La mitad de las personas que trató la entidad el pasado año eran víctimas de este tipo de droga - Los expertos advierten que el consumo de estupefacientes se está «normalizando» en Baleares
El 60% de los atendidos mejora tras un año de tratamiento
J. R. R.
PALMA.- Cada vez son más jóvenes cuando se inician en el consumo de la cocaína. Esta podría ser una de las conclusiones del balance de la actividad del Proyecto Hombre en 2005 en este ámbito. Hace menos de una década Bartomeu Catalá advertía de la pujanza de esta droga en nuestra sociedad.
Su previsión no ha sido infundada. 405 personas iniciaron en 2005 tratamiento en el Proyecto Hombre por consumo de cocaína, un 20% más que en 2004 y un 50% del total de usuarios que atendió esta entidad, con un perfil caracterizado por un inicio del consumo muy temprano, con una media de 15 años de edad.
La noticia de un incremento en el número de las personas que pide ayuda es buena y mala: buena, porque supone que más personas con toxicomanías superarán su problema; mala porque evidencia que el sustrato de personas con toxicomanía -en concreto con dependencia por la cocaína- se ha incrementado en los últimos tiempos.
El problema de las drogas se agrava -y esto es algo que en nuestro tiempo ha supuesto ya la alarma de los expertos- cuando deja de preocupar, cuando se pierde lo que se denomina percepción del riesgo. A muchos, sobre todo a los jóvenes, les cuesta creer que «una» raya, o «un» porro, vaya a hacerles daño. Hoy, como decían los jóvenes de hace 40 años, ellos «controlan».
Aceptación social
El presidente de Proyecto Hombre en Baleares, Tomeu Catalá, en compañía de la coordinadora terapéutica, Mónica Macrescu, alertaba sobre la «normalización» y la «aceptación social» cada vez mayor del consumo de drogas y que ha propiciado el descenso de la edad de inicio, lo cual conlleva efectos «más destructivos» en el consumidor porque aumentan sus años de adicción.
De hecho, señaló Catalá, la media de años de dependencia de la cocaína ha pasado de tres a ocho años (cuando se acude a pedir ayuda) desde el 2000 y los tratamientos por consumo de cocaína aumentan cada día, de manera que en 2006 Proyecto Hombre prevé que los usuarios por esta adicción crecerán un 28% respecto de 2005.
Las consecuencias de esta «normalización», agregó Macrescu, se reflejan en el tipo de personas que acuden a la organización con ánimo de pedir ayuda, entre las que se detecta un incremento de problemas de salud (un 20% sufren enfermedades psiquiátricas secundarias a la adicción), legales (un 16% tienen antecedentes penales y un 6% ha estado en prisión por delitos relacionados con el tráfico de drogas) y familiares.
Además, en el último año el porcentaje de mujeres ha crecido hasta el 15% y la edad media de los usuarios se sitúa en los 33 años en programas de adultos y 19 en los programas para los jóvenes.
En cambio, cuando Proyecto Hombre abrió sus puertas en el 2000, el 93% de los usuarios con problemas con la cocaína eran hombres, con una edad media de 31 años y eran trabajadores en activo con empleo estable, con una media de 3 años de dependencia y sólo un 1% había estado en prisión y un 12 tenía antecedentes.
Catalá lamentó todo el «marketing» que rodea el consumo de drogas en España, en especial de cannabis -del que siempre ha denunciado que una mano negra quiere hacer pasar como inocuo- y cocaína, a su juicio, porque es un «país de paso» en el narcotráfico. Mañana la ONU celebra el Día Internacional contra el uso indebido y el tráfico ilícito bajo el lema «las drogas no son un juego de niños».
Esta campaña pretende concienciar a la gente de los efectos que tienen las drogas, un problema que tiene enormes costes sociales y que afecta a personas de todas las clases sociales, aseguró. Catalá destacó los efectos positivos en la integración social y económica de las personas que acuden a Proyecto Hombre, de las que un 60% finaliza con éxito el tratamiento, reduciendo los casos de violencia familiar y el absentismo laboral.
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