombres. Y si antes se limitaba sobre todo a los homosexuales, ahora afecta también a mujeres heterosexuales. 
Los especialistas consultados por Le Monde piensan que estas cifras están por debajo de la realidad, pues no tienen en cuenta las consultas en medicina general. Atribuyen la mayor prevalencia de la enfermedad al aumento del número de parejas sexuales y a la frecuencia de prácticas de riesgo con escasa “fidelidad” al preservativo. Para complicar más las cosas, se advierte una resistencia creciente de la infección por gonococos al tratamiento con los antibióticos hasta ahora utilizados
Habida cuenta del fracaso de campañas centradas sólo en el preservativo, cabe preguntarse si no ha llegado el momento de romper el tabú para informar sobre los riesgos de la promiscuidad sexual.

* La Pildora del Día Después tiene un mecanismo abortivo. Solo en el caso de que no se hay producido una fecundación, puede ser simplemente anticonceptiva. N de T