lunes, 30 de noviembre de 2009

Las infecciones oportunistas son un reto pendiente en VIH

José López Aldeguer, del Hospital Universitario La Fe, en Valencia, ha explicado en el marco del XXX Congreso de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) que el diagnóstico precoz y la diseminación de la enfermedad son dos de los problemas que se deben solucionar en VIH.


Los avances en la lucha contra la infección por VIH han sido notorios en los últimos años, aunque todavía existen retos importantes, sobre todo relacionados con reducir la propia diseminación de la enfermedad o el diagnóstico precoz, y una meta futura: la vacuna.

Según José López Aldeguer, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario La Fe, de Valencia, y moderador de una mesa sobre el VIH celebrada ayer en el XXX Congreso de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), "si algo se puede decir en estos momentos sobre la infección por el VIH es que se han conseguido objetivos a los que aspirábamos no hace muchos años".

Para el especialista, uno de los retos en el VIH es reducir la diseminación de la enfermedad. El diagnóstico precoz juega un papel esencial para que las personas ya infectadas cambien sus prácticas de riesgo y, sobre todo, su acceso precoz al tratamiento: "Las medidas preventivas y el diagnóstico precoz son la única vía para conseguir erradicar la enfermedad o reducirla a unos números testimoniales".

Terapias en combinación
Respecto al abordaje de la infección, "en el terreno farmacológico se han conseguido unas combinaciones que consiguen una carga viral indetectable". Desde el punto de vista de la eficacia virológica "es muy difícil mejorarla, salvo que se consiga un fármaco capaz de erradicar el virus, circunstancia bastante lejana".

En este sentido, el principal reto es conseguir una medicación totalmente inocua. Los tratamientos antirretrovirales cada día son menos tóxicos, "pero parecen producir efectos adversos que, a medio y largo plazo, todavía disminuyen algo la supervivencia".

Ya sea por los fármacos, el propio virus o factores desconocidos, "existen una serie de alteraciones metabólicas, relacionadas con colesterol o diabetes, por ejemplo, que pueden llegar a provocar otras consecuencias más adelante, como infartos de miocardio, arteriosclerosis precoz, etc.". Según ha señalado, "queda un margen de mejora en la supervivencia, alrededor de un 10 por ciento, para conseguir que lleguen a vivir como la población no infectada".

Falta de experiencia
Las últimas aportaciones (como los inhibidores de la integrasa o del correceptor CCR5) "aún no están incluidas en ninguna guía como tratamiento de inicio", sobre todo porque no existe suficiente tiempo de experiencia con ellas y por su elevado coste. No obstante, "ya hay estudios que demuestran utilidad, teniendo en cuenta que ya se usan habitualmente en el tratamiento de rescate".

Otro de los retos asociados al VIH es mejorar el conocimiento de los signos de envejecimiento precoz que padecen los infectados: "Aún no sabemos si se debe al virus, a la propia medicación o a otros factores".

Por último, se ha mostrado pesimista respecto a la vacuna. "Parece que aún estamos bastante lejos de conseguir una vacuna preventiva efectiva".

NO SABER SI HAY INFECCIÓN
José López Aldeguer habla de "un porcentaje significativo de personas infectadas por el virus del VIH que, por problemas relacionados con drogadicción o sociales, no acceden al tratamiento o lo realizan de modo incorrecto". Estos individuos "están ingresando mayoritariamente en los hospitales y es en ellos precisamente en quienes se manifiestan las enfermedades oportunistas o los casos de fallecimiento en el momento actual".Según ha añadido, existe una proporción importante de enfermos infectados por el VIH que en este momento no conocen que lo están; según las estimaciones, un tercio de los seropositivos españoles desconocen su situación.


Comite Independiente AntiSida

¿Por qué falla la vacuna anti-VIH basada en gp120?

Hay ciertas alteraciones estructurales que imposibilitan que los anticuerpos se unan a ciertas zonas de las proteínas de la superficie del virus del VIH. Así lo señala un trabajo que se publica en Science.


DM - 20 de Noviembre de 2009


Hasta el momento se pensaba que un lugar clave de unión en la superficie de una proteína del VIH era una diana adecuada para los anticuerpos. Pero un trabajo de los Institutos Nacional de la Salud de Bethesda, en Estados Unidos, señala que ciertas características estructurales poco relevantes en principio hacen de estas zonas un lugar inaccesible incluso para los anticuerpos más eficazmente dirigidos.

Este hallazgo, que se publica hoy en Science, ayuda a comprender por qué hasta el momento ha sido tan complicado desarrollar una vacuna efectiva contra el virus. Peter D. Kwong, del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas del citado centro estadounidense y uno de los autores del trabajo, señala que existe una localización en la glicoproteína de cubierta gp120 que se une al receptor CD4 en las células huésped. Esta zona debería ser vulnerable a los anticuerpos de neutralización que son efectivos contra esta región. Algunos afectados desarrollan anticuerpos neutralizantes efectivos contra este lugar, pero sólo representan una pequeña subpoblación.

Desvío fatal
Los investigadores han determinado las estructuras cristalográficas para dos anticuerpos de neutralización débil en complejos con gp120. Esto les ha permitido llegar a una de las principales conclusiones del trabajo: si un anticuerpo se desvía de su zona de influencia, aunque sólo sea por unos pocos angstroms, en su labor de localización de la zona elegida, provoca cambios conformacionales que evitan que el anticuerpo se una y neutralice el virus.

En la investigación también han colaborado grupos de la Facultad de Medicina de Harvard; del Instituto Oncológico Dana Farber, también en Boston; del Instituto de Investigación Scripps, en La Jolla, California; del Instituto Nacional del Cáncer de Frederick y del Instituto Ragon del Hospital de Massachusetts.

Comite Independiente AntiSida

martes, 24 de noviembre de 2009

La estigmatización social repercute en el autoestima de las mujeres con VIH

El miedo a la discriminación social, familiar, laboral y sexual es el principal estigma del VIH, según han manifestado las cerca de cien mujeres reunidas en el II Foro Nacional para Mujeres con VIH celebrado en Benidorm.





A través de sus vivencias personales las mujeres han ratificado que su día a día no es fácil y que el sentimiento de culpa aflora constantemente y es producto de la reacción negativa de la sociedad. Muchas de ellas han afirmado que se han visto obligadas a ocultar su realidad para evitar ser rechazadas. Según María José Fuster, miembro de la Asociación Amigos y responsable del área de investigación de Seisida, "estas emociones son producto de la interiorización de la visión negativa que tiene la sociedad y son expresados en términos de culpa o vergüenza". El deterioro físico se percibe como el principal factor estigmatizante de la infección y provoca en la mujer un descenso de la autoestima unido a un sentimiento de inferioridad.

En este sentido, la lipodistrofia es el principal efecto adverso secundario de la medicación y de la propia infección. Según los datos de una encuesta presentada en el I Congreso Nacional de Geisida, esta consecuencia afecta a la imagen corporal del 65,6 por ciento de las mujeres. Según Piedad Arazo, de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Miguel Servet, y Rosa Polo, jefe del área asistencial del Plan Nacional sobre el Sida, "la lipodistrofia, un efecto secundario de la medicación, es una de las mayores preocupaciones de las mujeres, que en ocasiones han preferido dejar de tomar su medicación, con las consecuencias que ello implica".

Para evitar esta situación los expertos recomiendan buscar el tratamiento más adecuado para cada caso y apoyar a las pacientes.





Comite Independiente AntiSida

lunes, 9 de noviembre de 2009

Luis Gonzaga Secondary School en Kibera -Kenya- para «huérfanos del sida»



Hay historias que sólo se entienden en el África subsahariana, donde el VIH hace estragos: niños cuyos padres han muerto por la enfermedad, o lo harán pronto. Un colegio jesuita se convierte entonces en su única esperanza.

Los alumnos de la escuela San Luis Gonzaga de Nairobi (Kenya) son, después de todo, afortunados. No porque la vida les haya tratado bien. Todos ellos ha visto fallecer de sida a su padre y a su madre, o bien a uno de los dos y pronto el otro seguirá el mismo camino. El VIH les ha dejado solos en medio de una barriada de chabolas, denominada Kibera, donde las esperanzas de un futuro normal son más bien pocas.

Y, con todo, son afortunados, siquiera sea por comparación con otros muchos lugares del continente donde los jesuitas (u otra congregación u orden religiosa de la Iglesia) no han podido poner en marcha un proyecto como éste.

Se fundó en diciembre de 2003 y se ha establecido como una referencia en la ciudad. El enclave chabolista de Kibera, con un millón de habitantes, es el mayor del África subsahariana, pero ya presume de sus jóvenes de uniforme verde y corbata. Son ahora 270 estudiantes, y en noviembre de 2006 se graduaron los veinte pioneros.

En mayo de este año se comenzó la construcción de un nuevo edificio para ampliar a 420 alumnos la capacidad del centro, que no da abasto con la demanda. Para muchos padres o madres que han visto caer a su pareja víctima del sida, y saben que a no mucho tardar les espera el mismo destino, ver a su hijo o a su hija entrar en St. Aloysius da sentido a los años robados por la pandemia y constituye un alivio mayor que el mejor fármaco al que puedan tener acceso... si lo tienen.

Este colegio es en buena medida tributario de la provincia jesuita de Chicago y de alguien que es ya un héroe local, el padre Terry Charlton, capellán de la institución y misionero en Kenya desde 1990. Con él los jesuitas recuerdan la historia de su patrón, San Luis Gonzaga (1568-1591), que suspendió su preparación al sacerdocio para atender a los enfermos de la plaga que asolaba Roma, y que a la postre le costaría la vida también a él.

El proyecto se encuentra en plena expansión. No sólo para incrementar el número de inscritos, sino para continuar apoyando a los ex alumnos una vez abandonan la escuela. «Si les dijésemos adiós una vez concluidos los estudios, les habríamos dado una falsa esperanza», afirman en San Luis Gonzaga. Por eso también recaban fondos para sufragar estudios superiores a los graduados, y para ayudarles a buscar un primer trabajo.

La serenidad con la que Raphael, Keith, Pérez, Esnas, Emily y Benjamin ofrecen su testimonio en el vídeo promocional de St. Aloysius es tan conmovedora como la esperanza que esta iniciativa, única en el mundo, ha traído a sus familias y sus amigos justo cuando los perfiles de su mundo parecían para siempre tintados de negro

RL y más información en www.sagnairobi.org





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