sábado, 5 de febrero de 2011

El sida y el preservativo II



Un problema de moral cristiana
Además, es engañoso afirmar que la Iglesia no tenga una doctrina oficial sobre el problema del SIDA y el preservativo. Aunque el Papa evita llamarlo por su nombre, los problemas morales ocasionados por el uso del condón son abordados en todas las enseñanzas relacionadas con las relaciones conyugales y la finalidad del matrimonio.

Cuando se considera el SIDA y el condón a la luz de la moral cristiana es importante tener en mente algunos puntos esenciales: el acto carnal debería tener lugar en el matrimonio monógamo entre un hombre y una mujer; la fidelidad conyugal es el mejor remedio contra las enfermedades de transmisión sexual como el SIDA; la unión conyugal debería estar abierta a la vida, a lo que se debe añadir el respeto a la vida de los demás.

¿Esposos o compañeros?
Se deduce que la Iglesia no predica una moral sexual a los “compañeros”. En vez de esto propone una moral conyugal y familiar. Se dirige a los “esposos”, parejas unidas sacramentalmente en una matrimonio monógamo y heterosexual. Sin embargo las consideraciones de los dignatarios van dirigidas a los “compañeros”, que tienen relaciones pre o extramatrimoniales, intermitentes o persistentes, heterosexuales, homosexuales, lésbicas...No se entiende porque la Iglesia, y mucho menos los titulares del Magisterio, deban -arriesgando el escándalo- socorrer a los que practican el vagabundeo sexual y sentirse responsables del pecado de quien, en muchos casos, no se interesa lo más mínimo, ni en la teoría ni en la práctica, de la moral cristiana.

“¡Pecad hermanos, pero con seguridad!” ¡Después del “sexo seguro”, tenemos ahora el “pecado seguro”!
La Iglesia y sus dignatarios, no tienen derecho a explicar como pecar cómodamente. Abusaría de su autoridad si diera consejos para llegar al divorcio, ya que la Iglesia considera el divorcio como un mal. Sería como confirmar al pecador en su pecado, mostrándole como seguir hacia adelante evitando las consecuencias no deseadas.

Por ello la consiguiente pregunta: ¿Es admisible que los dignatarios, que deberían ser custodios de la doctrina, oscurezcan la exigencia de la moral natural y de la moral evangélica, y no hagan un llamamiento a la conversión de los comportamientos?

Es inadmisible e irresponsable que los dignatarios den su aval a la idea del “sexo seguro”, usada para legitimar a los que usan el condón, cuando es notorio que esta expresión es una mentira y que lleva a la ruina. Estos ilustres dignatarios deberían, por tanto, preguntarse si están sólo incitando a las personas a burlarse del sexto mandamiento de Dios, aunque también se mofan del quinto “No matarás”. La sensación falsa de seguridad ofrecida por el condón, antes que reducir el riesgo de contagio, lo aumenta. La acusación de no respetar el quinto mandamiento se vuelve contra los “compañeros” que no usan el condón.

El argumento usado para “justificar” el uso del “profiláctico” del condón se reduce a nada, en relación a la moral natural y a la cristiana.

Sería más simple decir que, si los “esposos” se amasen de verdad, y si uno de ellos enfermase de cólera, peste o tuberculosis, deberían abstenerse de tener relaciones para evitar el contagio.

Objetivo: reinventar la doctrina

Un error de método
Al principio de este análisis hemos indicado que los dignatarios favorables al condón a menudo relacionan su arenga defensiva con causas distintas a la de los “compañeros” sexuales a largo plazo y organizados. De hecho, se utiliza este argumento para discutir toda la enseñanza de la Iglesia sobre la sexualidad humana, sobre el matrimonio, la familia, la sociedad y la Iglesia misma.

Esto explica en parte la casi total carencia de interés de estos dignatarios en las conclusiones científicas y en las ideas fundamentales de la moral natural. Y son justo estas conclusiones y las ideas básicas lo que estos dignatarios deberían tener en cuenta en sus opiniones sobre la moral cristiana.

A causa de este error de método -sea voluntario o no- los dignatarios abren el camino a un cambio de la moral cristiana. Pretenden dar la vuelta al dogma cristiano, en cuanto que se reservan el derecho, en sus opiniones, a hacer un llamamiento a la institución de la Iglesia para una reforma que avale su moral y su dogma. Así pretenden participar, a su nivel, en esta nueva revolución cultural.

A pesar de que estos dignatarios han cometido, desde el principio, un error metodológico, hacen caso omiso a estas ideas fundamentales y básicas del problema, caminando inevitablemente sobre un terreno resbaloso. Si se parte de premisas erróneas, sólo se puede llegar a conclusiones erradas. Es fácil ver hacia donde estas ideas están llevando a los dignatarios. Su forma de pensar se puede resumir en tres sofismas, que pueden ser desmontados por cualquier colegial.

Tres sofismas

El primero:
Mayor: no usar el condón favorece la difusión del SIDA
Menor: favorecer esta difusión es favorecer la muerte.
Conclusión: No usar el condón significa favorecer la muerte.

Este razonamiento tortuoso se basa en la idea de que protegerse significa ponerse un preservativo. Los compañeros pueden ser múltiples. La fidelidad no es tomada en consideración. El impulso sexual está considerado como algo irresistible y la fidelidad conyugal como algo imposible. El único modo de no contraer el SIDA es el de usar condón.

Segundo sofisma:
Mayor: El condón es la única protección contra el SIDA
Menor: La Iglesia es contraria al condón
Conclusión: Por tanto la Iglesia favorece el SIDA

Este pseudo silogismo se basa en la equivocada afirmación de la premisa mayor, que el condón es la única protección posible contra el SIDA. Se da por descontada la afirmación que se quiere demostrar; estamos en presencia de una petitio principii : un razonamiento falaz, en el cual las premisas se presentan como algo indiscutible y de las que se deducen las conclusiones lógicas. Se asume como verdadero lo que se quiere demostrar, es decir que el condón constituye la única protección contra el SIDA.

Tercer sofisma:
Finalmente un ejemplo de pseudo silogismo, uno sofisticado del cual deberían darse cuenta los dignatarios.
Mayor: La Iglesia es contraria al condón
Menor: El condón previene embarazos no deseados
Conclusión/Premisa mayor: La Iglesia está a favor de los embarazos no deseados.
Premisa menor: los embarazos no deseados llevan al aborto
Conclusión final. La Iglesia está a favor del aborto.

En definitiva, el renacimiento de la moral y eclesiología cristiana no puede esperar nada de la malvada explotación de los enfermos y de sus muertes.
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1) Extracto de  Le terrorisme à visage humain, de Michel Schooyans y Anne-Marie Libert, segunda edición, París, F.-X. de Guibert Publisher, 2008, pp. 173-179.
2) Dr Jacques SUAUDEAU, artículo “Sexo seguro” en Lexicon, Madrid, Ed. Palabra, 2004; pp.1041-1061. La edición italiana fue publicada en Bolonia, Ed. EDB, 2003.
3) Henri LESTRADET., AIDS, Propagation and Prevention. Informe de la Commisión V11 de la National Academy of Medicine, con comentarios, París, Editions de Paris, 1996.
4) ibid, p.42.
5) ibid, p.46.
6) ibid, pp.46 e ss.
7) ACI comunicado del 6 julio de 2004.
8) Léon Schwartzenberg, Interview en La Libre Belgique (Bruselas), 13 de marzo 1989, p.2.

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Monseñor Michel Schooyans, filósofo y teólogo, es miembro de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales y de la Academia Pontificia de la Vida, consultor del Consejo Pontificio de la Familia y miembro de la Academia Mexicana de Bioética. Tras haber enseñado durante diez años en la Universidad católica de San Pablo, en Brasil, se retiró como profesor de filosofía política y ética de los problemas demográficos en la Universidad católica de Lovaina, en Bélgica. Es autor de alrededor de treinta libros.

[Traducción del italiano por Carmen Álvarez]




Comite Independiente AntiSida

martes, 1 de febrero de 2011

La vacuna terapéutica reduce la carga viral en seropositivos


Un estudio realizado en el marco del proyecto Hivacat, el programa catalán para el desarrollo de vacunas contra el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), ha demostrado que un modelo basado en las células dendríticas del propio paciente logra reducir la carga viral.

Karla Islas Pieck. Barcelona 
Un modelo de vacuna terapéutica contra el sida basada en células dendríticas ha conseguido reducir de manera significativa la carga viral de los pacientes infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), según demuestran los resultados de un estudio encabezado por el Grupo de Enfermedades Infecciosas y Sida del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (Idibaps) que dirige Josep Maria Gatell en el Hospital Clínico de Barcelona.

El trabajo, que se publica en el último número de Journal of Infectious Diseases, ha estado coordinado por Teresa Gallard, del laboratorio de Inmunología de este hospital, y se ha realizado en el marco del programa catalán para el desarrollo de vacunas terapéuticas y preventivas contra el VIH (Hivacat). Además, la investigación ha contado con la colaboración internacional de equipos de la Universidad Pierre et Marie Curie, de París/Inserm (Francia), y del Instituto Nacional del Cáncer, de Maryland (Estados Unidos).

A las 24 semanas casi todos los pacientes con VIH que recibieron la vacuna habían mostrado un descenso significativo en la carga viral

El primer firmante del trabajo, Felipe García, del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Idibaps-Hospital Clínico, ha explicado a Diario Médico que es la primera vez que una vacuna terapéutica contra el sida demuestra eficacia para reducir la carga viral en casi todos los pacientes; no obstante, el descenso que se ha logrado aún resulta insuficiente para poder prescindir del tratamiento antirretroviral. "Creo que es una gran noticia, ya que hasta ahora todo habían sido fracasos".

El ensayo ha analizado datos de 24 pacientes con un recuento superior de 500 células CD4 y con una carga viral por encima de las 10.000 copias, que no habían recibido tratamiento antirretroviral. Los participantes fueron separados en dos grupos con el método de doble ciego y a la mitad de ellos se les administraron tres dosis de una vacuna elaborada a partir de células dendríticas autólogas que fueron sensibilizadas en el laboratorio contra una forma activada de su propio virus. La otra mitad, asignada al grupo control, recibió placebo.

A las 24 semanas de seguimiento se pudo comprobar que en casi todos los enfermos del brazo que recibió la vacuna se había producido un descenso significativo en la carga viral, pero en ninguno de ellos se logró que el virus fuese indetectable. Los científicos consideran que, aun así, se trata de un paso muy importante en esta línea de trabajo, ya que hasta ahora todos los proyectos con vacunas similares sólo habían conseguido una respuesta moderada en un 30 por ciento de los pacientes.

Gatell ha recordado que en el año 2005 se superó la prueba de concepto de la vacuna con células dendríticas, cuando se demostró que era capaz de controlar parcialmente la replicación viral del VIH, además de ser viable, segura y bien tolerada por los pacientes. "Ahora la respuesta es sustancialmente mejor, ya que hemos mejorado el diseño". La primera vacuna se elaboraba con un virus por cada célula dendrítica y en la versión que se está usando actualmente se incluyen mil virus por cada célula, lo que se espera que aumente la respuesta del sistema inmune.

Próximos pasos
Actualmente está en marcha un nuevo ensayo clínico que pretende mejorar los resultados clínicos mediante la administración conjunta de la vacuna y el tratamiento antirretroviral. Se han seleccionado 36 pacientes que lleven más dos años en terapia y al menos seis meses con una carga viral indetectable. El principal objetivo de estas vacunas es lograr que los pacientes portadores del VIH puedan controlar la infección y no requieran antirretrovirales de por vida.


Éxito en tiempo récord

La vacuna terapéutica contra el sida con células dendríticas se podría considerar el primer éxito tangible del programa Hivacat, a sólo tres años de su creación. Aunque todavía falta esperar los resultados de la terapia combinada con antirretrovirales, que se espera que estén listos a finales del presente año, este grupo ya es un referente mundial en esta línea de trabajo y los resultados obtenidos no tienen precedentes. El Hivacat está formado por el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, en el Hospital Germans Trias i Pujol, y el Servicio de Enfermedades Infecciosas y Sida del Hospital Clínico de Barcelona, en colaboración con Esteve, la Fundación La Caixa, y el Departamento de Salud, así como el de Economía y Conocimiento de la Generalitat de Cataluña, además de la Fundación Clínico. Este consorcio supone la primera experiencia significativa de colaboración en este ámbito entre administración, investigadores y empresa, por lo que es un ejemplo de éxito del modelo de colaboración público-privado en el sector sanitario.



Comite Independiente AntiSida