domingo, 1 de julio de 2007

Accidentes


Jorge Benito Daniel

Sabemos que una persona puede morirse por muchas causas: un infarto de miocardio, golpearse la nuca con un bordillo tras una caída, estrellarse conduciendo, etc. Sin duda, todos estos ejemplos, consecuencia de desafortunados accidentes. Sin embargo, la muerte puede venir también por que por ejemplo le rebanen a uno el cuello con un cuchillo, nos explote una bomba de ETA o nos asesten un disparo de forma premeditada. Como sabemos, estos últimos casos no son en absoluto accidentes, por mucho que Jose Luis Rodríguez Zapatero pueda decir lo contrario.

Lo mismo ocurre con los delicados bebés nonatos. Pueden morirse por muchas causas: diversas trisomías, enfermedades congénitas, falta de irrigación del útero, golpes tras caídas involuntarias, mala alimentación, etc. Todas éstas también consecuencia de desafortunados accidentes o bien desafortunadas problemáticas ante las cuales no cabe dar sino los más sentidos pésames y compartir la tristeza de los padres. Aunque también puede morirse un bebé nonato porque por ejemplo un abortista desaprensivo le rebane el cuello con una legra. No sé si José Luis Rodríguez Zapatero pensará que en estos casos también se producen "accidentes".


En cualquier caso me da la sensación de que al final, sin saber muy bien por qué, casi todo lo importante para lo que no hay explicaciones precisas en España ocurre por "accidente", empezando quizá por el ascenso al poder del PSOE después de los atentados del 11-M.



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