martes, 27 de julio de 2004

SIDA: el mito del preservativo

Todos lo reconocen con la boca pequeña: el enfoque que se le ha dado a la lucha contra el SIDA ha fracasado. La enfermedad, que no ha dejado de extenderse, afecta ya a 38 millones de personas, según los datos que se han presentado en la XV Conferencia Internacional sobre SIDA celebrada en Bangkok. En vísperas de su inicio se produjo la dimisión del doctor Lamboray, miembro belga del Programa de Naciones Unidas de Lucha contra el SIDA.

Sin embargo, en los grandes foros de discusión sobre esta plaga de los siglos XX y -si no se remedia- XXI, se habla del fracaso pero no de las causas. Cuando la opinión pública internacional está presente, todo se reduce a alabar ciegamente las bondades de los preservativos, uno de los ejes de la política actual.

Se niegan todas las pruebas de que, por un cúmulo de circunstancias, hasta ahora este camino no ha dado muchos resultados y no es recomendable segirlo.

Las causas van desde la falibilidad propia de estos dispositivos hasta los defectos que pueden presentar, los fallos humanos en su uso y el hecho innegable de que su existencia anima a tener un mayor número de contactos sexuales.

Aunque sólo fallaran en un caso de cada 100, si se anima a que un millón de personas los utilicen, fallarán en 100.000 casos. Es perfectamente compatible un aumento de su uso y la propagación de la enfermedad.

El fracaso de las políticas de salud sexual en Occidente ha venido por otro lado. Aunque el SIDA está mucho menos extendido aquí que en el Tercer Mundo, han reaparecido otras enfermedades de transmisión sexual que estaban camino de desaparecer. En 1960, en EEUU había sólo dos, mientras que ahora hay 30. En el Reino Unido, en el año 2002 todas estas enfermedades sumaron más de 40.000 casos. En 10 años, la sífilis había aumentado un 870%.

Algunos países del Tercer Mundo se han dado cuenta ya del camino sin salida que representa la falacia del "sexo seguro". A la cabeza marcha Uganda, el único país que ha conseguido un resultado eficaz contra el SIDA a nivel nacional, con una reducción en su impacto general del 54%, descenso que entre los adolescentes llega al 75%.

La OMS reconoció que es un caso único, pero nada dijo de las causas de este éxito: una política que antepone la educación para la abstinencia y la fidelidad al uso de los preservativos. Uganda está de vuelta cuando Occidente se empeña en mostrarles el camino de ida.

Pero en Occidente, aunque no se hable de ello, también se está empezando a volver tímidamente, como demuestran las campañas de los países anglosajones sobre abstinencia, las nuevas medidas -tan criticadas- de George Bush, y el crecimiento de los movimientos que intentan inculcar una concepción más integral de la sexualidad.

Firmes en el propósito de negar o atacar todas estas pruebas, en la Conferencia de Bangkok se han oído algunas voces que afirmaban que "nada nos debe distraer de la promoción y la financiación del uso del condón".

En vez de centrar el debate en la falta de medicamentos y de médicos que enseñen a usarlos, o en lo poco que se invierte en la búsqueda de una vacuna, lo importante es extender un producto que algún medio ha llegado a comparar con la Coca-Cola o los cigarrillos. ¿Altruismo o comercio?
Revista Época, 2004-07-22

Con la asesoría de Comité Independiente Antisida

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