domingo, 30 de enero de 2005

Abstinencia, fidelidad y formación, armas eficaces contra el SIDA para miles de jóvenes africanos

En Uganda, la tasa de infecciones ha pasado del 26 por ciento de 1992 al 8 por ciento en 2002 gracias a un programa "de educación para la vida" promovido por la Escuela Católica San Felipe y el movimiento Juventud Viva

Forumlibertas.com

Uganda es noticia por la reducción en las infecciones del VIH entre 1992 y 2002, período en el que se ha pasado de una tasa del 26 por ciento a un 8. Es el resultado más visible de un programa de educación para la vida diseñado por la Iglesia en el país africano, un trabajo basado en la abstinencia y la fidelidad en el marco de una promoción global de cambios de conducta. La iniciativa, promovida por la Escuela Católica de Discipulado y Evangelización San Felipe y llevada a cabo por el Movimiento Juventud Viva, tiene como pilares "hacer opciones de vida bien fundamentadas" y "proponer valores para el bien vivir". Esta acción, además, se ha extendido recientemente a otros países africanos azotados por la pandemia, como Tanzania, Kenia, Sudáfrica, Zambia y Zimbabwe.


A través de talleres dirigidos a jóvenes, el programa parte de una serie de convicciones que sus promotores clasifican así: "Los individuos y las sociedades tienen la capacidad inherente para cambiar actitudes y comportamientos, la abstinencia y la fidelidad son los mejores métodos de prevención a la hora de luchar contra el SIDA, los cambios de conducta son la estrategia esencial para vencer la pandemia y todo es posible apoyados en la fuerza del Espíritu". Toda esta información se recoge en la edición de enero-febrero del boletín FAMILIA MARIANHILL, editado por los Misioneros de Marianhill, que desarrollan su actividad misionera en Uganda y otras zonas del continente.


Según la publicación, el programa Educación para la vida: un proceso para el cambio de conducta "se ha convertido en el instrumento más eficaz a la hora de prevenir el SIDA" tanto en parroquias como en misiones y entidades diversas de la archidiócesis de Bulawayo (Zimbawe). Con el objetivo de reducir el SIDA entre la juventud, sus destinatarios son los ciudadanos que tienen entre 11 y 30 años de edad. "Los que trabajan e la escuela San Felipe están convencidos de que promover un cambio de conducta en el comportamiento de los jóvenes es la estrategia correcta de cara a vencer esta pandemia", explica la revista.

El proyecto "para la esperanza", como lo define FAMILIA MARIANHILL, parte de la idea de que la información sobre la enfermedad no es suficiente para que se produzca un cambio entre la juventud. Por ello, la metodología "involucra desde el principio a los propios jóvenes en el desarrollo del programa, intentando que sean ellos mismos los que descubran o redescubran su propia identidad, sus metas, los valores y las exigencias morales". En la misma línea, la publicación subraya que "poco a poco se les va capacitando para que se fijen de manera refleja en su manera de vivir la sexualidad y vean qué aspectos de esa vivencia deben ser modificados".


Las sesiones que se organizan como talleres plantean a los participantes preguntas "sobre sus vidas y maneras de vivir, capacitándoles para hacer opciones de vida bien fundamentadas". De esta forma, los jóvenes "van comprendiendo las claves del comportamiento humano y la necesidad de un cambio de conducta, si así fuera necesario". En definitiva, se ayuda al individuo a saber y aceptar que un cambio de conducta es posible, que uno mismo puede prevenir el contagio de la infección. "El comportamiento de cada uno hará luego que la sociedad sea buena o mala. Cada uno puede contribuir positivamente a la construcción de una sociedad mejor", explica la publicación. La Escuela Católica San Felipe ha realizado hasta ahora 35 talleres de 4 días de duración en los que han participado 3.000 jóvenes.

El cannabis está causando un aumento de trastornos mentales entre los jóvenes


El ser considerado el cannabis como droga "blanda" crea la impresión de que es prácticamente inocuo. Tampoco se sabe que hoy predominan en el mercado formas de cannabis trasgénico, más potente que el natural.

Hace pocos días, en un congreso organizado por el Colegio de Médicos de Familia británicos, la Dra. Clare Gerada dijo que el cannabis está causando un aumento de trastornos mentales entre los jóvenes. La Dra. Gerada, directora de la unidad de drogas del Colegio, lo atribuyó a la creciente difusión del cannabis y la aparición de variedades más fuertes. En lo primero influye la relajación de las actitudes ante esta droga, favorecida por el paso, en la consideración oficial, a la clase C: "Ahora que por fin estamos ganando la batalla contra el tabaco y el alcohol, corremos peligro de minusvalorar el cannabis" (The Daily Telegraph, 18-01-2005). En cuanto a lo segundo, hoy predominan en el mercado formas de cannabis trasgénico, más potente que el natural.

Hay indicios cada vez más claros, añadió la doctora, de que el cannabis aumenta el riesgo de padecer psicosis y otras enfermedades, como el asma. Las personas más vulnerables son los adolescentes y jóvenes: precisamente el grupo en que el consumo de esta droga aumenta de forma alarmante en Gran Bretaña. Según el Centro Europeo de Drogas y Adicciones, dos de cada cinco británicos de quince años (42% de los chicos y 38% de las chicas) han probado el cannabis, y el 10% son consumidores asiduos; tasas que son las más altas de Europa. Otra encuesta, del Ministerio de Sanidad británico, muestra que en ese país casi un tercio de los jóvenes varones de 16-24 años consumieron cannabis en 2003. En palabras de la Dra. Gerada, "hoy, el cannabis es más popular entre los jóvenes que el tabaco, y las variedades más potentes están más difundidas que nunca".

Son muchos los estudios que advierten de los peligros del cannabis para la salud mental. Uno de los más recientes es el presentado en Londres en diciembre del 2004 en un congreso del Instituto de Psiquiatría británico. El trabajo, dirigido por el Prof. Jim van Os, psiquiatra de la Universidad de Maastricht (Holanda), se hizo sobre una muestra de 2.400 jóvenes alemanes de 14-24 años, entre los que se halló un 10% de chicos con predisposición a psicosis. Cuatro años más tarde, se volvió a entrevistar a todos para evaluar el uso del cannabis y la presencia de síntomas psicóticos.

El resultado es que el consumo de cannabis aumenta los casos de psicosis: mucho en los jóvenes con predisposición y ligeramente en los demás. Entre los primeros, presentaban síntomas psicóticos el 51% de los que fumaban cannabis, frente al 26% de los no consumidores. Entre los no predispuestos, las proporciones son del 21% y del 15%. En el conjunto de la muestra, el consumo esporádico (al menos cinco veces) aumenta en dos tercios la probabilidad de sufrir trastornos mentales, y el consumo regular (una o dos veces por semana) la aumenta en un 95%.