viernes, 4 de febrero de 2005

Obispos, castidad, condones y salud pública

Una vez pasado el revuelo provocado por lo que, a mi juicio, es una cadena de silencios y malentendidos, me parece oportuno, como profesor de epidemiología y salud pública, ofrecer un resumen de la información epidemiológica científicamente válida sobre la prevención de la transmisión sexual del sida.

Para que las intervenciones de prevención se consideren válidas en salud pública han de estar respaldadas por los estudios epidemiológicos más rigurosos desde el punto de vista científico. ¿Qué dice la epidemiología sobre la prevención de la transmisión sexual del sida? En primer lugar que es evidente, y así se subraya en la literatura especializada, que nunca hubiese ocurrido una pandemia mundial de sida de no existir personas con multiplicidad de parejas sexuales.

En segundo lugar hay algo que ha estado en el foco de la polémica: ¿cuál es la efectividad del condón? La mejor estimación epidemiológica del riesgo de adquirir la infección con el virus del sida cuando siempre se usa un condón es de 1,14 contagios por cada 100 personas expuestas a una pareja infectada durante un año. En cambio, cuando nunca se usa el condón este riesgo se estima de 5,75 contagios por cada 100 personas expuestas durante un año. De aquí se deduce que la reducción del riesgo que proporciona el condón es de aproximadamente un 80% (en términos relativos). Para hacer esta estimación, los autores del estudio revisaron 4.709 referencias de la bibliografía científica y seleccionaron los estudios que permitían hacer esta comparación válidamente. Puede comprobarse que los riesgos absolutos no son muy altos, es decir, hace falta exponerse mucho para contraer el sida. En cambio, otras enfermedades de transmisión sexual son bastante más contagiosas y en muchas no hay datos suficientes para estimar si el condón es efectivo. Para el sida está claro que el preservativo reduce el riesgo, pero no es 100% eficaz. Además, en la vida real, está comprobado que los condones no se usan siempre y muchas veces se usan mal. Todo esto conduce a una confianza excesiva, a una falsa sensación de seguridad y a un comportamiento sexual más arriesgado, confiando en que el condón protegerá.

Esto no son especulaciones, ni consideraciones teóricas faltas de "realismo", pues también la evidencia epidemiológica demuestra que sólo se ha conseguido reducir sustancialmente la epidemia de sida en aquellas poblaciones (Uganda, Tailandia) donde no se ha puesto la confianza exclusivamente en el reparto de preservativos, sino que se ha priorizado la reducción del número de parejas, evitar ir a prostíbulos, fomentar la monogamia y estimular a los jóvenes a abstenerse (castidad). También se han repartido condones en esos países, pero ni más ni menos que en otros sitios. La diferencia está en que sólo cuando se insiste en abstinencia y en fidelidad se logran resultados palpables. Es decir, sin abstinencia y fidelidad, de poco sirve el condón.

Resulta interesante frente a esta polémica comprobar que dónde se ha dado importancia a la colaboración de las organizaciones comunitarias, muchas de ellas religiosas (de diversas confesiones), para promover la abstinencia y la fidelidad, es donde la prevención ha tenido más éxito.

El importante consenso de Lancet publicado en noviembre 2004 se apoya en la evidencia científica para promover la estrategia ABC: Abstinencia, Fidelidad -Be faithful- y Condón, por este orden. No hace falta saber inglés de Oxford para traducir la siguiente frase del consenso "for those who have not started sexual activity the first priority should be to encourage abstinence or delay of sexual onset" (para quienes no han tenido relaciones sexuales, la primera prioridad debe ser animarles a la abstinencia o retraso del inicio de relaciones sexuales). Esta es la "A" del ABC y el mejor medio de prevenir el sida. Para el ministerio de sanidad español la "A" pasó absolutamente desapercibida. Lo mismo pasó con la "B": "when targeting sexually active adults, the first priority should be to promote mutual fidelity with an uninfected partner" (al dirigirse a adultos sexualmente activos la primera prioridad debe ser promover la fidelidad mutua con una pareja no infectada). Estas dos prioridades coinciden con lo que la Iglesia católica predica desde hace 20 siglos con el nombre de castidad. No hay conflicto, lo que hay es sinergia. Así, el consenso incluye una referencia positiva explícita a las organizaciones religiosas.

En este país, sin embargo no vimos nada de la "A" ni de la "B" en los medios de comunicación hasta el encuentro de la ministra con Martínez Camino, representante de los obispos, cuando el consenso ya hacía casi 2 meses que se había publicado. Pero entonces esto apareció tergiversado, oculto bajo una cortina de humo, que sólo los más ingenuos creerían. La cortina de humo era que algunos interpretaron las palabras de Martínez Camino como si la iglesia hubiese cambiado de postura.

La Iglesia no ha cambiado en esto, ni, por tanto, ha rectificado después. Siempre ha pensado que usar preservativos es inmoral. Además, desde el punto de vista científico, cualquier estrategia basada únicamente o prioritariamente en el preservativo es contraproducente, como hemos visto. Pero el preservativo, desde el punto de vista técnico, también tiene su lugar, como dijo acertadamente el portavoz episcopal. En nuestro libro de la asignatura de Salud Pública que usan los estudiantes de 6º de Medicina en varias facultades incluimos hace 3 años una consideración pensando también en la moral católica: (a las) personas que llevan establemente un tipo de vida peligroso, del que no parece fácil apartarlas (prostitutas, homosexuales promiscuos, usuarios de drogas, etc.), se les debe disuadir de su comportamiento. Si no se consigue disuadirlas se debe tener en cuenta que el uso del preservativo no añade ninguna malicia moral a su comportamiento, y se les puede por tanto instruir sobre la reducción de riesgo que ofrece el preservativo correctamente utilizado. Los canales de comunicación (exclusivamente la conversación personal) que se usen para dar este mensaje deben quedar reservados sólo a este tipo de personas y nunca deben ser lanzados a la población general, pues serían contraproducentes".

Un principio básico, que aparece en todos los libros de salud pública, es el de segmentar los mensajes de promoción de salud. No todos los destinatarios son iguales ni tienen la misma situación de riesgo. La población general no tiene el mismo riesgo que una prostituta o que quien comparte jeringuillas. Científicamente, basar la prevención poblacional sólo en el preservativo es, por tanto, un error. Hay un contexto, muy específico donde sería legítimo, a falta de aceptación de otras conductas más seguras, pero sólo para reducir el riesgo, porque nunca puede eliminarlo. Así lo dice también el consenso de Lancet. Esta es la "C".

Si las acciones de salud pública no se apoyan en la epidemiología van al fracaso. Ningún experto en salud pública dejaría de ver un fracaso catastrófico en el hecho de que los abortos (según datos del Ministerio) hayan crecido desde 47.832 a 79.788 en 10 años (1994-2003). Este indicador denuncia que la salud reproductiva está fallando. Lo corrobora el dato de que la sífilis ha aumentado más de un 30%. Nunca se habían repartido tantos preservativos (y píldoras del día después) en este país y nunca se han contabilizado tantos fracasos. ¿no será porque sistemáticamente se silencian la "A" y la "B"? Sin prentender juzgarles, y dejando claro que creo que están llenos de buenas intenciones, se comprende que a nuestros gobernantes les cueste mucho hablar de fidelidad, abstinencia, castidad o monogamia. No es su entorno ideológico y su "inercia" va en otro sentido. Pero la prioridad no debería ser la ideología ni la inercia, sino la salud de la población, basándose en las evidencias científicamente más rigurosas.

Autor: Miguel Ángel Martínez-González
Director del departamento de Salud Pública
Universidad de Navarra
Fecha: 2 y 3 de febrero de 2005
Publicado en: La Estafeta de Navarra

© 2005 Universidad de Navarra
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Francia lanzará una gran campaña para alerar a los jóvenes sobre los peligros del cannabis

PARIS 2 (Del corresponsal de EUROPA PRESS Javier Gómez Muñoz)

El Ministerio de Sanidad francés prepara una campaña para concienciar a los jóvenes franceses de los peligros que conlleva fumar cannabis. "Muchos estudios demuestran que este producto es tóxico en el plano neuropsíquico y nuestro país es el que tiene un consumo más elevado" explica el ministro de Sanidad Philippe Douste-Blazy.

Francia se sitúa como uno de los países cuyos adolescentes fuman hachís con más asiduidad. De los 850.000 jóvenes que lo fuman regularmente 450 lo hacen todos los días. La alerta saltó entre los expertos al comprobar que la cifra de nuevos fumadores no se mantiene estable sino que crece y la cantidad de droga también aumenta entre los que ya fumaban.

"Es un problema grave de salud pública para los jóvenes y es conveniente ser transparentes con los riesgos que se corren" opina Douste-Blazy en una entrevista publicada por el diario ´Le Figaro´.

Dos de cada tres chicos (66%) y una de cada dos niñas (52%) han probado el cannabis y se ha triplicado el número de chicos y chicas que lo fuman más de diez veces al año.

La campaña publicitaria la primera de Europa a esta escala según el ministerio galo pretende alertar a los adolescentes sobre los problemas de atención motivación o memoria que implica fumar cannabis y sus consecuencias en el plano escolar deportivo o de relaciones con su entorno.

Los anuncios incluirán testimonios reales de ex consumidores de droga y el público al que se dirige la campaña es tanto el adolescente como sus padres.

Varón de 36 años, perfil del drogodependiente español

La Unión de Asociaciones y Entidades de Atención al Drogodependiente (UNAD) ha presentado un estudio sobre el perfil de las personas con problemas de drogodependencias. En España, el adicto es un varón de entre 32 y 36 años, enfermo, sin estudios y en paro.

Un 64 por ciento de los enfermos tratados en los diferentes centros de atención al drogodependiente son hombres. La cifra ha disminuido desde hace menos de una década, cuando el problema era mayoritariamente masculino (en torno al 89 por ciento eran hombres). Ahora, aunque la trayectoria sigue siendo la misma, se advierte una paulatina feminización, que dibuja un porcentaje elevado de mujeres (un 36 por ciento) que acude a los centros en busca de programas de ayuda.

Así lo refleja un estudio elaborado por las 271 entidades de la Unión de Asociaciones y Entidades de Atención al Drogodependiente (UNAD). El estudio se ha realizado mediante el análisis de 41.000 fichas de los 200.000 datos de drogodependientes atendidos.

Nuevas sustancias

Luciano Poyato, presidente de la UNAD, ha afirmado que el 3,8 por ciento (el doble que el año pasado) de los menores de 16 años que acuden a los distintos centros es consciente de su problema. Dice que "ellos se dan cuenta de la pérdida de sentido de sus vidas, de su escasa visión de futuro y de sus conflictos internos". En la mayoría de los casos, estos menores confiesan su coqueteo diario con diversas drogas, lo que los convierte en politoxicómanos, provocando el incremento de su adicción. El problema se ha complicado con la introducción de nuevas drogas de diseño cuyos efectos, y por tanto su posterior tratamiento, se desconocen. Poyato resalta además que estas sustancias son, en su mayoría, causantes de patología dual en un 21 por ciento de los drogodependientes, que manifiestan una dependencia directamente ligada a un trastorno psiquiátrico. Lo difícil está en saber si es el trastorno mental el que conduce a las drogas o si son éstas las que producen los problemas mentales.

En cuanto a las vías de consumo, más de la quinta parte sigue utilizando la jeringuilla, causa mayoritaria del contagio de VIH.

Por esto, el estudio solicita, según Poyato, un plan de acción conjunto de la UNAD y del Plan Nacional sobre Drogas para consolidar los recursos existenciales, reivindicar la atención a los drogodependientes (más de 90.ooo dependientes de metadona), analizar el creciente consumo juvenil de drogas y las sustancias introducidas por las nuevas generaciones. La UNAD cree fundamental concienciar a las autoridades sobre la necesidad de crear una conciencia global y un plan de reintegración social que apoye a los drogodependientes después de pasar por los programas de desintoxicación y los centros de día.