sábado, 11 de septiembre de 2004

Hacía mucho que no me reía tanto... lean! : D

Los usan en carreteras, sombreros y almácigos

Crecen los extravagantes usos del condón





En Tailandia los convierten en hermosos tocados.

Si una persona le consulta para qué sirven los condones, seguramente usted pondrá cara de ¿me estái agarrando pal leseo? Bueno, a la luz de informaciones que llegan desde distintos puntos del orbe, estamos en condiciones de decir que la pregunta es menos tonta de lo que todos suponemos.

Es que, según estas noticias, los profilácticos sirven para mucho más que “eso”. En India, por ejemplo, se impermeabilizan azoteas, se refuerzan caminos y se tejen los míticos saris gracias al implemento de látex. En Tailandia, en tanto, bellos sombreros llevan consigo un diseño hecho en base a condones. Y en Colombia, los agricultores no encontraron nada mejor que emplearlos para la protección de las plantas de amapola, de donde se extrae la morfina, la heroína y el opio.

Un corresponsal del diario británico “The Telegraph” relató hace unos días la extravagante situación que observó en India, uno de los países más azotados por el terrible flagelo del Sida.

Esta amenaza obliga al gobierno de ese país a repartir casi mil millones de condones al año. El problema es que la mayoría de estos preservativos son acaparados por unos pocos. Y no se trata precisamente de fanáticos de las prácticas amatorias, sino de quienes les encontraron un uso más rentable.

De los millones de condones que entrega el aparato estatal, una proporción considerable es adquirida por contratistas, que los mezclan con hormigón y alquitrán, para construir caminos con superficies lisas y resistentes a grietas.

Pero hay más. En la construcción de casas, no son pocos los que extienden una cama de condones en la azotea; una manera ingeniosa de evitar la filtración de agua durante los monzones.

En los míticos saris también se pueden observar las prodigiosas propiedades del preservativo. Los tejedores de esta tradicional vestimenta india usan tres o cuatro condones diarios para lubricar el telar que están fabricando y pulir los adornos de oro y plata que éstos llevan. Todo muy exótico, claro está.

El problema, sin embargo, es para el gobierno, que ve cómo se desbarajustan sus políticas de prevención del Sida, al no poder controlar la distribución del implemento protector.

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