jueves, 14 de abril de 2005

El tratamiento gratuito contra el sida, realidad en una zona pobre de Kenia

En Kenia cada día mueren 500 personas por el sida. El estigma, las carencias nutricionales, la formación de los médicos y la escasez y carestía de los tratamientos son los principales problemas que afectan a una población mermada. La ONG española Vihda tiene el único programa del país que ofrece diagnóstico y medicación de forma gratuita.

La Asociación Vihda es una ONG en la que participan médicos del Ramón y Cajal y del Doce de Octubre. Uno de ellos es Santiago Moreno, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid, que está intentando que mejore el cuidado de los enfermos de sida en la región de Maragua, una de las más pobres del país.

Para conseguir plantar cara al sida han puesto en marcha un consultorio especializado. "Es el único centro en Kenia en que la medicación es totalmente gratuita", ha explicado a Diario Médico Moreno, que ha conseguido que el Ministerio de Sanidad de Kenia facilite el tratamiento antirretroviral para los adultos, mientras que la ONG se hace cargo de los fármacos para los niños y los que se necesitan para atender las infecciones oportunistas.

La idea no es sólo dar fármacos; el proyecto es mucho más ambicioso: "Se ha montado una consulta que sigue actualmente a unas 650 personas. Con 250 ya se ha comenzado el tratamiento antirretroviral, de las que 100 son niños. Además, se intenta que los médicos de la zona se formen en el cuidado de enfermos con VIH".

Se ha dado un curso a médicos y a sanitarios de la zona, aunque se pretende que todos los facultativos del distrito roten por la consulta de sida y traten a los enfermos supervisados por médicos españoles. "Será como un periodo de residencia que servirá para que se garantice la continuidad del proyecto".

Otro de los factores que asegurarán la efectividad del plan es el compromiso del Ministerio de Salud keniano a absorberlo. "Desde el principio se ha contado con ellos", dice Moreno, que afirma que "muchos proyectos de ONG ofrecen una asistencia en paralelo a la estatal, lo que duplica los esfuerzos. En Maragua se contó con las necesidades de la zona y las posibilidades gubernamentales desde el principio.

En la actualidad se encuentra en Kenia Concepción Meroño que aprecia el efecto llamada del centro: "Este es el único sitio del Gobierno en que se da la medicación gratis. Viene gente de todos los distritos. Aquí se vive con menos de un euro al día y el tratamiento cuesta cinco euros al mes. Para ellos es imposible afrontarlo. Para alguno de nuestros pacientes no hemos llegado a tiempo, pero ahora muchos pueden acceder a fármacos".

Moreno temía que el proyecto pereciera de éxito, ya que cada vez el número de pacientes que se acercan es mayor; sin embargo, para superar este inconveniente han empezado un proceso descentralizador: "Queremos distribuir la atención en cuatro centros de salud, y así disminuir la presión asistencial en la consulta".

El tratamiento del sida no se circunscribe sólo a la medicación antirretroviral; también hay otros factores como la nutrición y la formación de los enfermos. "Allí contamos con el apoyo de la ONG local Wemihs. Ellos han creado grupos de apoyo para los pacientes; incluso tenemos apoyo psicosocial".

Moreno está satisfecho, aunque sabe que por muchos pacientes que traten, el sida va a continuar devastando esa parte del mundo: "El sida en África va a seguir. Existe buena voluntad, incluso hay dinero. Lo que hacen falta son proyectos que puedan combatirlo de manera eficaz".

¿Beneficio del diagnóstico?
Desde el inicio del proyecto en Maragua se insistió en que un diagnóstico adecuado es la mejor arma contra la infección. Esta idea, que parece obvia, topó con la realidad: los posibles enfermos no tenían ningún interés en ser diagnosticados. Su razonamiento lo describe muy bien Santiago Moreno: "Si el enfermo se entera de que tiene sida no recibe ningún beneficio; al contrario, todo son pegas. Si alguien más se entera, la vida del enfermo se complica: dificultades laborales, de relación; además, normalmente no se tiene acceso al tratamiento". Ahora estos planteamientos van cambiando: "Nuestra intención es que si la gente ve que su vecino mejora después de enterarse de que es portador, se anime a hacerse la prueba".

Alberto Bartolomé

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