miércoles, 29 de septiembre de 2004

JORNADA MUNDIAL ENFERMO: CRISTO, ESPERANZA PARA AFRICA

CIUDAD DEL VATICANO, 29 SEP 2004 (VIS).-Hoy se hizo público el mensaje del Santo Padre con ocasión de la Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará el próximo 11 de febrero, y cuyo tema es "Cristo, esperanza para Africa". La celebración principal tendrá lugar este año en el Santuario de María Reina de los Apóstoles, en Yaundé (Camerún).

En el mensaje, fechado el 8 de septiembre, el Papa afirma que los conflictos y guerras en muchas regiones de Africa "dificultan las intervenciones para prevenir y curar" las enfermedades que "devastan el continente".

"Exhorto -continúa- a aquellos que tengan la posibilidad0 a acabar con estas tragedias. Recuerdo a los responsables del comercio de armas lo que he escrito: 'Quienes alimentan las guerras en Africa mediante el tráfico de armas son cómplices de crímenes odiosos contra la humanidad'".

Refiriéndose en concreto al problema del SIDA, Juan Pablo II recuerda que "para combatirla de modo responsable, es necesario que aumente la prevención mediante la educación al respeto del valor sagrado de la vida y la formación a la práctica correcta de la sexualidad". En este sentido, subraya que las infecciones debidas al contagio por vía sexual se pueden evitar "sobre todo mediante una conducta responsable y la observancia de la virtud de la castidad".

El Papa hace hincapié en el deber de los gobiernos y autoridades civiles de informar correctamente sobre el SIDA, así como de invertir en la educación de los jóvenes y la sanidad. Tras elogiar a las "industrias farmacéuticas que se comprometen en abaratar las medicinas para curar el SIDA", el Santo Padre recuerda "con admiración a los numerosos agentes sanitarios, asistentes religiosos y voluntarios que, como buenos samaritanos, consumen su vida junto a las víctimas del SIDA y cuidan de sus familias".

"La celebración de la Jornada Mundial del Enfermo -escribe- ofrece a todos la posibilidad de comprender mejor la importancia de la pastoral de la salud. (...) Precisamente en el momento de la enfermedad se plantea con urgencia la necesidad de encontrar respuestas adecuadas a las cuestiones últimas sobre la vida del ser humano: las cuestiones sobre el sentido del dolor, del sufrimiento y de la misma muerte, considerada no sólo como un enigma con el que hay que enfrentarse con esfuerzo sino como un misterio en el que Cristo incorpora a sí nuestra existencia".

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