Fracasa el uso del condón ante la abundante competencia de extranjeras y las asociaciones abolicionistas denuncian este tipo de “legitimación de la violencia”
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La obstinación de la consejera de Interior de la Generalitat de Cataluña, Montserrat Tura, por legalizar el comercio del sexo, una medida sobre la que no hay acuerdo ni siquiera dentro de las propias filas socialistas, se estrella contra una preocupante realidad: El espectacular aumento de la prostitución en Cataluña dispara el número de enfermedades de transmisión sexual.
Según la información que maneja la asociación Genera, entidad de ayuda social a las prostitutas de la calle, y la unidad de infecciones de Salud de Les Drassanes, la más importante de Barcelona, las consultas por patologías de transmisión sexual han aumentado un 50 por ciento en la capital catalana.
“Un incremento de hasta un 50 por ciento en las consultas y demandas por embarazos, infecciones urinarias o ginecológicas y otras enfermedades”, concreta la portavoz de Genera, Clarissa Velocci. Los datos son confirmados por el centro de Salud, que, debido a la baja de algunos de sus facultativos, se ha visto obligado a alargar los plazos en las listas de espera. Las consultas gratuitas y confidenciales que atiende el centro de Les Drassanes rozan ya las cuatro semanas.
El fuerte aumento de contagios se produce tanto entre el colectivo de trabajadoras del sexo como entre los clientes; y es debido, principalmente, al incremento de mujeres inmigrantes en situación precaria y a la presión de la actual ordenanza de civismo del Ayuntamiento de Barcelona. La combinación de ambos factores endurece la competencia, baja los precios y aumenta de forma alarmante las prácticas de riesgo, incluso sin preservativo, en los fugaces encuentros sexuales.
Sin condón
Ofrecer servicios sexuales sin utilizar preservativos, una práctica que habitualmente suelen exigir muchos clientes, se está convirtiendo en casi una rutina entre algunas de las jóvenes prostitutas, sobre todo entre las que proceden de los países del Este. Es una forma de aumentar las ganancias de muchas inmigrantes ‘sin papeles’ que, además, evitan pasar controles para no ser detenidas.
El temor a contagiarse con una enfermedad sexual es ‘obviado’ por tan sólo 10 ó 20 euros: “al cliente le pido 30 euros y 10 ó 20 más sin preservativo”, reconoce sin dudar una prostituta que merodea por los alrededores del teatro Goya. En un reportaje publicado por el diario AVUI, otra compañera añade: “Sé qué precauciones he de tomar, pero a menudo es una ganancia neta para mí, y me arriesgo, según el cliente, especialmente los que ya son fijos. Algún día lo hago por hacer más caja”.
¿Difusión de preservativos? ¡Difusión de enfermedades!
Así, las actuales políticas de fomento y distribución de preservativos, como solución ideal para atajar los contagios de enfermedades sexuales, y los deseos de regularizar la prostitución de la consejera Tura, fracasan estrepitosamente ante las prácticas que se ven ‘obligadas’’ a realizar, en el día a día, cientos de trabajadoras del sexo.
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La obstinación de la consejera de Interior de la Generalitat de Cataluña, Montserrat Tura, por legalizar el comercio del sexo, una medida sobre la que no hay acuerdo ni siquiera dentro de las propias filas socialistas, se estrella contra una preocupante realidad: El espectacular aumento de la prostitución en Cataluña dispara el número de enfermedades de transmisión sexual.
Según la información que maneja la asociación Genera, entidad de ayuda social a las prostitutas de la calle, y la unidad de infecciones de Salud de Les Drassanes, la más importante de Barcelona, las consultas por patologías de transmisión sexual han aumentado un 50 por ciento en la capital catalana.
“Un incremento de hasta un 50 por ciento en las consultas y demandas por embarazos, infecciones urinarias o ginecológicas y otras enfermedades”, concreta la portavoz de Genera, Clarissa Velocci. Los datos son confirmados por el centro de Salud, que, debido a la baja de algunos de sus facultativos, se ha visto obligado a alargar los plazos en las listas de espera. Las consultas gratuitas y confidenciales que atiende el centro de Les Drassanes rozan ya las cuatro semanas.
El fuerte aumento de contagios se produce tanto entre el colectivo de trabajadoras del sexo como entre los clientes; y es debido, principalmente, al incremento de mujeres inmigrantes en situación precaria y a la presión de la actual ordenanza de civismo del Ayuntamiento de Barcelona. La combinación de ambos factores endurece la competencia, baja los precios y aumenta de forma alarmante las prácticas de riesgo, incluso sin preservativo, en los fugaces encuentros sexuales.
Sin condón
Ofrecer servicios sexuales sin utilizar preservativos, una práctica que habitualmente suelen exigir muchos clientes, se está convirtiendo en casi una rutina entre algunas de las jóvenes prostitutas, sobre todo entre las que proceden de los países del Este. Es una forma de aumentar las ganancias de muchas inmigrantes ‘sin papeles’ que, además, evitan pasar controles para no ser detenidas.
El temor a contagiarse con una enfermedad sexual es ‘obviado’ por tan sólo 10 ó 20 euros: “al cliente le pido 30 euros y 10 ó 20 más sin preservativo”, reconoce sin dudar una prostituta que merodea por los alrededores del teatro Goya. En un reportaje publicado por el diario AVUI, otra compañera añade: “Sé qué precauciones he de tomar, pero a menudo es una ganancia neta para mí, y me arriesgo, según el cliente, especialmente los que ya son fijos. Algún día lo hago por hacer más caja”.
¿Difusión de preservativos? ¡Difusión de enfermedades!
Así, las actuales políticas de fomento y distribución de preservativos, como solución ideal para atajar los contagios de enfermedades sexuales, y los deseos de regularizar la prostitución de la consejera Tura, fracasan estrepitosamente ante las prácticas que se ven ‘obligadas’’ a realizar, en el día a día, cientos de trabajadoras del sexo.
Cabe recordar que la responsable de Interior en Cataluña está en las listas de Montilla y ocupará, casi con toda seguridad, el cuarto puesto en las candidaturas del PSC para las próximas elecciones autonómicas del 1 de noviembre.
La política que practica Montserrat Tura ayuda a la difusión de enfermedades sexuales y, también, fomenta el tráfico de mujeres. Este tipo de contagios no se resuelven regularizando la prostitución, ya que el cliente, en última instancia, con dinero en la mano y en la intimidad de la habitación, es el que escoge qué y cómo lo quiere hacer.
“La única normativa ajustada al fenómeno de la prostitución es su abolición”, dice un estudio de la Universidad Abat Oliba CEU del que ForumLibertas.com se hizo el pasado 9 de junio. La propuesta de Tura es, además, contraria a la consideración de las Naciones Unidas y un ‘coladero’ para la trata de blancas del que los más beneficiados son los proxenetas, las mafias y los empresarios del sector.
“Erradicar la demanda”
De la misma opinión es la Plataforma Estatal de Organizaciones de Mujeres por la Abolición de la Prostitución (PAP), que este lunes, 9 de octubre, presentó su campaña por la abolición del comercio del sexo. Respaldada por 217 entidades en toda España, la PAP considera que regularizar esta práctica sería “legitimar la violencia contra las mujeres”.
Luchando por esta causa desde 2002, las responsables de la plataforma que presentaron la campaña tienen muy claro que todos los hombres “que compran sexo son prostituidores”.
Según los datos que manejan, “en España más de un millón de hombres son clientes de la prostitución”. “Hay que erradicar la demanda”, dijo rotundamente Lara Padilla, portavoz del PAP en Cataluña.
También les duele que la mayoría de diarios, “siendo un objeto familiar”, contraten publicidad explícita de prostitución y piden que los medios de comunicación en su conjunto cumplan un código ético que lo prohíba.
“En ninguna profesión se sufren tantos trastornos psíquicos y físicos”, añadió la escritora Gemma Lienas, autora del libro Quiero ser puta.
Desde la PAP se considera que el modelo de Suecia es el ideal para encarar el fenómeno de la prostitución. Desde 1999, la Ley que Prohíbe la Compra de Servicios Sexuales sueca, entre otras medidas, como la ayuda y reinserción de las trabajadoras del sexo, también incluye la de penalizar al cliente.
Preguntada sobre la nueva normativa municipal de Barcelona, que castiga a prostitutas y clientes, Padilla contestó que no están de acuerdo: “A las mujeres se les aplica la Ley de Extranjería, mientras que los locales de alterne permanecen abiertos”, dijo. “Nunca estaremos en contra de las mujeres, por lo tanto, no estamos de acuerdo con la ordenanza”, concluyó.
‘Esquizofrenia’ socialista
Por otra parte, tal como señalábamos al inicio de esta información, la legalización de la prostitución no es bien vista ni siquiera dentro de las propias filas del PSOE.
Así, mientras los socialistas catalanes defienden la regularización, en Baleares y Extremadura, por ejemplo, piden su abolición. El diputado socialista balear Antoni Diéguez manifestó recientemente que su grupo está “totalmente en contra” de que se regulen negocios como los table dance, los peep shows y las cabinas de vídeo, porque suponen “una forma de esclavitud contemporánea”.
“El Govern debería promover la persecución del cliente y no incitarlo a que acuda a estos locales que ofrecen sexo”, señaló entonces Diéguez.
Comite Independiente AntiSida
La política que practica Montserrat Tura ayuda a la difusión de enfermedades sexuales y, también, fomenta el tráfico de mujeres. Este tipo de contagios no se resuelven regularizando la prostitución, ya que el cliente, en última instancia, con dinero en la mano y en la intimidad de la habitación, es el que escoge qué y cómo lo quiere hacer.
“La única normativa ajustada al fenómeno de la prostitución es su abolición”, dice un estudio de la Universidad Abat Oliba CEU del que ForumLibertas.com se hizo el pasado 9 de junio. La propuesta de Tura es, además, contraria a la consideración de las Naciones Unidas y un ‘coladero’ para la trata de blancas del que los más beneficiados son los proxenetas, las mafias y los empresarios del sector.
“Erradicar la demanda”
De la misma opinión es la Plataforma Estatal de Organizaciones de Mujeres por la Abolición de la Prostitución (PAP), que este lunes, 9 de octubre, presentó su campaña por la abolición del comercio del sexo. Respaldada por 217 entidades en toda España, la PAP considera que regularizar esta práctica sería “legitimar la violencia contra las mujeres”.
Luchando por esta causa desde 2002, las responsables de la plataforma que presentaron la campaña tienen muy claro que todos los hombres “que compran sexo son prostituidores”.
Según los datos que manejan, “en España más de un millón de hombres son clientes de la prostitución”. “Hay que erradicar la demanda”, dijo rotundamente Lara Padilla, portavoz del PAP en Cataluña.
También les duele que la mayoría de diarios, “siendo un objeto familiar”, contraten publicidad explícita de prostitución y piden que los medios de comunicación en su conjunto cumplan un código ético que lo prohíba.
“En ninguna profesión se sufren tantos trastornos psíquicos y físicos”, añadió la escritora Gemma Lienas, autora del libro Quiero ser puta.
Desde la PAP se considera que el modelo de Suecia es el ideal para encarar el fenómeno de la prostitución. Desde 1999, la Ley que Prohíbe la Compra de Servicios Sexuales sueca, entre otras medidas, como la ayuda y reinserción de las trabajadoras del sexo, también incluye la de penalizar al cliente.
Preguntada sobre la nueva normativa municipal de Barcelona, que castiga a prostitutas y clientes, Padilla contestó que no están de acuerdo: “A las mujeres se les aplica la Ley de Extranjería, mientras que los locales de alterne permanecen abiertos”, dijo. “Nunca estaremos en contra de las mujeres, por lo tanto, no estamos de acuerdo con la ordenanza”, concluyó.
‘Esquizofrenia’ socialista
Por otra parte, tal como señalábamos al inicio de esta información, la legalización de la prostitución no es bien vista ni siquiera dentro de las propias filas del PSOE.
Así, mientras los socialistas catalanes defienden la regularización, en Baleares y Extremadura, por ejemplo, piden su abolición. El diputado socialista balear Antoni Diéguez manifestó recientemente que su grupo está “totalmente en contra” de que se regulen negocios como los table dance, los peep shows y las cabinas de vídeo, porque suponen “una forma de esclavitud contemporánea”.
“El Govern debería promover la persecución del cliente y no incitarlo a que acuda a estos locales que ofrecen sexo”, señaló entonces Diéguez.
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