domingo, 23 de enero de 2005

El Sida, los Preservativos y la Iglesia

JOSÉ GEA ESCOLANO, OBISPO DE MONDOÑEDO-FERROL

Queridos todos en el Señor:

En estos últimos días se ha venido hablando del sida, la gran plaga de nuestra época, y de la manera de evitar el contagio. Es lógico que el Gobierno quiera la colaboración de la Iglesia para atajarlo. Sobre esta colaboración ha habido comentarios para todos los gustos. La cuestión planteada ha sido cómo evitar la transmisión del sida por vía sexual. La entrevista de la Ministra de Sanidad con el Secretario de la Conferencia Episcopal se centraba en esta posible colaboración. Hay un programa de prevención conocido como "ABC" en el que para la eficacia se recomiendan tres vías: abstención, fidelidad y preservativo. La tercera es inaceptable para la Iglesia. Y ha sido la causa de ciertas interpretaciones y discusiones en los medios durante estos últimos días. Ciertamente ha habido una manipulación de palabras dichas por el Secretario en unas breves declaraciones a la prensa a la salida de la entrevista con la Ministra. Tanto es así que algunos medios dijeron que la Iglesia había cambiado de opinión y admitía el preservativo. Ni el Secretario dijo eso, ni podía decirlo, ni habría que hacerle caso si lo hubiese dicho, ni a mí si lo dijese, ni aunque lo dijera la misma Conferencia Episcopal. ¿Por qué? Porque sólo el Supremo Magisterio de la Iglesia puede marcar con autenticidad la línea de la fe y de la moral para toda la Iglesia. Y ni siquiera el mismo Papa puede cambiar lo que ha sido definido por el Magisterio anterior. Quizá esto no se tiene en cuenta y algunos creen que la Iglesia puede cambiar sus enseñanzas definitivas, algo así como los ciudadanos pueden cambiar la Constitución de cualquier país. Dicho esto, paso a haceros algunas consideraciones sobre este tema.

Pretender una colaboración de la Iglesia en la promoción del preservativo es totalmente imposible. No puede hacerlo. ¿Cómo podría entonces colaborar la Iglesia? Formando y educando en los grandes valores; también, claro está, valorando la castidad. Hay quienes se ríen de ella, tanto en el mundo joven como en el adulto. Pero el Gobierno le está poniendo muy difícil a la Iglesia su colaboración en la medida en que desvaloriza la clase de Religión. Concretando la línea de esta colaboración, podríamos decir que la sexualidad es un don precioso que Dios ha puesto en nuestras manos. Es deber de la Iglesia apreciar este bien, ya que es camino de santidad, como todos los dones de Dios; pero también, como todos los dones de Dios, se puede profanar. Y lo que ha sido un regalo de Dios para la donación matrimonial en el amor y para que el amor esté abierto a la vida, puede maltratarse, cerrándolo a la vida o convirtiendo sólo en placer el amor. Con la castidad no se juega. La impureza -perdón por emplear estas palabras que apenas ya suenan- es causa de muchos abortos, de muchos fracasos matrimoniales, de muchos niños desamparados, de muchas familias rotas por el dolor de los padres o familiares... Pero si desde el Gobierno no se valora la gravedad del aborto, si se banaliza el matrimonio y se le equipara a cualquier unión homosexual o heterosexual, si no se fomenta la permanencia del mismo, si se prescinde de la formación religiosa en las escuelas, si se consiente la televisión basura, si se intenta como solución para el sida el uso de anticonceptivos, sin ocuparse de una formación seria en lo tocante a la castidad, ¿qué colaboración pueden esperar de la Iglesia? ¿que acceda a dar por bueno este estilo de vida y que se pliegue a la inmoralidad que se está fomentando desde el Gobierno? No puede ir por ahí la línea de colaboración. Si se quiere seriedad en la colaboración de la Iglesia con el Gobierno, le pediría a éste que fuese respetuoso con las creencias de nuestro pueblo que sigue siendo “buen vasallo si hubiese buen señor”. Y a los cristianos de dentro y de fuera del Gobierno, les pediría que fuesen coherentes con su fe cristiana y se manifestasen como testigos de Jesús allí donde estén, en el Gobierno, en la oposición o al margen de cualquier partido. Hay que estar dispuestos a dar la cara.

Mondoñedo, 21 de enero de 2005

+ José Gea Escolano, Obispo de Mondoñedo-Ferrol

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