lunes, 21 de febrero de 2005

Un científico español descubre que el consumo de cannabis y alcohol puede elevar el riesgo de infarto cerebral

El consumo combinado de cannabis y alcohol podría elevar el riesgo de infarto cerebral isquémico entre los jóvenes, el grupo de consumidores más amplio de esta sustancia, según las conclusiones de un estudio realizado por el investigador español Juan Carlos García-Monco, del Servicio de Neurología del Hospital de Galdacano (Vizcaya).

García-Monco señaló a Europa Press que el estudio es significativo porque el paciente sobre el que se ha desarrollado la investigación, un hombre de 36 años, es un individuo joven sin factores de riesgo asociados que pudieran hacer más probable que sufriera un infarto cerebral. Según el investigador los episodios de trombosis fueron hasta tres y siempre bajo las circunstancias del consumo elevado de cannabis.

Para García-Monco, el estudio, que se publica en el último número del 'Journal of Neurology Neurosurgery and Psychiatry', supone una evidencia importante de la necesidad de futuras investigaciones sobre los riesgos de infarto cerebral debido al consumo de cannabis. No obstante, señala que a pesar de la extensión del cannabis, sólo ha habido otros 15 casos de infarto cerebral vinculados a su consumo.

Un caso de estudio

El paciente objeto de estudio fue un profesor de escuela primaria de 36 años que había sido consumidor esporádico de cannabis en el pasado y que no conocía los riesgos de infarto cerebral asociados a la droga, no había probado otras drogas y bebía sólo esporádicamente.

Según el estudio, el primer incidente ocurrió después de que hubiera fumado una cantidad considerable de cannabis en combinación con otras tres o cuatro bebidas en una fiesta. Perdió su capacidad de habla y unas horas más tarde sufrió convulsiones. Un escáner cerebral reveló restos de hemorragia y otro coágulo, pero no evidencia de estrechamiento o recubrimiento de las arterias. Fue tratado y se recobró.

Un año más tarde después de otra sesión de fumar cannabis el paciente perdió otra vez la capacidad de habla y experimentó debilidad en uno de los lados de su cuerpo (hemiparesis). El escáner cerebral ofreció los mismos resultados pero en áreas diferentes que en la vez anterior.

Por último, el paciente después de abstenerse del consumo durante 18 meses fumó una cantidad razonable de una vez en combinación con tres o cuatro bebidas y a esto siguió una incapacidad para reconocer sonidos, un trastorno conocido como agnosia auditiva. El escáner cerebral reveló un parche hemorrágico y daños de una hemorragia previa.

Cannabis en la práctica clínica

Según García-Monco, el uso en la práctica clínica del cannabis debería estar avalado por evidencias significativas de los beneficios y ausencia de riesgos asociados a él en los pacientes tratados. En estos momentos, según el investigador no existe claridad en cuanto a estos resultados beneficiosos o perjudiciales lo que hace necesario un mayor esfuerzo de investigación sobre el cannabis antes de su puesta en marcha en terapias clínicas.

García-Monco señala que es fundamental conocer la susceptibilidad de ciertas personas a desarrollar efectos nocivos como el infarto cerebral debido al uso del cannabis.

El investigador indica que el estudio de los efectos perjudiciales del cannabis por sí solo es complicado debido a la amplia extensión del consumo de esta droga entre la población que podría estar expuesta a otros factores de riesgo en el desarrollo de enfermedades.

Según García-Monco, la combinación del cannabis con otras drogas como el alcohol, la cocaína o las anfetaminas eleva aún más los riesgos de infarto cerebral asociados y hace aún más difícil estudiar los riesgos vinculados al consumo de esta droga.

Descubierto un “supervirus” del sida.


Más complicaciones en la lucha contra el sida. Parece ser que se ha encontrado una nueva versión del VIH resistente a medicamentos y letal en pocos meses. Un homosexual lo ha difundido entre cientos de amigos



David Ho

Las autoridades sanitarias de Estados Unidos buscan desde el viernes día 11 a los centenares de hombres que han tenido sexo con un homosexual neoyorquino enfermo de sida. Se le había desarrollado la enfermedad en sólo unos meses sin responder a tratamientos de retrovirales, cuando lo habitual es que el SIDA tarde años en manifestarse.

El varón, que tiene entre 40 y 50 años, sufre una infección por un nuevo tipo de virus, llamado 3-DCR HIV, que en un plazo de entre 2 y 20 meses le ha producido sida y que no responde a los medicamentos antivirales desarrollados.

Los científicos evitan decir que se trata de un "supervirus", y prefieren pensar que la evolución de la infección se debe a factores genéticos, acelerada por el consumo de drogas.

De momento, las autoridades sanitarias han aislado VIH de este tipo en dos individuos homosexuales, el del varón neoyorquino portador de esta extraña variante y otro paciente en San Diego, que fue infectado en Nueva York, probablemente cuando participó en un encuentro sexual en el que se consumía metanfetamina.

La fundación AIDS Healthcare, en un comunicado, explica que el individuo que desató las alarmas dio negativo en cinco pruebas, la más reciente de mayo de 2003. Los médicos creen que pudo contraer el VIH en octubre. Dos meses más tarde se le diagnosticó el sida, cuando normalmente tarda unos nueve años en activarse. Pero lo que más preocupa a las autoridades sanitarias es la dispersión de este extraño agente infeccioso, ya que el individuo tuvo relaciones sexuales con centenares de hombres pocas semanas antes de que se le diagnosticara la enfermedad. Autentico caballo de Troya supone la promiscuidad de algunas personas.

Por este motivo, y ante la alarma suscitada, los médicos se han movilizado para localizar a los cientos de individuos que tuvieron contacto sexual con el infectado y sus parejas recientes. De momento, se ha contactado a una docena de personas, sobre las que las autoridades sanitarias mantienen el anonimato. El problema es que no todos los identificados quieren cooperar con la investigación epidemiológica, y que el individuo infectado no conoce los nombres de todos sus compañeros sexuales.

En paralelo, los expertos tratan de determinar hasta qué punto se está ante una nueva fuente de sida, potencialmente más agresiva. En Boston, los médicos afirman haber tratado a pacientes con una fuerte resistencia a los medicamentos. El Departamento de Salud de Manhattan está iniciando estudios para determinar la cepa del virus y mantiene aislados a dos seropositivos para tratar de establecer la cadena de contagio de la enfermedad. Si se confirman estos dos nuevos caso, podríamos estar frente a un supervirus, según lo ha definido David Ho, director del Centro de Investigación en Sida Aaron Diamond, en Manhattan, que colabora en la confirmación del hallazgo.

Según The New York Times, Ho ha advertido de que, "incluso si los tres virus pertenecieran a la misma cepa, no tendríamos por qué estar ante un supervirus, pues existe la posibilidad de que la genética de estos pacientes contribuya a que el virus se propague más rápido de lo normal".

De momento, el laboratorio neoyorquino ha confirmado que la cepa que contagió al primer hombre es resistente a 19 de los 20 antirretrovirales aprobados. Según los expertos, el rápido desarrollo del sida en este paciente podría estar motivado por la cepa, aunque también por el hecho de que su sistema inmune estuviera debilitado por el consumo de fármacos o por factores genéticos.

Los test moleculares mostraron cambios en el VIH que lo diferenciaban significativamente de las cepas habituales. El significado de esas diferencias es lo que ahora tratan de determinar.

Los otros dos pacientes que forman parte de esta investigación son un ex compañero del hombre de Nueva York con el que mantuvo relaciones y un varón de San Diego encontrado en los registros de la compañía ViroLogic, y cuyo patrón molecular del virus coincide bastante con el del neoyorquino.
El pánico se ha desatado en los círculos gays de Nueva York ,como no se conocía desde los primeros casos de SIDA en los años 80.

Francia emprende una campaña contra el cannabis

Es un plan global de prevención para cambiar la imagen de la marihuana. No se trata de debatir sobre dogas blandas o duras, o razones para su ilegalidad, sino sobre todo de mostrar los riesgos para la salud.

Aceprensa.com 16-02-2005
A los 18 años, el 21% de los chicos franceses y el 9% de las chicas son consumidores habituales de marihuana, proporción que va en aumento. El número de consumidores regulares en el conjunto de la población se estima en 850.000, de los cuales la mitad harían un consumo diario. Alarmado por estas cifras, el ministerio de Sanidad francés ha presentado un "plan global de prevención sobre el uso del cannabis", dando a conocer sus riesgos.

La campaña promovida por el ministro francés Philippe Douste-Blazy instaura "por primera vez en Europa un plan global de prevención del uso del cannabis" ("Le Monde", 3-02-2005). Ya no se trata de distinguir entre drogas "dulces" o "duras" ni de discutir sobre la legalización del cannabis. Según Didier Jayle, presidente de la Misión Interministerial de Lucha contra la Droga y la Toxicomanía, es una campaña para "cambiar la imagen del cannabis", basándose en una investigación colectiva realizada en 2001-2004 por el Instituto nacional de sanidad e investigación médica (Inserm).

Fumar marihuana provoca menos dependencia que el tabaco, pero aún así el 10% de los consumidores son dependientes. El consumo regular es, según los investigadores citados por la campaña gubernamental francesa, susceptible de provocar fallos en la memoria y en la capacidad de aprendizaje, con los consiguientes problemas escolares, de convivencia y psiquiátricos.

En su libro "Cannabis y salud", el profesor Michel Reynaud describe que fumar marihuana produce un "síndrome amotivacional que se traduce en desinterés escolar y social y en una desescolarización o desocialización progresiva; por otra parte, han sido bien descritas las relaciones entre el consumo de hachís y la eclosión de problemas sicóticos agudos o crónicos". Por su parte, el Inserm asegura que la aparición de tales síntomas sicóticos es superior cuando se ha consumido cannabis en la adolescencia. El cannabis "es un factor causal de esquizofrenia, aunque no es necesario ni suficiente para desarrollar esta enfermedad". Por lo demás, el "porro" puede provoca complicaciones cardiovasculares y broncopulmonares, incluidos los cánceres de las vías aero-digestivas superiores.

Si bien no se han descrito casos de muerte, la intoxicación "aguda" con cannabis provoca un malestar físico o psíquico acompañado eventualmente de vómitos, pérdida de conocimiento o sensación de angustia: un tema tabú para los consumidores de esta droga, que suelen referirse a estos episodios con la expresión "un mal viaje" ("bad trip").

Influencia en los accidentes de tráfico

También se está poniendo de relieve la influencia que tiene el uso del cannabis en los accidentes de circulación. Según tres estudios citados por el doctor Jean-Pierre Goullé, de la Sociedad francesa de toxicología analítica ("Le Monde", 21-01-2005), el efecto del cannabis dura más que el del alcohol porque el estupefaciente que contiene (THC, tetrahidrocannabinol) es retenido en el cerebro incluso después de que su presencia en la sangre haya desaparecido. Un estudio suizo en el que se suministraron oralmente dosis moderadas de THC mostraba perturbaciones en los usuarios diez horas después de la ingestión.

Otro estudio australiano, basado en 3.398 conductores muertos en accidentes, muestra que concentraciones de THC superiores a un nanogramo por mililitro de sangre multiplican por 2,7 el riesgo de accidente y las superiores a 5 ng/ml lo multiplican por 6,6. El tercer estudio, realizado en Francia con 1.800 sujetos, mostraba que en personas menores de 27 años, una concentración superior a 1 ng/ml multiplica por 2,5 el riesgo de accidente de circulación.

La campaña francesa contra el uso del cannabis tratará de llegar a un público amplio mediante seis anuncios televisivos de 25 segundos, realizados por actores basándose en testimonios de consumidores sobre los daños que han sufrido por fumar marihuana. Además se promocionará en todas las provincias francesas la creación de "centros de consulta cannabis", de los que ya existen 242.

En septiembre del año pasado, la ministra de Sanidad, Elena Salgado, reconoció que España era el país de la UE con mayor consumo de cocaína; para el cannabis compartía los primeros puestos con Gran Bretaña y Dinamarca. Más del 36% de los jóvenes de 14 a 18 años había fumado hachís recientemente, y Salgado aseguraba que se debía "replantear" la estrategia del plan antidrogas. Pero los mensajes más llamativos que han llegado últimamente a la opinión pública han sido las noticias sobre programas de distribución controlada de heroína para el tratamiento de toxicómanos en Andalucía y la posibilidad de despachar marihuana en las farmacias de Cataluña para los enfermos en los que pueda mitigar efectos secundarios de la medicación contra algunas enfermedades.

No se ha emprendido ninguna campaña masiva como la que cada año insiste en el uso del preservativo como única medida de prevención del sida. Lo más que había hecho Salgado a pricipios de febrero era afirmar que "no es el momento" de ensayar a nivel nacional un reparto "terapéutico" de cannabis como el que se lleva a cabo en Cataluña, porque se corre el riesgo de dar una imagen positiva de esta droga ilegal.
El último Plan Nacional sobre Drogas en España, elaborado hace un año por el anterior gobierno, incluía un anuncio televisivo donde se afirmaba del hachís que "en el futuro quizás sirva para tratar algunas enfermedades. Hoy sabemos que el cannabis daña los pulmones, causa dependencia, desencadena problemas psiquiátricos, aumenta el riesgo de cáncer". Un mensaje sin duda menos inequívoco que el francés. A pesar de que el Plan Nacional sobre Drogas reconoce que "son más los jóvenes que creen que es más peligroso tomarse unas copas que fumarse un porro".
Drogas prevención salud educación sida jóvenes

Aumentan las enfermedades mentales por el consumo de drogas


Según un informe de la FAD, se vuelve a constatar el aumento de las enfermedades mentales entre jóvenes. La permisividad de hoy llenará los siquiátricos mañana.

Elmundosalud.com

La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) alertó hoy sobre la aparición de determinadas enfermedades mentales (esquizofrenia, trastorno bipolar) ligadas al consumo de drogas.

Su director, Ignacio Calderón, ha hecho alusión a este problema al presentar hoy el estudio "La percepción social de los problemas de drogas en España 2004".

Calderón ha añadido que la sociedad española es "muy tolerante y permisiva" ante el fenómeno de las drogas, cuyo consumo "se banaliza cada vez más" y especialmente el del cannabis.

La ideología, la edad y la religión, son las variables que más pesan a la hora de definir los perfiles tipos de la sociedad española frente a las drogas, perfiles que van desde el "trivializador" al "normativista pragmático", pasando por el "catastrofista", el "permisivo/experimentador" y el "pragmático".

Según el estudio, los españoles consideran que el cannabis es la droga ilegal menos peligrosa para la salud, equiparándola con los perjuicios que causan drogas legales como el tabaco o el alcohol.

La investigación, realizada por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y Obra Social Caja Madrid, ha detectado que los españoles de entre 15 y 65 años sitúan al cannabis en el último rango de peligrosidad.

Por el contrario, la heroína -cuyo consumo ha descendido en los últimos años- sigue ocupando el primer puesto en el ránking de peligrosidad. De este modo, el 90% de la población considera esta droga como "bastante o muy peligrosa".

En esta escala, la cocaína ocupa el segundo puesto en percepción de riesgo, aunque es calificada como una droga "elitista, cara y poco accesible para los jóvenes".

El estudio pone de manifiesto que el éxtasis se ha convertido, en los últimos años, en la droga paradigmática de los jóvenes, puesto que es de fácil acceso por ser "barata y tentadora".

Por otro lado, el trabajo presentado hoy revela que casi el 60% de los consumidores lo hace con "fines lúdicos", mientras que el 48% por "curiosidad", el 46,6% por la "moda y la presión de los amigos" y cerca del 38% lo hace por el "gusto a lo prohibido". Sin embargo, el 44% no encuentra ningún beneficio en el consumo de drogas.