miércoles, 25 de abril de 2012

Yo primero vendía cocaína, pero un kilo lo vendes una vez y listo; pero a una niña la podía vender cien veces


Lidia Cacho: Las redes de tráfico emplean "el esquema de oferta y demanda, pero con personas". Se necesitan leyes, un cambio social en torno a la prostitución, y contó su doloroso paso por el infierno de la esclavitud sexual


 
Lidia Cacho
Cristóbal Peña, director editorial de Random House Mondadori México, fue categórico cuando definió a la periodista: "Cada artículo es un combate; no es una autora, es una causa". 

Con ese espíritu, la escritora de Esclavas del poder, habló con la prensa en Buenos Aires, ciudad a la que llegó para promocionar su último libro y para denunciar los vínculos entre las redes de trata de personas mexicanas y las argentinas. 

"El periodismo debe jugar un papel vital en el tratamiento de estas temáticas. Los medios tienen que tomar una postura muy congruente en el modo en que informan, con una perspectiva más amplia", señaló Cacho al defender el rol protagónico al que tendría que aspirar la prensa en conflictos como el tráfico de personas o el narcotráfico. 

La autora, colaboradora de El Universal, destinó más de cinco años a la investigación y redacción de su última obra. En ese tiempo, emprendió un viaje por todo el mundo para poder describir cómo son los modos en que se ejerce el abuso infantil y la explotación sexual de las mujeres en países como de América, Asia y Europa. 

En ese largo periplo, en el que puso en riesgo su vida, entrevistó a victimas y victimarios y logró comprender que la prostitución es una problemática que se alimenta de las estructuras de poder, pero que persiste por los hábitos sociales. 

"Nos enseñaron que las prostitutas son un mal necesario. Las sociedades creen que es algo normal, como es el oficio más viejo del mundo piensan que nada pueden hacer", indicó. 

En su opinión, además de leyes contra la trata y policías y políticos dispuestos a respetarlas y hacerlas cumplir, es necesario un más debate profundo en todos los estamentos sociales. "El cambio tiene que ver con la discusión de los derechos de la mujer. No es posible que las instituciones 'colonicen' el cuerpo de la mujer y que eso afecte sus decisiones culturales y sociales", aseguró. 

Pero advirtió que "cuando moralizas ese tipo de análisis, se demonizan a las personas que están dentro de ese contexto", criminalizando a las víctimas. "Los clientes de la prostitución cambian el negocio con sus preferencias. Es como en las leyes del mercado, hay una oferta y una demanda, pero que en vez de ser de cosas son de personas", agregó. 

Cacho recordó uno de los testimonios más escalofriantes al que accedió en su investigación, cuando entrevistó a un jefe de una red de trata de mujeres en Las Vegas. "Le pregunté por qué lo hacía y me respondió: 'Yo primero vendía cocaína. Pero un kilo lo vendes una vez y listo; en cambio a una niña la podía vender cien veces'". 

La periodista fundó en esa "reutilidad" de las personas la incorporación del tráfico humano a las actividades de los cárteles. "Encontraron un gran negocio. Antes se dedicaban a asegurar en sus rutas el paso de las personas que se traficaban. Cobraban por dar seguridad", señaló. "Pero un día decidieron incursionar ellos y hoy día están monopolizando no sólo la trata con fines sexuales sino la de indocumentados", afirmó. 

En el caso de México, destacó que existen evidencias de que Los Zetas y el cártel de Sinaloa están directamente ligados con esas actividades. Su organización comienza en el norte argentino, donde se inmiscuyeron a través de grupos religiosos que dicen ayudar a poblaciones pobres, y llega hasta la frontera con Guatemala, donde pandilleros de la Mara Salvatrucha se encargan de ingresar a los raptados a territorio mexicano. 

Cacho, que ha denunciado a numerosos gobernadores y alcaldes del PRI por su relación con las redes de trata, opinó que los Gobiernos nacionales del PAN -fuerza que lleva en el poder doce años- protegieron a los dirigentes del partido opositor porque los vínculos con los criminales se extienden hasta el propio poder ejecutivo federal. 

"En el caso de Vicente Fox (2000-2006), uno de los empresarios que había donado dinero para su campaña era uno de los más importantes jefes de tráfico de personas", detalló. "En el de Felipe Calderón, los abogados que lo asesoran son también los defensores de Mario Marín y de Emilio Gamboa (dirigente y diputado del PRI, respectivamente)", agregó.

La periodista comentó que una eventual victoria de Enrique Peña Nieto en las elecciones presidenciales del 1 de julio próximo la obligaría a analizar abandonar su país. "En verdad debería reflexionar si me quedo o no en México. Gamboa estaría en un altísimo puesto -se habla de que sería ministro de Gobernación- y yo, al igual que cantidad de periodistas, correría un gran riesgo". 

No sería la primera vez que su vida corre riesgo. Luego de publicar su primer libro, Los Demonios del Edén, en el que denunció los nexos entre el Gobierno de Puebla y el abuso y la pornografía infantiles, fue secuestrada y agredida por las fuerzas policiales. Desde entonces debe moverse con seguridad, incluso en su breve estadía en Buenos Aires, donde recibió amenazas. 

"Intento no perder la cordura pero las investigaciones son muy dolorosas", confesó. "Sin embargo, los esfuerzos increíbles de las asociaciones civiles, de algunos periodistas, encontrar un caso exitoso entre miles, me permiten mantener intactas las esperanzas", concluyó.








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