sábado, 5 de abril de 2008

EL PELIGRO DEL CANNABIS

EXPERIMENTO | EL PELIGRO DEL CANNABIS

Un mes fumando porros

Desarrolló una psicosis superior a la de personas esquizofrénicas. Perdió capacidad de concentración. No podía pensar. Tenía paranoias. Engordó, atraída por la comida basura. El experimento vivido por una periodista inglesa

NATASHA COURTENAY-SMITH. Londres
¿Repetiría?. Esta mujer fumó cannabis durante un mes para un experimento. Ya no lo haría. "Fue aterrador", dice.
¿Repetiría?. Esta mujer fumó cannabis durante un mes para un experimento. Ya no lo haría. "Fue aterrador", dice.

Unas pocas caladas de un cigarrillo de skunk, una variante fuerte del cannabis, bastaron para que Nicky Taylor perdiera el control. Cuando la droga hizo efecto, se volvió incapaz de hacer nada, salvo mirar ansiosamente a su alrededor. Experimentó una combinación de paranoia, miedo y desasosiego.

La experiencia, vivida hace apenas un mes por la periodista, formaba parte de un documental con el que la BBC británica quería investigar hasta qué punto puede ser dañino fumar diferentes variedades de drogas, trance que Nicky, una mujer divorciada y madre de tres niños, recuerda ahora con amargura. "Me sentí absolutamente aterrorizada. Estaba tan asustada que simplemente no podía ni levantarme de la silla". Y no sólo eso. "De pronto me pareció que todo el mundo me odiaba. Sin duda, ése ha sido uno de los momentos más horribles de mi vida". Habían pasado más de 20 años desde que Nicky fumó cannabis por primera vez, cuando todavía era estudiante. Ahora se trataba de averiguar cuáles son los verdaderos efectos que la droga provoca en su cabeza y en su cuerpo y, por extensión, saber qué sienten los millones de británicos que la consumen habitualmente. Unos 15 millones la han probado en alguna ocasión y hasta cinco millones de adictos lo fuman casi a diario.

No faltarán quienes pongan en duda el buen juicio de Taylor por someterse a semejante ensayo. Y más aún porque se trata de una madre de tres niños. En una determinada fase de su investigación, las pruebas científicas demostraron que, por culpa del cannabis, había desarrollado un grado de psicosis muy por encima de la observada en individuos aquejados de esquizofrenia. Es más, incluso un consumo moderado puede producir a medio plazo depresión y perturbaciones del sueño.

"Como madre, mi intención era averiguar qué les espera a mis hijos si probaran el cannabis", justifica Nicky, que vive con Freya, de 9 años, Millie, de 8, y Harry, de 6. "Además, quería saber si es verdad que la droga te conduce a la locura". Así que se fue a Amsterdam y comenzó a trabajar a tiempo parcial en una de las cafeterías autorizadas a vender droga. Un porro al día durante un mes y alguna inyección de THC puro, el principio activo del cannabis. "Todo aquello hizo que me sintiera a años luz de la sensación de vértigo inocente que experimenté cuando fumé un poquito en mi época de estudiante". Sin embargo, al despertarse a la mañana siguiente la paranoia se había disipado y Nicky decidió seguir adelante. "Me había quedado como aturdida, como si mi cabeza estuviera funcionando mucha más lenta de lo habitual. No sentía ninguna motivación y lo único que me apetecía era volver a meterme en la cama".

Para comprobar hasta qué punto se había deteriorado su capacidad de concentración, la mujer se impuso a sí misma la tarea de montar un armarito que venía embalado en una caja. Primero sin haberse fumado su porro y luego bajo la influencia del cannabis. Cuando todavía no había consumido la droga, el trabajo le resultó francamente sencillo. Pero cuando ya estaba colocada, la cosa fue muy diferente. "Terminé en el sofá, sin sentido, con todas las piezas del armarito esparcidas alrededor. La droga había acabado por completo con mi capacidad para pensar".

Esta "amnesia mental", como Nicky la describe, iba a terminar por hacérsele familiar. Lo que habitualmente le ocurría a diario, dependiendo de lo fuerte que fuera el cannabis que se hubiera fumado, era que o caía a velocidad de vértigo en la depresión y la paranoia o simplemente se caía redonda, sin sentido, y tenía que irse a la cama. "Había noches, sobre todo después de fumar skunk, que tiene un contenido muy alto en THC*, que no podía dormir de ninguna manera y no hacía más que andar de un lado a otro dentro de mi habitación, poniéndome cada vez más y más paranoica", explica.

CEREBRO VISCOSO

Después de un mes fumando cannabis a diario, "sentía como si mi cerebro se hubiera convertido en un líquido viscoso". Si Nicky tenía la impresión de que el cerebro se le iba quedando más pequeño, su cintura en cambio no dejaba de crecer. Engordó más de tres kilos en el curso de la investigación debido a la tendencia que genera la droga a sentir antojo por la comida basura. Aunque no es lo peor.

Lo más alarmante de todo estaba en su cerebro. Tras responder a una serie de preguntas para evaluar su estado mental, en la que un resultado de cuatro puntos o más indica que se padece una psicosis importante, Nicky se vino abajo. Se había anotado 14 puntos. "No me lo podía creer. Me resultaba terrorífico pensar que yo estaba experimentado un grado de psicosis superior al de un esquizofrénico". Nicky proclama firmemente que jamás volverá a tocar el cannabis. "La verdad es que hasta ahora no se me había ocurrido pensar que los efectos del cannabis fueran mucho más allá de los que puede causar una botella de vino, pero ahora me consta que esa impresión está muy lejos de la realidad".

Dice más la mujer cobaya: "La droga me arrastró a situaciones aterradoras a las que tengo la esperanza de no volver jamás en mi vida".



A LOS 14 AÑOS

MAYOR CONSUMIDOR. España es el país de la UE donde más cannabis se consume. El primer porro suele fumarse a los 14 años. En Cataluña, por ejemplo, uno de cada 15 alumnos de instituto fuma marihuana más de 40 veces al año, según una encuesta de la Generalitat.

"BORRACHERA CANNABICA". Se produce inmediatamente después del consumo. Provoca sequedad de boca, enrojecimiento ocular, taquicardia, descoordinación de movimientos, risa incontrolada, somnolencia, alteración de la memoria, de la atención y de la concentración..

DEPENDENCIA. Engancha al 10 % de las personas que lo prueban.

AYUDA. Actualmente, el 10,2 % de todas las solicitudes para recibir un tratamiento de deshabituación en hospitales públicos son por consumo de esta droga.

"COLOCADOS". El 27,1% de los empleados de los sectores de la construcción, el metal, la madera y los materiales de construcción, según UGT, reconocen haber ido a trabajar bajo los efectos del cannabis.

USOS MEDICOS. Se realizan de manera controlada y no tienen nada que ver con el uso recreativo del cannabis.

A DIARIO. 23 millones de europeos de entre 15 y 64 años han consumido cannabis en el último año y tres millones casi a diario.

EUROPA. Casi la cuarta parte de los adultos de la UE (unos 70 millones de personas de entre 15 y 64 años) han probado el cannabis.


Publicado en el Mundo



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