En la XIII Conferencia de Retrovirus e Infecciones Oportunistas que se está celebrando en Denver, Colorado, se ha presentado un estudio efectuado en Uganda que confirma que la circuncisión puede reducir el riesgo de transmisión del VIH en casi un tercio. El ensayo se une a otros anteriores que habían observado la protección que confiere esta práctica.
Desde que en 1998 la antropóloga norteamericana Priscilla Reinning constatara que el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) se transmitía con mayor rapidez en las zonas de África en las que la circuncisión no se practicaba de manera habitual, numerosos trabajos han intentado determinar en qué medida esta práctica puede ser una herramienta preventiva eficaz en la lucha contra el VIH.
Según un ensayo presentado en la XIII Conferencia de Retrovirus e Infecciones Oportunistas, que se está desarrollando en Denver (Estados Unidos), la circuncisión en hombres VIH+ podría reducir hasta en un 30 por ciento la transmisión del virus a sus parejas. El estudio, presentado por Thomas Quinn, de la Universidad Johns Hopkins, de Baltimore, analizó la situación de 300 parejas heterosexuales de Rakai (Uganda) en las que los hombres estaban infectados y ellas eran VIH negativas.
Además de disminuir el riesgo de transmisión del VIH, la circuncisión también parecía reducir la tasa de tricomonas y vaginitis bacteriana, aunque no tenía impacto sobre la infección por papilomavirus, sífilis, gonorrea o clamidia.
Este trabajo confirma los resultados obtenidos en otras investigaciones, como la realizada por Bertran Auvert, de la Agencia Nacional Francesa para la Investigación del Sida, en la región sudafricana de Orange Farm. En este caso la disminución del riesgo de transmisión del virus llegó al 6 por ciento en parejas heterosexuales.
"A pesar de estos datos, resulta imposible hacer una recomendación sobre el uso profiláctico de la circuncisión. En los últimos doce años se han realizado cerca de medio centenar de estudios para determinar cuál es la relación precisa entre esta práctica y la prevención del VIH y todavía debemos esperar los resultados de al menos dos grandes trabajos para saber si su uso puede aplicarse sólo en la prevención de la transmisión de hombres a mujeres y viceversa", apunta Quinn.
En Africa sólo el 2 por ciento de la población está circuncidada y la implantación de esta práctica por motivos preventivos choca con aspectos culturales, por lo que hay quien considera que no es una medida de salud pública adecuada.
Más mortalidad con el subtipo D.
El estudio de la cohorte de Rakai también ha mostrado que el subtipo de VIH predice mejor el riesgo de mortalidad que la carga viral. Las personas que tienen el subtipo viral D mueren con más rapidez que las contagiadas por el subtipo A. De hecho, el 10 por ciento de los infectados por el subtipo D fallecían en un plazo medio de tres años, mientras que no se producía ninguna muerte en el subtipo A en este periodo. La carga viral, por su parte, no permite ajustar tanto el pronóstico. Los autores creen que el subtipo D es más virulento que el A, ya que para infectar la célula éste sólo es capaz de unirse a un único receptor, el CCR5, mientras que el 25 por ciento del virus subtipo D se une tanto al CCR5 como al CXCR4. "Conocer el subtipo nos ayuda a manejar mejor la infección y actuar con más intensidad para frenar su rápida progresión en los infectados por el subtipo D y en los virus recombinantes que lo incorporan", explica Oliver Laeyendecker, coordinador del trabajo.
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