sábado, 2 de octubre de 2004

LÉAME, YO SOY EL SIDA

6-3-04

Si el SIDA pudiera hablar..., si el virus del sida pudiera expresarse..., en secreto nos podría revelar cosas e intenciones sorprendentes. Alguien ha grabado ese imaginario testimonio, para que ya sólo resulten atrapados los estúpidos.

Soy el personaje más popular en el mundo. Todos han oído hablar de mí aunque pocos me conocen. En realidad ninguno me conoce bien, ni yo sé quien soy. Es comprensible porque nací en 1981 y apenas tengo 23 años. Me pusieron el apodo de SIDA que es la sigla de Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida. Síndrome, que significa conjunto de síntomas de una enfermedad, inmuno, porque en el cuerpo humano hay defensas que lo protegen y no permiten que se instalen las enfermedades, deficiencia, porque debilito esas defensas y las hago ineficaces, y adquirida, porque me infiltro en una persona por contagio.

Mi concepción se inicia cuando un germen llamado Virus de lnmunodeficiencia Humano, alias VIH, penetra en la sangre y altera la función de los glóbulos blancos que tienen por finalidad defender al organismo de las enfermedades. Mi gestación dura 6 ó más años. Cuando termina mi incubación en el cuerpo humano me convierto gradualmente en su dueño y lo hago una fácil presa de las enfermedades. A las personas infectadas por el VIH se las llama portadoras o seropositivos porque, a pesar de no estar enfermas, portan el virus y pueden trasmitirlo y contagiar a otras.

Todavía no sé quienes son mis padres pero hay evidencias de que soy producto de una unión genital entre dos personas. Algunos opinan que con anterioridad pasé del animal al hombre. Mis parientes cercanos son la sífilis, la blenorragia y otras enfermedades de transmisión sexual de igual o menor cuantía. A todos los supero largamente en las consecuencias. Actualmente me ganan en difusión pero eso será por muy pocos años.

Puedo infiltrarme en una relación genital mediante el semen o la sangre: el contagio puede ser de hombre a hombre, de hombre a mujer y de mujer a hombre. El virus también puede pasar de sangre a sangre en las transfusiones sanguíneas, por inyecciones con jeringuillas o agujas infectadas y, aunque es difícil que suceda, por intermedio de instrumental quirúrgico mal esterilizado. Otra forma de infiltrarme es de madre infectada a hijo: antes, durante y después del parto. Antes, a través de la placenta, durante, mediante la sangre, y después, en el temprano amamantamiento o lactancia.

Contrariamente a lo que muchos creen, no puedo contagiar en las manifestaciones de cariño -besos, caricias o abrazos-, ni por la tos, los estornudos o la saliva, por los alimentos, el agua o tomando mate con la misma bombilla. Tampoco es posible el contagio por las picaduras de insectos ni por el uso en común de aparatos telefónicos, sanitarios o higiénicos (salvo cepillos de dientes y máquinas de afeitar) y mucho menos en las relaciones familiares, escolares, laborales o deportivas. Desgraciadamente mi campo de influencia se reduce al semen, la sangre, la placenta y la lactancia temprana.

Los más vulnerables al virus son los homosexuales, los drogadictos, los que ejercen la prostitución, los que llevan una vida de promiscuidad sexual y los niños nacidos en las circunstancias nombradas. Se estima que en algunos países el 50% de los homosexuales están infectados y que dentro de algunos años el 75% de las prostitutas portarán el VIH. También se calcula que el 25% de los bebés nacidos de madres infectadas pueden adquirir el virus.

Desde 1981 hasta el 2004 se habían notificado en todo el mundo casi 17 millones de casos de enfermos. Se sospecha que el número de portadores del VIH es de 50 millones. En España ya se han detectado 66.000 casos de sida, y se estima que hay unas 300.000 personas portadoras VIH. En estos últimos años, cada año se añaden 2.500 personas más con sida. Los humanos han descubierto medicinas que tratan de ponérmelo difícil, pero yo acabo saltándome todas las barreras, y aunque descubran una vacuna, yo ya se disfrazarme, y como si nada; eso lo aprendí del virus de la gripe, para el que ya existe vacuna, pero ...

Tengo muchos "amigos" que favorecen mi difusión. Los más apreciados son los que socavan las defensas espirituales enseñando que el placer ocupa el primer rango en la jerarquía de valores y que la libertad consiste en despojarse de toda limitación moral; los que quieren romper con la sabiduría acumulada durante milenios reduciendo las normas morales a simples pautas convencionales y afirmando que el bien y el mal son conceptos que varían de una época a otra. También son mis "amigos" los que enseñan a los niños que la masturbación "es una forma de expresar la sexualidad" y que empujan a los adolescentes de ambos sexos a unirse genitalmente; los que adoptan una actitud complaciente frente al homosexualismo y miran con simpatía la infidelidad conyugal. Otros de "mis amigos" queridos son los que pregonan una educación "permisiva" que no estimula a la superación moral. Los "amigos" nombrados son como "los bombardeos aéreos" a una posición preparando el ataque de "la infantería". Las tropas de asalto son la pornografía, las drogas, la prostitución, el alcoholismo y todo aquello que provoca o favorece la dependencia genital. También tengo valiosos "amigos" que ignoran que lo son: tratan de combatirme pero me favorecen. Son los que promueven el uso de preservativos en las relaciones genitales y patrocinan una machista reglamentación sanitaria de la prostitución. Son "mis amigos" porque dan una falsa sensación de inmunidad frente al VIH. Valoran excesivamente un frágil pedazo de goma -muchas veces ineficiente- y olvidan las pasiones que agitan a la naturaleza humana. Alcanzarán algunos éxitos aparentes, pero al acentuar la genital-adicción están preparando mis victorias futuras.

Lamentablemente también tengo "enemigos". Los más temibles son los que enseñan que el hombre vive para el Amor, que existe un orden en la naturaleza cuya vivencia permite alcanzar una plenitud integral, y que quien no sabe privarse de nada, tampoco sabe amar. Estos "enemigos" presentan a la juventud un ideal de vida en el que el sexo debe vivirse acorde a su finalidad y en la unión monogámica permanente -un solo hombre y una sola mujer paro toda la vida- y en el que la mutua fidelidad es un bien básico en la vida conyugal. También son mis "enemigos" los que buscan en la ciencia los medios para combatirme y los que prestan asistencia médica y moral a los que me sufren. Los que más me preocupan son los que llevan consuelo y fortaleza a los enfermos e impiden que caigan en la desesperación, porque un desesperado es mi mejor amigo. En cambio, no les doy importancia a los avances científicos si no van acompañados por la educación: en el caso de que la ciencia me derrote, ya vendrá a reemplazarme un pariente más poderoso que yo. Por último, me olvidaba, no les crean a "mis enemigos" cuando dicen que soy una advertencia de la naturaleza.

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