Patricia Morén. Barcelona
El cien por cien del cáncer de cérvix está causado por el virus del papiloma humano, ya sea el de células escamosas, lo que ya se sabía, o el adenocarcinoma, según ha revelado ahora un estudio del Instituto Catalán de Oncología que se publica en Journal of the National Cancer Institute. Los hallazgos tienen importantes implicaciones en medicina preventiva.
El virus del papiloma humano (VPH) es un factor de riesgo de adenocarcinoma de cérvix, según el más amplio estudio realizado hasta ahora sobre este tipo de cáncer de cuello uterino, que representa entre el 10 y el 12 por ciento de todos los cánceres de cérvix.
En la investigación, que se publica en el último número de Journal of the National Cancer Institute y que ha realizado un grupo del Instituto Catalán de Oncología (ICO), han participado 167 mujeres con adenocarcinoma y 1.881 sin cáncer (como controles), de Argelia, Marruecos, Brasil, Paraguay, Perú, India, Tailandia y Filipinas, ocho países correspondientes a tres regiones del mundo: África, Sudamérica y el sureste asiático.
Hasta ahora estaba bien establecido que el VPH es la causa del cáncer de cérvix de células escamosas, que es el más extendido en todo el mundo y que representa entre el 80 y el 90 por ciento de los casos de cáncer de cuello de útero. Estudios previos al publicado ahora por el grupo del ICO, con una larga tradición en el estudio del VPH, habían sugerido que este virus también podía causar adenocarcinoma de cérvix. Sin embargo, esos trabajos se habían efectuado con muestras pequeñas (no de cohortes), eran parciales y no aportaban una evidencia rotunda sobre la relación de causalidad entre el VPH y adenocarcinoma de cérvix ni información sobre los cofactores que intervienen en el desarrollo de esta enfermedad oncológica, según Xavier Castellsague, del ICO y uno de los autores del trabajo.
Relación causal
El investigador ha informado de que, en este caso, se ha confirmado de forma definitiva la relación de causa-efecto entre el VPH y el adenocarcinoma de cérvix. "Hemos obtenido una fotografía completa; antes teníamos una parcial", ha dicho Castellsague sobre la relación entre el virus y los dos tipos histológicos del cáncer de cérvix.
Otro aspecto destacable del estudio es que ha permitido identificar cuáles son los genotipos del VPH más importantes en el desarrollo del adenocarcinoma. Se sabía que los más determinantes en el cáncer de cuello uterino eran el VPH16 y el VPH18.
La investigación del ICO ha desvelado que ambos genotipos también son los más importantes en adenocarcinoma. "Este hallazgo es muy importante para la vacuna que se está probando, ya que actúa frente a los genotipos VPH16 y VPH18. Por lo tanto, no sólo tendría una función contra el cáncer de cérvix de células escamosas, sino también para evitar el adenocarcinoma. Es una muy buena noticia, ya que el adenocarcinoma va al alza, debido a que es difícil detectarlo, al no localizarse en la parte externa del cuello de la matriz, sino dentro del canal cervical", ha declarado Castellsague. Esta localización dificulta su detección a través de la citología convencional, por lo que sería interesante realizar también un test para detectar el virus. Además, la citología depende de la interpretación del lector, lo que no ocurre con el test. En este contexto, ha defendido la extensión del test y ha planteado la necesidad del cribaje del VPH (ver información anexa).
Cofactores
Finalmente, en el análisis del ICO se han analizado los cofactores que, junto al VPH, contribuyen a la oncogénesis. Se trata del consumo de tabaco, el uso prolongado de contracepción oral, la infección por el virus del herpes simplex 2 y las conductas sexuales promiscuas.
(JNCI 2006; 98: 303-315).
Cribaje adyuvante
"Nosotros proponemos la detección precoz del virus del papiloma humano de forma adyuvante a la realización de citología convencional". Esta es, en palabras de Xavier Castellsague, la posición del grupo del ICO, a raíz de los últimos hallazgos sobre el VPH. Existen test de detección del virus, aunque apenas se utilizan. Castellsague lo atribuye a que su uso puede causar problemas: el VPH es muy frecuente en mujeres jóvenes y un resultado positivo en el test podría generarles mucha ansiedad. Para evitarlo, se podría aplicar a edades más tardías: a partir de los 30 ó 35 años. Pero, pese a sus inconvenientes, también tiene sus ventajas. Ante un resultado negativo, se podrían espaciar las visitas al ginecólogo por citologías (no por otros motivos), mientras que ante uno positivo se podría citar más seguido a la paciente.
Patricia Morén. Barcelona
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