martes, 24 de mayo de 2005

A mi no me va a pasar


En el diario El Siglo de Durango (México), Gaby Vargas ha escrito el 21 de mayo de 2005 lo que podria haber sido un testimonio real, lo malo es que muchos de esos testimonios se callan. Lo mejor, el final.


Ahora no tengo testimonio. El tema no es agradable ni fácil de abordar. De hecho, nadie habla de esto, incluso ni con su mejor amigo/a. Es una cuestión penosa e incómoda pero es más común de lo que imaginamos. Difícilmente escucharemos hablar de ello en reuniones sociales, en el transporte público o a la hora del café en el trabajo. Bueno, incluso hay personas que ni al médico consultan...

Quizá se deba a sentimientos de pena, pudor, ignorancia o vergüenza, el caso es que hoy quiero informarte sobre esto que, estoy segura, a la hora del chupe, del reventón y la calentura, es en lo que menos piensas o te preocupa.

Mi intención es evitarte que algún día digas: no sabía..., Si alguien me lo hubiera dicho... Si hubiera sabido... Es fácil encontrar a quien se reconozca como una persona en recuperación de alguna adicción o trastorno alimenticio, y esto provoca, en quienes los escuchamos, una gran admiración y respeto. Sin embargo, es muy difícil o casi imposible encontrar a alguien que acepte o confiese que tiene o tuvo una Enfermedad de Transmisión Sexual o ETS. ¿Te imaginas...? Hola, soy Susana o Luis, y tengo verrugas genitales... o ¿Te quieres casar conmigo? Por cierto, tengo herpes genital, es contagioso y, en caso de tener un bebé, es posible que padezca serios riesgos de salud... Incluso dudo que haya, con excepción del Sida, terapias de grupo por tener Virus de Papiloma Humano, condilomas, clamidia, herpes, hepatitis B, sífilis, gonorrea y otras.

Padecer alguna de estas enfermedades, por lo general, es un sufrimiento que se enfrenta a solas.

Te doy un dato: ¿Sabías que en los años 50 se conocían sólo cinco enfermedades de transmisión sexual y que ahora se conocen ¡más de 50!? ¿Y que 25 de ellas son muy comunes entre los jóvenes y el 30 por ciento de éstas son incurables y para toda la vida? Además, el 80 por ciento de las ETS ¡no presentan síntomas! Así que, ¡¿cómo curar algo que no estás enterado que tienes?! Además, contagias sin saber y, a largo plazo, te puede causar infertilidad, inflamación pélvica, cáncer y hasta ¡la muerte! De acuerdo con estudios, en Estados Unidos, en las próximas 24 horas 12.000 adolescentes contraerán una ETS. Es decir, cada ocho segundos, un adolescente se infecta. ¡4.000.000 de jóvenes infectados al año! Tú dirás, Eso es allá, en México es distinto, todavía no tenemos tanta promiscuidad, o en nuestro país somos más conservadores... Ojalá. Lo malo es que aquí, con excepción del Sida, no se lleva ningún control sobre el número de personas que padecen estas enfermedades. Y desafortunadamente, día a día, copiamos más el modelo americano. ¿Sabías que también, hoy en día, cada vez mueren más mujeres debido a cáncer cervical causado por infecciones del Virus de Papiloma Humano que de Sida? ¿Que es cuatro veces más probable que contraigas una ETS a que te embaraces?

Muchos nos hemos enterado de casos en que la joven pareja, angustiada, espera afuera del laboratorio. Su mayor miedo es un embarazo. Es cierto, un embarazo no deseado es difícil, es duro, doloroso... todo lo que quieras, pero lo sobrevives.

Pero, ¿has pensado en hacerte una prueba de ETS? Piensa. ¿Has tenido relaciones sexuales con alguien que, a su vez, las haya tenido con alguien más? Si la respuesta es sí, ¡hazte una prueba de ETS! Ve a un doctor. Sácate un análisis de sangre o hazte un cultivo en un laboratorio. De hecho, se recomienda que, si estás sexualmente activo/a en una relación no monogámica, te hagas una prueba cada seis meses.

Sobre todo, quítate de la mente estas tres frases ilusorias y falsas: a mí no me va a pasar. Si no tengo síntomas, es que no estoy enfermo/a de nada. Si no hay penetración, no existe riesgo de contagio. ¡Olvídate! Estas enfermedades no sólo se transmiten a través del esperma y fluidos vaginales, sino también con el contacto de los genitales, es decir de piel a piel, a través de la saliva o de la sangre. Es por eso que los condones no son 100 por ciento efectivos para protegerte. Y una sola vez es todo lo que se requiere para contagiarte. Mentiras y verdades de las ETS Falso: - Sólo te contagias cuando practicas el acto sexual completo. - Si te lavas con frecuencia o después del acto, no te da ninguna de esas enfermedades. - Si te contagias, de inmediato te das cuenta porque te empieza a dar una comezón insoportable por todo el cuerpo. - La única enfermedad seria es el Sida, las otras se quitan con pomadas que venden en las farmacias. - En cuanto deja de picarte, ya no hace falta que te sigas curando.

Cierto: - Son muy contagiosas. - La mejor manera de evitar el contagio es no tener relaciones sexuales. - Los síntomas no son inmediatos y hay que conocerlos. Infórmate. - El único medio para combatirlas es un tratamiento prescrito por el médico. - Algunas enfermedades desaparecen por un tiempo, pero quedan latentes y, en una nueva etapa, vuelven a aparecer. - De no atenderse muchas de ellas pueden ser causa de muerte. Te invito a que te informes y reflexiones sobre esto que te acabo de contar. Piensa, cualquiera puede tener sexo, hasta los animales, y eso no te hace ni más hombre ni más mujer. En cambio, la firmeza, la integridad, el respeto a ti mismo y a los demás, sí te convierten en una mejor persona. Además, no hay nada como entregarte a quien amas sin pasado, sin miedos y sin fantasmas. ¿No crees?


EE UU investiga el empleo de menores como cobayas en ensayos de fármacos contra el sida



Niños huérfanos, infectados con el virus VIH, atendidos por la red nacional de adopciones de EE.UU., han podido ser utilizados por los científicos como cobayas para ensayar fármacos a fin de combatir el sida dentro de un programa gubernamental.La Razón L. R. S.

En la mejor tradición norteamericana, las autoridades federales de Estados Unidos investigarán los trapos sucios de un escándalo bien grande destapado por la agencia de noticias Associated Press (Ap): el uso de niños huérfanos infectados con el virus VIH, dentro de la red de adopciones. Los supuestos abusos se habrían producido en diversos estados, donde los pequeños son utilizados por los científicos como cobayas para ensayar fármacos para combatir el sida dentro de un programa gubernamental.

En principio, los investigadores, que disponían de dinero federal, trataban de acceder mediante un programa de investigación a cientos de niños adoptados supuestamente infectados para llevar a cabo un estudio controlado de fármacos experimentales. Se trataba de un ensayo clínico siempre tratando de preservar la salud de los pequeños y la seguridad de los protocolos, una práctica frecuente en la investigación para desarrollar nuevos medicamentos.

Sin supervisión. A los niños, además, se les debía proporcionar un abogado o un supervisor cuando los riesgos no fueran mínimos, pero las instituciones involucradas (algunas de tanto prestigio científico como el Hospital Children’s Memorial en Chicago o la Universidad John Hopkins), lo ignoraron, de acuerdo con la agencia.

En la práctica, afirma Ap, la supervisión muchas veces ni siquiera existió; a pesar de los terribles efectos secundarios de estos fármacos, ya conocidos en su aplicación en enfermos adultos. También a pesar del hecho de que se desconociera su seguridad en la salud de los pequeños.

La investigación se realizó en siete estados norteamericanos: Maryland, Illinois, Luisiana, Nueva York, Carolina del Norte, Tejas y Colorado. En Illinois ya se han detectado dos centenares de casos en los que a los niños no se les proporcionó supervisión acordada, y en Nueva York, 142. Diversos informes llegan a hablar de muertes por excesos de dosis, aparición de urticarias, vómitos, y caídas brutales de las células del sistema inmune. Los niños que fueron incluidos en los estudios procedían de las capas sociales más pobres, la mayoría afroamericanos o hispanos, siempre en adopción. Y la promesa de mejorar su vida con los fármacos, en muchos casos, hizo olvidar la protección que debía otorgarse a los pequeños.

Los ensayos se llevaron en los noventa. Donald Young, subsecretario auxiliar del Departamento de Salud y Servicios Humanos del Gobierno, aseguraba ayer en una audiencia que «los niños acogidos por familias son ciertamente vulnerables y no se permitirá que queden sin protección».

El problema es que las leyes varían según los estados; en algunos, como en California, la autorización para un protocolo de esta clase sólo la puede dar un juez. En otros, las leyes son aún más estrictas. «Algunos estados prohíben del todo la participación de niños acogidos en pruebas experimentales, o sólo dan permiso en nombre del niño si los padres biológicos de éste también otorgan su autorización», aseguró el funcionario. No obstante, agregó que el Gobierno de Estados Unidos considera que la prueba de medicinas en los niños es esencial para garantizar que lleguen al mercado las mejores medicinas infantiles para enfermedades como el sida.