lunes, 5 de septiembre de 2005

Fumar marihuana trae consecuencias irremediables

Los estudiantes que fuman marihuana obtienen notas más bajas y tienen menos posibilidad de graduarse en comparación con sus compañeros que no fuman. Los hallazgos de las investigaciones sobre el uso crónico de la marihuana indican que hay algunos cambios en el cerebro similares a aquellos que se ven después del uso a largo plazo de otras drogas de abuso. La marihuana es la droga ilícita considerada con el uso más difundido. Es una mezcla café verdosa de flores, tallos, semillas y hojas secas y picadas de la planta del cáñamo canabis sativa, que generalmente se fuma en forma de cigarrillo (porros, canutos, churros o en inglés "joints"), o en pipa ("bong").


También se la fuma en "blunts", que son puros o cigarros a los que se les saca el tabaco y se los rellena con marihuana, a menudo mezclada con otra droga. También se puede usar mezclada con la comida o como una infusión. Su forma más concentrada y resinosa se llama hachís y como líquido negro pegajoso se conoce como aceite de hachís.

El humo de la marihuana tiene un olor pungente característico, que es usualmente agridulce. Hay innumerables términos callejeros para la marihuana incluyendo hierba, pasto y maría.


El término cannabis se refiere a la marihuana y otras drogas derivadas de la misma planta. Las formas potentes incluyen la sin semilla, el hachís y el aceite de hachís.


En todas sus formas, el cannabis es una droga que altera la función mental (psicoactiva) porque contiene THC (delta-9- tetrahidrocanabinol) que es el químico activo en la planta de la marihuana. También contiene más de 400 químicos adicionales.


El efecto de la marihuana depende de la potencia del THC que contiene. La potencia del THC ha aumentado desde la década de los setenta pero ha permanecido igual desde mediados de la década de los ochenta. La potencia de la droga depende del promedio de THC que se encuentra en las muestras de marihuana que confiscan las agencias policíacas.


Efectos en el cerebro Los científicos han aprendido mucho sobre cómo el THC actúa en el cerebro para producir sus muchos efectos. Cuando una persona fuma marihuana, el THC pasa rápidamente de los pulmones a la corriente sanguínea, que transporta el químico a los órganos en todo el cuerpo, incluyendo el cerebro.
En el cerebro, el THC se conecta a sitios específicos en las células nerviosas llamados receptores de canabinoides, e influye en la actividad de dichas células. Algunas áreas del cerebro tienen muchos receptores de canabinoides; otras tienen pocos o ninguno. Muchos receptores de canabinoides se encuentran en las partes del cerebro que influyen en el placer, la memoria, el pensamiento, la concentración, las percepciones sensoriales y del tiempo, y en el movimiento coordinado. Los efectos a corto plazo del uso de la marihuana pueden incluir problemas de la memoria y el aprendizaje; percepción distorsionada; dificultades para pensar y solucionar problemas; pérdida de la coordinación; y un aumento del ritmo cardíaco.


Los hallazgos de las investigaciones sobre el uso crónico de la marihuana indican que hay algunos cambios en el cerebro similares a aquellos que se ven después del uso a largo plazo de otras drogas de abuso. Por ejemplo, la interrupción de la administración de canabinoides (el THC o formas sintéticas del THC) a animales que han sido expuestos crónicamente al químico, produce un aumento en la activación del sistema de repuesta al estrés y cambios en la actividad de las células nerviosas que contienen dopamina.


Las neuronas que contienen dopamina están involucradas en la regulación de la motivación y la compensación, y están directa o indirectamente afectadas por todas las drogas de abuso.


Efectos en el corazónUn estudio ha indicado que el riesgo de que un usuario sufra un ataque al corazón se cuadruplica en la primera hora después de haber fumado marihuana. Los científicos sugieren que tal efecto puede ocurrir debido a los efectos de la marihuana sobre la presión arterial y el ritmo cardíaco y la reducción en la capacidad de la sangre para transportar oxígeno.


Efectos en los pulmonesEn un estudio de 450 personas se encontró que quienes fumaban marihuana frecuentemente -pero no fumaban tabaco- tenían más problemas de salud y perdían más días de trabajo que los que no fumaban . Muchos de los días adicionales de enfermedad entre los fumadores de marihuana que participaron en el estudio fueron por enfermedades respiratorias. Aún el uso infrecuente puede causar irritación y ardor en la boca y en la garganta, a menudo acompañados de una tos fuerte. Alguien que fuma marihuana regularmente puede tener muchos de los mismos problemas respiratorios que los fumadores de tabaco, como tos y producción de flema a diario, mayor frecuencia de enfermedades agudas del pecho, riesgo mayor de infecciones pulmonares y mayor tendencia a la obstrucción de las vías respiratorias.


Fumar marihuana también aumenta la probabilidad de desarrollar cáncer de la cabeza o del cuello, y mientras más marihuana se fuma, mayor es la probabilidad. Un estudio que comparó 173 pacientes con cáncer y 176 personas saludables produjo fuerte evidencia de que el fumar marihuana duplica o triplica el riesgo de estos tipos de cáncer. El uso de la marihuana también tiene el potencial para promover el cáncer de los pulmones y otras partes de las vías respiratorias debido a los irritantes y carcinógenos que contiene. De hecho, el humo de la marihuana contiene entre 50 y 70 por ciento más hidrocarburos carcinógenos que el humo del tabaco.
También produce altos niveles de una enzima que convierte ciertos hidrocarburos a su forma carcinógena, niveles que pueden acelerar los cambios que finalmente producen las células malignas.


Los usuarios de marihuana generalmente inhalan más profundamente y sostienen su respiración más tiempo que los fumadores de tabaco, lo que aumenta la exposición de los pulmones al humo carcinógeno. Estos hechos sugieren que, fumada por fumada, la marihuana puede aumentar el riesgo de cáncer aún más que el tabaco.


Otros efectos en la saludAlgunos de los efectos adversos de la marihuana en la salud pueden ocurrir porque el THC deteriora la habilidad del sistema inmunológico para combatir enfermedades infecciosas y el cáncer.
En experimentos de laboratorio exponiendo células animales y humanas al THC, o a otros ingredientes de la marihuana, se encontró que las reacciones normales de prevención de enfermedades estaban inhibidas en muchos tipos clave de células inmunológicas.


En otros estudios, los ratones expuestos al THC o a sustancias relacionadas tenían más probabilidad de desarrollar infecciones bacterianas y tumores que los ratones no expuestos.


Efectos en el aprendizaje y la conducta social La depresión, la ansiedad, y las alteraciones en la personalidad han sido asociadas con el uso de marihuana. Las investigaciones demuestran claramente que la marihuana tiene el potencial de causar problemas en la vida cotidiana o empeorar los problemas actuales del usuario.


Ya que la marihuana afecta la habilidad para aprender y recordar información, mientras más marihuana use una persona, mayor es la probabilidad de que se retrase en la adquisición de habilidades intelectuales, laborales o sociales. Es más, las investigaciones han demostrado que el impacto adverso de la marihuana sobre la memoria y el aprendizaje puede durar días o semanas después de que los efectos agudos de la droga han desaparecido. Los estudiantes que fuman marihuana obtienen notas más bajas y tienen menos posibilidad de graduarse de la escuela secundaria, en comparación con sus compañeros que no fuman. Un estudio de 129 estudiantes universitarios encontró que en los usuarios establecidos de marihuana (aquellos que fumaron la droga por lo menos 27 de los 30 días anteriores), las habilidades críticas relacionadas a la atención, memoria y aprendizaje sufrieron un deterioro significante aún después de no haber usado la droga por lo menos 24 horas.


Los usuarios establecidos de marihuana que participaron en el estudio tuvieron más problemas para mantener o cambiar la atención, así como para registrar, organizar y usar la información, que los participantes del estudio que habían usado marihuana durante no más de 3 de los 30 días anteriores. Por lo tanto, alguien que fuma marihuana todos los días puede estar funcionando continuamente a un nivel intelectual reducido. Más recientemente, tomando un grupo de usuarios de marihuana establecidos por largo tiempo, los mismos investigadores demostraron que su habilidad para recordar palabras de una lista continuó deteriorada una semana después de haber dejado de usar la marihuana, pero se normalizó a las cuatro semanas. Por lo tanto, es posible que algunas habilidades cognitivas se puedan restaurar en las personas que dejen de fumar marihuana, aún después de un uso arraigado por largo tiempo. Es más probable que los trabajadores que fuman marihuana tengan problemas en el trabajo que sus colegas que no la fuman. Varios estudios asocian el hábito de fumar marihuana de un trabajador con un aumento en las ausencias, retrasos, accidentes, reclamos al seguro ocupacional, y cambios de trabajo.


Un estudio de trabajadores municipales encontró que los empleados que usaban marihuana dentro o fuera del trabajo reportaron más "comportamientos de aislamiento" (como dejar el trabajo sin permiso, soñar despierto, usar el tiempo de trabajo para asuntos personales, y evadir sus responsabilidades laborales), que afectan adversamente la productividad y la moral.


En otro estudio, los usuarios de marihuana reportaron que el uso de la droga perjudicaba varias medidas importantes del rendimiento en la vida incluyendo las habilidades cognitivas, el estatus profesional, la vida social, y la salud física y mental.


Efectos en el embarazoLas investigaciones han demostrado que los bebés nacidos de mujeres que usaron marihuana durante sus embarazos muestran respuestas alteradas a estímulos visuales, trémulo acrecentado, y llanto agudo, lo que puede indicar problemas con el desarrollo neurológico.


Durante la infancia y los años pre-escolares, se ha observado que los niños expuestos a la marihuana tienen más problemas de conducta y más dificultad para realizar tareas de percepción visual, comprensión de lenguaje, atención sostenida, y de memoria. En el colegio, estos niños tienden a exhibir un déficit en sus habilidades para tomar decisiones, su memoria y su capacidad para permanecer atentos.


Potencial de adicciónEl uso a largo plazo de la marihuana puede llevar a algunas personas a la adicción; es decir, a usar la droga compulsivamente, aún cuando interfiere con las actividades familiares, en la escuela, el trabajo y las recreativas.


El deseo por la droga y los síntomas del síndrome de abstinencia pueden hacer que los fumadores de marihuana a largo plazo tengan problemas para dejar de usar la droga. Las personas que tratan de dejarla reportan irritabilidad, dificultad para dormir y ansiedad. En las pruebas psicológicas, también muestran un aumento en la agresividad que llega a su punto máximo aproximadamente una semana después de haber usado la droga por última vez.


Vulnerabilidad genéticaLos científicos han encontrado que la genética puede influir en que una persona tenga sensaciones positivas o negativas después de haber fumado marihuana. Un estudio de 1997 mostró que gemelos varones idénticos tenían más probabilidad de reportar respuestas similares al uso de la marihuana que gemelos varones fraternales (no idénticos), lo que indica que hay una base genética para sus respuestas a la droga . (Los gemelos idénticos comparten todos sus genes.) También se descubrió que el ambiente familiar o aquel que los gemelos compartían antes de cumplir los 18 años no tenía influencia alguna discernible en sus respuestas a la marihuana. Sin embargo, se encontró que ciertos factores ambientales como la disponibilidad de la marihuana, las expectativas sobre cómo la droga les afectaría, la influencia de los amigos y los contactos sociales, y otros factores que diferencian las experiencias de los gemelos idénticos tienen un efecto importante


Tratamientos para el abuso de la marihuanaLos datos más recientes sobre tratamientos indican que en el 2000, la marihuana era la droga de abuso más común, en alrededor del 15 por ciento (236,638) de todas las admisiones a establecimientos para el tratamiento de la drogadicción. Las admisiones por marihuana eran principalmente varones (76 por ciento), de raza blanca (57 por ciento), y jóvenes (el 46 por ciento eran menores de 20 años). Aquellos en tratamiento por uso primordialmente de la marihuana, comenzaron a usarla a una edad temprana; el 56 por ciento la habían usado antes de los 14 años y el 92 por ciento antes de los 18. Un estudio de los usuarios adultos de marihuana encontró que había beneficios similares entre un tratamiento de 14 sesiones de terapia cognitiva-conductual realizada en grupo y un tratamiento de 2 sesiones individuales que incluía entrevistas de motivación y consejos sobre cómo reducir el uso de la marihuana.


La mayoría de participantes eran hombres de alrededor de 30 años, que habían fumado marihuana a diario por más de 10 años. Al aumentar el conocimiento de los pacientes sobre los factores que fomentan el uso de la marihuana, ambos tratamientos buscaban ayudar a los pacientes a crear estrategias para evitar este comportamiento.


El uso, los síntomas de dependencia y los problemas psicosociales disminuyeron por lo menos por un año después de ambos tratamientos. Alrededor del 30 por ciento de los usuarios mantuvieron la abstinencia durante el último período de 3 meses de seguimiento. Otro estudio sugiere que darles incentivos a los pacientes en forma de vales o comprobantes que pueden canjear por bienes como boletos para el cine, equipos de deportes o entrenamiento vocacional, puede mejorar los resultados del tratamiento. Aunque actualmente no existen medicamentos para tratar el abuso de la marihuana, los descubrimientos recientes sobre cómo trabajan los receptores del THC han aumentado la posibilidad de eventualmente desarrollar un medicamento que bloquee los efectos intoxicantes del THC. Tal medicamento podría utilizarse para prevenir una recaída en el abuso de la marihuana al reducir o eliminar su atractivo. El estudio de observación del futuro financiado por NIDA evalúa anualmente el uso de drogas por estudiantes de 8%, 10% y 12% grados de secundaria y adultos jóvenes en todo el país. Después de disminuir por más de una década, el uso de marihuana entre los estudiantes comenzó a aumentar a principios del decenio de los 90.


Entre 1996 y 1997, el uso de marihuana al menos una vez (uso durante la vida) por los estudiantes de 10° y 12° grados aumentó, continuando la tendencia observada en años recientes.


La tasa de uso de marihuana durante la vida es la mayor que se ha registrado desde 1987, pero todas las tasas de uso permanecen bien por debajo de las observadas a fines de los años 70 y principios de los 80. El uso de marihuana durante el último año y durante el último mes no cambió significativamente entre 1996 y 1997 en ninguno de los tres grados, lo que sugiere que podrían estarse moderando los marcados aumentos de los años recientes.


El número de estudiantes que usaron marihuana a diario en el último mes aumentó entre los estudiantes de 9º grado, pero disminuyó entre los de 8° grado; este modelo de aumento en el uso por los estudiantes mayores y de estabilidad o disminución en el uso por los estudiantes más jóvenes se observó en varios indicadores en el estudio realizado en años anteriores

'Ponle más sexo y violencia, imbécil'


Muchos veteranos gurús abofetean a los profesionales novatos con esta recomendación.

¿Qué tiene que ver con la violencia doméstica?
Siete víctimas en agosto. Casi sesenta en lo que va de año. Una película de terror. La ley integral contra la violencia de género -la perla hasta hoy de la paupérrima producción legislativa del Gobierno Rodríguez- es un fracaso. La sangría no cesa. Aumenta. "Todo el Gobierno -dice Soledad Murillo, secretaria general de Políticas de Igualdad del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales- está consternado y preocupadísimo..." Faltaría más. También toda la sociedad. Del Gobierno se espera más que mucha consternación. Algunos fallos de envergadura se están cometiendo en el diagnóstico de esta lacra.

Esos errores sobre las causas reales se trasladan también a la prevención, al tratamiento o a la punición eficaces. Algunas medidas son insuficientes porque faltan los enormes medios técnicos, humanos y presupuestarios que serían necesarios para una acción integral. Pero otras son parches o, lo que es peor, pura demagogía para la galería. Entre las más inútiles de estas medicinas descuellan las que basan sus expectativas en férreos prejuicios ideológicos, muy ingenuos, sobre la naturaleza y las causas auténticas de la violencia doméstica.


Algunos hallazgos diagnósticos son tonterías de encefalograma plano. Los hechos los desmienten. Pero, erre que erre, la progresía de pensamiento anémico insiste. Su afinidad con las ideologías oficiales las hace políticamente correctas, las protege del asedio del sentido común y de toda crítica libre. Se dice que la causa de la cosa es puramente estacional -como una gota fría-, que en agosto-vacaciones la gente convive más y por eso... hay mas agresiones y muertes. Toma ya. Si así fuera, pues casi no habría muertes el resto del año, no aumentarían las estadísticas anuales y, desde el ángulo de la prevención, bastaría con disuadir a la población española, sobre todo a las mujeres, que no vayan de vacaciones con sus íntimos y allegados -en agosto ni por asomo- y que no intensifiquen la convivencia ni por todo el oro del mundo. Muertas las vacaciones y la convivencia, se acabó el perro y la rabia.

¡Por favor, por favor..., una gota de sentido común! Claro que la violencia doméstica, como su desafortunado nombre indica, ocurre en el seno de la convivencia entre íntimos. Pero no es culpa de la convivencia ni de que sea mayor y en vacaciones convivamos más. La cosa es culpar al abstracto y a la estructura, es decir, a la convivencia. Pero la verdad es terca y el sentido común indica que la culpa es de alguien, de una "persona concreta" o varias de ellas, con nombre, personalidad y biografía singularísima, que es o son quienes nos transforman la convivencia íntima en otra cosa: en un infierno, en una cámara de tortura y en un cadalso.

En países como los nórdicos europeos, donde campan desde hace muchas décadas los planteamientos sociales igualitarios, feministas y antimachistas..., pues va y resulta que ahora mismo sufren estadísticas de violencia doméstica -y de suicidios- mucho mayores que las de los países latinos del sur y, en concreto, que en España. Ante tal evidencia, la bobería cerebralmente plana argumenta -¡asombro del Olimpo!- que esto sucede en Suecia por un "proceso reactivo", hallazgo diagnóstico cuya genialidad estriba en sostener que "cuando las mujeres ganan en derechos e independencia, los hombres reaccionan, humillados, y la violencia se dispara". Toma ya.

Si eso fuera cierto, se estaría vaticinando que en la futura España, cuanto más avance la independencia e igualdad de la mujer, más mártires habrá a manos de unos cabreadísimos machos que ahora se comportan como franciscanos. Ante este pronóstico, no sé si atreverme a sugerir que se derogue la ley integral contra la violencia de género y, ¡Virgen de Lourdes!, quedarnos como estamos.

Un chute de sentido común en vena. Desde la década de los sesenta del pasado siglo, vivimos en una sociedad que ha consentido convertir el sexo, en su sentido más físico y pornográfico, y la violencia, en sus manifestaciones más sanguinarias y atroces, en la sal y pimienta de nuestro ocio, de la literatura, cine y televisión, del escenario mediático y virtual. Vivimos en una sociedad en la que el pensamiento políticamente correcto ha trivializado la sexualidad humana y la ha disociado de cualquier exigencia moral y de autogobierno según valores de excelencia. Al mismo tiempo, esa sociedad ha convertido ese sucedáneo de sexualidad en objeto de culto idolátrico, en lenitivo y evasivo para todas las tensiones y frustraciones, en objeto de hiperconsumo.

Basta con preguntarse, sin las legañas de la ideología o del vicio, qué tipo de mujer es la que propone la fórmula "más sexo y violencia" , la colosal pornografía -la más dura y la de todos los días-, y qué roles y comportamientos se sugieren para ese objeto de codicia sexual, de apropiación y dominio, de satisfacción de las miserias humanas, las insatisfacciones, las frustraciones, las inmadureces psicológicas y las patologías psíquicas.

Preguntarse por ese tipo de mujer es lo mismo -por la recíproca referencia- que interrogarse por qué tipo y calidad de varón estamos maleducando y deformando. En nuestras sociedades, la perversión violenta por razón de intimidad sexual no es una cuestión excepcional referible a individuos concretos. Es una cuestión social, porque arranca ya desde el inicio del deforme modelo educativo en materia sexual, con las prematuras y gravísimas desestructuraciones parentales, y no cesa de agravarse a medida que se suceden las carencias o las malformaciones educativas en los diferentes niveles de socialización y los ciclos de la vida.

Ciertas psicopatologías, alteraciones de personalidad, drogodependencias y alcoholismo son sus mejores cómplices. ¿Violencia doméstica, de género? ¿Falta de igualitarismo? ¿Machismo? ¿Por qué no también feminismo? Errores de base en el diagnóstico. Explicaciones evasivas de las verdaderas causas y responsabilidades. La causa profunda es la compleja trama de la infinita despersonalización de la sexualidad y de su exilio respecto de la exigencia de excelencia moral en todos los sistemas y subsistemas de nuestra sociedad. Hecho este vacío de sentido, cada uno de nosotros, en variada medida, ha consentido que el mercado uniese el sexo y la violencia en miles de productos explícitos e implícitos. En esa escena, lo anormal es que no crezcan más los actos de violencia por razón de sexo.

Las medidas preventivas consiguen evitar la transmisión vertical del virus del sida


Un estudio realizado por especialistas de los servicios de Pediatría, Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario Reina Sofía, de Córdoba, ha analizado la incidencia en esta provincia de la transmisión vertical del VIH durante los últimos cinco años, revisando las historias clínicas de las madres infectadas registradas entre 1999 y 2003 y realizando un seguimiento de los recién nacidos durante los dos primeros años de vida.


Según el trabajo, coordinado por Elena Gómez Guzmán, ningún recién nacido se ha infectado por transmisión vertical en el Reina Sofía en el plazo estudiado, en el que nacieron 17.443 bebés.

Del total, 31 eran hijos de madres infectivas y en todos los casos las determinaciones seriadas de ADN proviral han sido negativas.

“El adecuado control y tratamiento de la madre y el niño, se consigue evitar la transmisión de la infección al segundo. Sin embargo, cuando no se tienen en cuenta las medidas preventivas, la transmisión vertical es el mecanismo de contagio del VIH más frecuente en la población infantil en los países desarrollados”, ha señalado Gómez.


Con este estudio, que ha obtenido el premio al mejor trabajo de investigación clínica en el II Congreso Iberoamericano de Neonatología, celebrado en Venezuela, y el distintivo a la mejor comunicación oral en el LIV Congreso Nacional de la Asociación Española de Pediatría, “hemos podido conocer el número exacto de madres infectadas que daban a luz en Córdoba, y ver dónde están los niños y qué ha sucedido con ellos. Además, necesitábamos saber esos datos para comprobar que eran concordantes con el resto ciudades españolas”. Hasta el momento no se había hecho ningún estudio similar.

Malformaciones
En los niños incluidos en la investigación se ha detectado mayor incidencia de bajo peso para la edad gestacional (menos de 2,5 kilogramos) con respecto a la población general; en la mitad se ha observado síndrome de abstinencia, aunque en ninguno se ha registrado malformación congénita, y el 40 por ciento ha precisado ingreso durante el periodo de lactancia por bronquiolitis o gastroenteritis.

En cuanto a las madres que estaban infectadas, han dado a luz con 28 años de media y la mayoría procedía de ambientes desfavorecidos por adicción a drogas por vía parenteral.

El 65 por ciento de las mujeres participantes no habían controlado totalmente el embarazo, aunque el 94 por ciento ha recibido tratamiento intraparto con zidovudina.

Como novedad, el objetivo del Reina Sofía a partir de ahora es “conseguir determinar los anticuerpos del VIH de manera urgente en las embarazadas no controladas que pertenezcan a grupos de riesgo, para tratar a la madre y al bebé con la mayor premura”, ha comentado Gómez.

“En cuanto una paciente a la que no se le ha realizado previamente la prueba de detección del VIH llegue al centro hospitalario, debemos realizar los análisis pertinentes y determinar en un período corto de tiempo si necesita tratamiento, y ponérselo a la madre y al niño. Esto todavía no se hace, y estamos intentando conseguir medios para llevarlo a cabo”, ha concluido Gómez Guzmán.

Sara Sánchez Conde. Córdoba

El 24% de los drogodependientes que acuden a programas asistenciales consumen heroína, y el 20% 'speed ball'



El 24% de las personas drogodependientes que acuden a programas asistenciales son consumidores de heroína, y el 20% de 'speed ball' (mezcla de heroína y cocaína), según datos de la Unión de Asociaciones y Entidades de Atención al Drogodependiente (UNAD).


El pasado año, más de 200.000 personas pasaron por estos programas asistenciales, de las que prácticamente el cien por cien son policonsumidores, es decir, no consumen una única sustancia psicoactiva. Aparte del consumo de heroína y 'speed ball', el 13% consume principalmente cocaína; el 5%, cannabis; y el 3%, las conocidas como drogas de síntesis.


El presidente de UNAD, Luciano Poyato Roca, asegura que poner el énfasis en las sustancias impide desarrollar eficaces iniciativas de prevención, y subraya que el modelo hiperconsumista en que viven los adolescentes y jóvenes implica importantes problemas de salud pública que no se solucionarán persiguiendo determinadas sustancias psicoactivas.


En opinión de UNAD, organización que agrupa a cerca de 300 entidades sin ánimo de lucro de todas las Comunidades Autónomas, la prevención y la educación para la salud deben basarse en el modelo social, en los patrones de consumo, en el uso del ocio y el tiempo libre, en las modas, la percepción de riesgo, los valores, y, como un elemento más, en las sustancias.