Adictos a la cocaína o a la heroína empezaron por el cannabis
La JIFE calcula que lo consume casi uno de cada siete europeos de 15 años
Unos treinta millones de personas consumen cannabis en los países de la UE más Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza, según el último informe anual de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), organismo de las Naciones Unidas con sede en Viena.
El informe señala la difusión de esta droga entre los jóvenes. Según sus cálculos, en la UE el 15% de los chicos de 15 años la consumen más de 40 veces al año. Este consumo es especialmente alto en Francia, Irlanda, Suiza, la República Checa y Gran Bretaña.
A la vez sigue creciendo la demanda de cocaína entre jóvenes. En cambio, la demanda de heroína está estabilizada o disminuye en Europa occidental.
El informe de la JIFE advierte que cerca del 80% de las pastillas de "éxtasis" que se consumen en el mundo se fabrican en Europa, donde esa sustancia sintética ocupa el segundo lugar en el consumo, después del cannabis. Las tabletas de éxtasis han registrado un aumento tras varios años de retroceso, especialmente entre los estudiantes. Se piensa que una tercera parte del consumo mundial de éxtasis tiene lugar en Europa.
Efectos del cannabis en los jóvenes
La difusión del cannabis en la población juvenil resulta preocupante a la luz de los conocimientos actuales sobre sus efectos. Wayne Hall, profesor de política sanitaria de la Universidad de Queensland (Australia), ha revisado varias investigaciones acerca del consumo de esta droga por parte de jóvenes. Su artículo se ha publicado en "Plos Medicine" (24-01-2006).
El investigador llega a dos conclusiones principales: primera, el consumo habitual de porros puede facilitar el desarrollo de enfermedades mentales; segunda, en la mayoría de los casos, cuando esta sustancia se consume a edad temprana, es el primer paso hacia drogas más perjudiciales.
Hall señala que desde principios de los setenta, cuando el cannabis comenzó a consumirse ampliamente, la proporción de gente joven que lo fuma ha ido aumentando poco a poco, a la vez que decrecía la edad de inicio en el consumo. "Actualmente la mayoría de los consumidores son adolescentes, que están en un período psico-social de transición a la vida adulta, cuando un pequeño percance puede tener consecuencias para toda la vida (…). De hecho, el 80% de los chicos y el 60% de las chicas que han consumido porros en la adolescencia tienen síndrome de dependencia", añade Hall.
Otras investigaciones sobre adolescentes de Estados Unidos muestran que casi todos los que han probado la cocaína o la heroína comenzaron por el alcohol, tabaco y cannabis, en este orden, y los fumadores habituales de porros son los que presentan mayor tendencia a consumir cocaína y heroína. Cuanto más joven es la persona que se inicia en el porro, más probabilidades tiene de convertirse en un consumidor de cocaína y heroína.
Las explicaciones más plausibles de esta correlación son, según un estudio, que los consumidores habituales de cannabis obtienen la droga del mismo mercado negro en el que se venden drogas más duras, y que los efectos del porro sobre el cerebro crean en los adolescentes la propensión a consumir otras drogas.
Algunos estudios señalan que jóvenes con propensión a enfermedades mentales (por ejemplo, esquizofrenia) son más vulnerables a ellas si fuman porros habitualmente. Esta investigación está avalada por un estudio sueco de más de cincuenta mil jóvenes, que descubrió una relación entre el riesgo de desarrollar esquizofrenia y la frecuencia con que se había consumido cocaína antes de los 18 años (ver Aceprensa 165/02).
Wayne concluye que informar a los jóvenes sobre los riesgos del cannabis, sin ocultar las incertidumbres que subsisten en torno a los efectos de esta droga, es una buena prevención. La experiencia muestra que el consumo disminuye cuando los adolescentes son más conscientes de los riesgos.
José María Fernández Fuentes (ACEPRENSA)
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