lunes, 23 de enero de 2006

Las locas fiestas del sida



Ilustración: Luis Parejo

Crecientes amenazas contra la salud publica : Los expertos alertan del auge de las 'POZ parties' y las 'Circuit parties' Las autoridades sanitarias deben actuar donde el virus del sida se difunde más
Desde mediados de los 90, grupos reducidos de homosexuales empezaron a celebrar en Nueva York, las primeras 'POZ parties' -fiestas organizadas exclusivamente para que individuos gays y seropositivos tuvieran sexo con otros- y su fama fue creciendo por el boca a boca. Hoy, con el uso masivo de Internet, estos encuentros han traspasado fronteras y han despertado los temores de los expertos por el riesgo de que surja un 'supervirus' del sida.

En la actualidad las 'POZ parties' se celebran varias veces al mes en muchas ciudades de Estados Unidos, Canadá, Australia y Europa y llegan a congregar a más de 5.000 sujetos VIH positivos (los llamados POZ) a través de la red. En estas celebraciones, que también se han extendido entre el sexo femenino, los asistentes mantienen relaciones sexuales con una o más personas y, casi siempre, sin condón.

Ante el reciente incremento que están experimentando estas fiestas en todo el mundo, la revista 'Sexually Transmitted Infections' ha publicado un estudio, realizado en Nueva York, que analiza estas prácticas sexuales. Algún autor del trabajo, de los Institutos de Investigación y Desarrollo Nacionales, señala que "estos encuentros pueden contribuir a reducir el número de nuevas infecciones por VIH, si todas las parejas que se relacionan ya tienen el virus". Sin embargo, indican que estas fiestas encierran un grave peligro: la posibilidad de que al unirse dos cepas distintas del VIH se cree una más resistente y agresiva.

Los investigadores entrevistaron a 115 varones, la mayoría blancos, de clase media-alta y con unos 30 años, que, entre julio y diciembre de 2003 acudieron a más de 10 'POZ parties'. Las razones que argumentaron los asistentes, se las puede cualquiera imaginar.

En los 'POZ' cualquier aberración es posible, frecuente, y casi obligada. Además, los homosexuales son muy proselitistas y "los POZ utilizan otras vías y lugares, como las saunas, para conocer a sus parejas sexuales y, en muchos casos, no saben si son portadores del VIH". No se exige carnet de infectado para entrar en los POZ.

Pero, sobre todo, lo que más preocupa a los expertos es que la unión de varias cepas del virus de la inmunodeficiencia humana pueda generar una superinfección que evolucione más rápidamente y se haga resistente a los fármacos.

"La superinfección puede darse, puede surgir y tener unas implicaciones clínicas devastadoras", confirma el Dr. Davey M. Smith, de la Universidad de California y autor de un estudio sobre este tema publicado en la revista 'AIDS'.

Junto a las 'Poz Parties' hay otro tipo de fiestas que preocupan a las autoridades sanitarias porque aumentan el riesgo de propagar diversas enfermedades de transmisión sexual (ETS), entre ellas también el VIH. Se trata de las 'Circuit Parties', eventos dirigidos a hombres gays y bisexuales, no necesariamente seropositivos, que han experimentado un gran crecimiento en los últimos años.

Las 'Circuit Parties' surgieron en la década de los 80 con el objetivo inicial de aumentar la conciencia sobre sida y los fondos destinados a la prevención de esta enfermedad entre el colectivo homosexual. Sin embargo, con el paso de los años, se han convertido en encuentros dedicados casi exclusivamente al baile, la diversión y las relaciones sexuales, en los que además el consumo de drogas es habitual.

Según han comprobado los doctores Amin Ghaziani y Thomas Cook, de la Universidad de Northwestern (Illinois, EEUU), "la frecuencia con la que los hombres mantienen sexo sin protección en estas fiestas, particularmente los seropositivos, está aumentando el riesgo de que se extienda el VIH y supone una amenaza para la salud pública".

Un estudio publicado por estos investigadores en 'Journal of the Internacional Association of Physicians in AIDS' revela que más de dos tercios de los individuos que asisten a las 'Circuit parties', que pueden congregar hasta 80.000 personas, mantienen algún tipo de contacto sexual y, de ellos, el 47% reconoce que ni tan siquiera utiliza condón.

"Estas fiestas se perciben como actos de celebración de la condición homosexual, en donde se exaltan los sentimientos de grupo y de comunidad. Esta camaradería mezclada con el consumo de drogas y el aumento del apetito sexual hace que las personas no se sientan en riesgo y que no se preocupen por un posible contagio del VIH", explica el Dr. Cook. "Tienen un sentimiento de invulnerabilidad que les impide percibir el peligro", añade.

Como cada vez son más los sujetos que acuden a estas fiestas, que han experimentado un incremento del 220% en la última década.

Mezcla peligrosa

Los investigadores estadounidenses han revisado los pocos trabajos que se han realizado hasta la fecha sobre el fenómeno de las 'Circuit Parties' y todos reflejan aspectos comunes. En primer lugar, coinciden en señalar que el perfil del hombre que acude es el de un joven que ronda los 30 años, de clase media, con estudios y un cuerpo moldeado en el gimnasio.

Los trabajos demuestran además que el uso de drogas es frecuente. Las sustancias más consumidas son el éxtasis (71%), la ketamina (53%) y los cristales de metanfetamina. Los investigadores apuntan que este consumo juega un papel fundamental en el aumento de los comportamientos de riesgo.

Entre los efectos alucinógenos que provoca el éxtasis están los sentimientos de paz, de aceptación de uno mismo, de atracción y de empatía, por lo que se la conoce como 'la droga del amor', mientras que los cristales de anfetamina aumentan la energía física y la líbido, lo que incrementa la necesidad de mantener encuentros sexuales.

Otra tendencia peligrosa que se ha puesto de manifiesto en los últimos meses es la costumbre de algunos seropostitivos de tomar el antiviral Tenofovir como protección y, así, no tener que usar preservativos. La utilización recreativa de esta medicina, que se vende en los bares y discotecas en paquetes junto a Viagra y éxtasis, ha alarmado a las autoridades sanitarias por la posibilidad de que se creen resistencias al fármaco y porque no protege del contagio del virus.

Aunque todos los asistentes a las fiestas reconocen que los preservativos están disponibles en el local, confiesan que no suelen usarse.
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Ilustración: Luis Parejo




Tomado de Elmundosalud.com


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