viernes, 31 de diciembre de 2004

¡ FELIZ 2005 !

¡ FELIZ 2005 !

El Comité Independiente Antisida desea a todos nuestros suscriptores repartidos por todo el mundo, un feliz año 2005. No podemos claudicar ante el hecho de que cada día se contagien de sida en el mundo 15.000 personas. Deseamos un mundo mejor, un mundo con salud y con paz. Enviamos los siguientes deseos de un escritor, redactados para nuestro Boletín.

Entramos en el dos mil cinco. Hace cuatrocientos años, un viejo soldado concibió la historia de un hombre bueno que decidió edificarse un mundo a la medida de su corazón. Desde entonces, don Quijote ha servido para explicar muchas cosas acerca de nosotros mismos. ¿Qué podemos aportar, desde una tribuna dedicada a luchar contra el sida, al año del Quijote?

Se me ocurre que eso de romper con la realidad para fabricarse una nueva que coincida con nuestras aspiraciones es algo que está por encima de los tiempos. En eso, Cervantes nos retrató en alta definición, con trazo definitivo. El pobre Alonso Quijano quiso ser un paladín y pensó el mundo como un campo de honor. Hoy otros, con apetencias menos nobles, nos quieren hacer ver que la vida es como la retratan en esa publicidad institucional con que nos han regalado en el último 1 de diciembre: ese que en alguna ocasión llamé "el día de los tramposos", porque bajo capa de lucha contra el sida se ocultan espurios intereses que van de lo ideológico a lo monetario. Se desearía un mundo a lo Sade y por ello se bombardea al ciudadano con una propaganda para prostitutas, en lugar de atenerse a lo real y explicar cuáles son las causas y el proceso de expansión de la enfermedad, así como las conductas adecuadas para su prevención.

Es posible que don Quijote haya gobernado a España en la época de Cervantes. Felipe II fue un Quijote embarcado en empresas caballerescas. Hoy nos rigen otros alucinados a los que ni de lejos quiero comparar con el caballero manchego, con su autor ni con el "rey prudente", por un mínimo de decoro; pero que también se dedican a liberar galeotes y atropellar inocentes en su delirio, cuando llaman verdugos a quienes de verdad combaten la lacra del sida y se dedican a mostrar las auténticas soluciones. Que nuestro deseo de felicidad para este 2005 incluya la esperanza de que no haya que esperar diez años para que los visionarios recuperen la cordura, exclamando, como don Quijote en 1615: "¡bendito sea el poderoso Dios, que tanto bien me ha hecho!"

Jesús Sanz Rioja - escritor

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