miércoles, 11 de febrero de 2009

Un polimorfismo asociado a toxicidad por tenofovir

Un polimorfismo genético que eleva el riesgo de toxicidad renal por tenofovir y la recomendación de no interrumpir la terapia en coinfectados son dos novedades presentadas por científicos españoles en la CROI 2009.

Un polimorfismo genético eleva significativamente el riesgo de que un paciente infectado por el virus del sida desarrolle tubulopatía asociada al tratamiento con tenofovir. Así lo ha expuesto Sonia Rodríguez-Novoa, del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Carlos III, de Madrid, en una comunicación oral presentada en la XVI Conferencia de Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2009), celebrada en Montreal (Canadá).

El estudio buscaba datos farmacogenómicos relacionados con la toxicidad renal del tenofovir. El tenofovir es el antirretroviral más utilizado en los pacientes VIH+. Aunque generalmente resulta bien tolerado, un subgrupo de pacientes pueden desarrollar tubulopatía, la mayoría en ausencia de daño glomerular.

Rodríguez-Novoa ha demostrado que existen diversos alelos en los genes que codifican a unos transportadores de membrana en las células del túbulo renal que pueden influir en la susceptibilidad a padecer tubulopatía por tenofovir.

Como detalla Vicente Soriano, del citado servicio y otro de los autores del estudio, "se trata del polimorfismo CC en el gen MRP2-24, que aumenta cinco veces el riesgo de tubulopatía por el fármaco".

El científico también destaca que el mecanismo de daño tubular parecer ser dependiente de la dosis, de modo que dosis más bajas de tenofovir podrían ser más inocuas.

"Esta observación es importante para otra patología, la hepatitis crónica B, puesto que la reciente aprobación de tenofovir se ha hecho con las dosis utilizadas frente al VIH, y dosis más reducidas podrían obtener una eficacia similar".

También en la CROI 2009, se han presentado los resultados de un subestudio, dirigido por Vicente Soriano, del ensayo clínico Smart, donde se ha examinado el efecto específico de interrumpir la terapia antirretroviral en pacientes VIH+ con hepatitis crónica B.

Vacaciones terapéuticas
Para ello se analizaron pacientes del Smart, un trabajo internacional que examinó en 5.472 pacientes infectados por el virus del sida si la interrupción del tratamiento antirretroviral por encima de 350 linfocitos CD4+/ mm3 podría permitir periodos de vacaciones terapéuticas, lo que reduciría el gasto farmacéutico y los efectos secundarios de la medicación.

Los resultados del estudio se publicaron en 2006 en The New England Journal of Medicine y concluyeron que no es recomendable suspender el tratamiento antirretroviral en los que ya lo han iniciado. Los pacientes que suspendían transitoriamente el tratamiento padecían un mayor número de complicaciones -infecciosas y no infecciosas- y tenían una mayor mortalidad.

"En el subgrupo de pacientes VIH+ con hepatitis B, la suspensión del tratamiento antirretroviral con fármacos activos frente al virus B se acompañó de rebrotes de la viremia B e histolisis hepática. Además, la necesidad de reinstaurar terapia antirretroviral fue tanto más urgente cuanto mayor fue el rebrote del virus B", matiza Soriano. Este último dato constituye una aportación reseñable porque por vez primera se muestra que la hepatitis crónica B podría acelerar la caída de linfocitos CD4+ en pacientes coinfectados.

"Estos resultados avalan las últimas guías de tratamiento antirretroviral, que recomiendan iniciar terapia antiviral con fármacos activos a la vez frente al VIH y el virus de la hepatitis B en pacientes coinfectados, con independencia de la cifra de linfocitos CD4+".


Comite Independiente AntiSida

FibroScan' predice el grado de HP en VIH/VHC

Un estudio del Hospital Gregorio Marañón (Madrid) presentado en la CROI ha mostrado que FibroScan puede ser un método fiable para predecir la gravedad de la hipertensión portal en coinfectados por VIH y VHC.

La elastografía de transición, o FibroScan, no sólo sirve para diagnosticar a un paciente cirrótico sino que también indica el grado de cirrosis. Además, la medición de la rigidez del hígado mediante FibroScan puede ser un método fiable no invasivo para predecir la gravedad y la significación clínica de la hipertensión portal (HP) en pacientes coinfectados por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y el virus de la hepatitis C (VHC). Ésta es la conclusión de un estudio llevado a cabo por la Unidad de Enfermedades Infecciosas y VIH y los departamentos de Gastroenterología y Hepatología y de Medicina Preventiva del Hospital Gregorio Marañón, en Madrid, que se presenta hoy en la XVI Conferencia de Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2009), que se está celebrando en Montreal (Canadá).

"Queríamos comparar un método no invasivo y rápido para medir la fibrosis hepática, el FibroScan, con el gradiente de presión venosa hepática", ha afirmado Matilde Sánchez Conde, especialista en Microbiología Clínica de la citada Unidad de Enfermedades Infecciosas y una de las autoras del trabajo.

Se incluyeron 27 pacientes coinfectados por VIH y VHC, 22 hombres y 5 mujeres, con una edad media de 46 años, a los que se les hizo un estudio hemodinámico hepático, entre enero de 2007 y septiembre de 2008, como parte de la práctica clínica. Después se empleó en estos sujetos el FibroScan, determinando el valor diagnóstico de este método como un predictor de los pacientes con un gradiente de presión venosa hepática mayor o igual a 10 milímetros de mercurio (HP clínicamente significativa) o de los individuos con un gradiente mayor o igual a 12 milímetros de mercurio (HP grave).

En palabras de Juan Berenguer, miembro de la Unidad de Enfermedades Infecciosas y VIH que también ha participado en el estudio, "hemos hallado que tiene un gran valor predictivo negativo. Permitiría identificar qué pacientes no tienen hipertensión portal clínicamente significativa. El tamaño muestral de esta investigación es pequeño, pero la conclusión es que parece que nos va a permitir identificar al paciente que no tiene HP clínicamente significativa". Según ha adelantado Sánchez Conde, "el próximo objetivo es ampliar el número de pacientes y compararlos con individuos que sólo estén infectados por VHC".

En Madrid, gracias a la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida, prácticamente todos los hospitales cuentan con un FibroScan, y los que no lo tienen pueden derivar a sus pacientes a los centros que cuentan con este aparato. Por ello, "la facilidad para acceder a este método es total", según Sánchez Conde.

Resistencia a la insulina
La resistencia a la insulina en población VIH es frecuente y está asociada al tratamiento antirretroviral y la lipodistrofia. Sobre la resistencia a la insulina se conoce bastante en pacientes monoinfectados, pero en coinfectados es un tema contradictorio.

Otro de los estudios presentados en la CROI por el Gregorio Marañón, en el que también ha participado Berenguer, sugiere que la resistencia a la insulina determina la respuesta virológica sostenida en pacientes coinfectados por VIH y VHC tratados con interferón más ribavirina para la hepatitis C.

"Las estrategias para modificar la resistencia a la insulina (con dieta, ejercicio o incluso con metformina y glitazona) podrían aumentar la respuesta virológica sostenida durante la terapia para la hepatitis C", ha explicado Pablo Ryan, del Hospital Infanta Leonor, en Vallecas (Madrid), que durante el desarrollo del estudio disfrutaba de una beca post-MIR en el Gregorio Marañón.

En este trabajo, realizado en colaboración con el Instituto de Salud Carlos III (Madrid), "revisamos una cohorte de 218 pacientes coinfectados que habían recibido interferón más ribavirina en el Gregorio Marañón entre julio de 2000 y marzo de 2007".

Manuel Romero Gómez, del Hospital de Valme, en Sevilla, fue el primero que mostró que la presencia de resistencia a la insulina en pacientes monoinfectados con VHC tratados con interferón más ribavirina estaba asociada con una reducción de la respuesta virológica sostenida. "Pensamos que merece la pena medir la resistencia a la insulina antes de iniciar el tratamiento contra el VHC. El tercer paso será ver si influye en el pronóstico del paciente", según Berenguer.





Comite Independiente AntiSida