martes, 6 de mayo de 2008

Prueban la eficacia de un test de saliva para detectar el sida

Miguel Carbonell

Los médicos se encuentran con muchas trabas a la hora de luchar contra las enfermedades infecciosas: algunas no son evitables, pero muchas otras sí, como la falta de conocimiento del paciente de que está infectado. Ésta es, sin duda, la peor, ya que éste se convierte así en el transmisor perfecto.

De entre las dolencias contagiosas que pueden tardar en incubarse, el sida es una de las pandemias mundiales de efectos más perversos, pues un seropositivo puede transmitir la enfermedad durante años sin padecer síntoma alguno. Las campañas de pruebas generalizadas se han mostrado a menudo ineficaces en países poco desarrollados, donde el acceso sanitario a la población rural es a menudo complicado, si no imposible.

Ahora, científicos de la Universidad McGill de Montreal (Canadá) han probado con éxito un sencillo test de VIH en saliva, cuya eficacia ya había sido probada pero que contaba en su contra con el rechazo de buena parte de la comunidad médica por su alta incidencia de falsos positivos. «El problema no está en el test en sí, sino en el entrenamiento del personal que lo maneja», asegura a LA RAZÓN Nitika Pant Pai, investigadora de la McGill y directora del ensayo. Al tratarse de un test de saliva que no precisa de intervención médica, en muchos casos la tarea se pone en manos de paramédicos sin una formación adecuada, de ahí los errores.

La investigadora viajó a India para realizar un estudio de campo -cuyos resultados publica hoy la revista «PLoS Medical»- entre más de un centenar de mujeres embarazadas, un grupo de alto riesgo. Muchas infectadas transmiten la enfermedad a sus hijos durante el parto, lo cual se evita practicando una cesárea, siempre que haya conocimiento de la infección.

Cien por cien de positivos

Los resultados de las pruebas de saliva se contrastaron con análisis de sangre de los que realizan habitualmente los hospitales, y la coincidencia fue del cien por cien. «La gran ventaja del test de saliva no radica sólo en que es barato -unos seis euros por unidad- y fácil de manejar, sino también en que llega allí donde los equipos médicos no lo hacen, como las poblaciones rurales, donde estos tests son más necesarios», dice Pant Pai.

La prueba se basa en los mismos principios que los tests de sangre, detectando los mismos anticuerpos presentes en el plasma sanguíneo de seropositivos y enfermos. La saliva se introduce en una solución líquida que hace reaccionar un compuesto impregnado en papel secante. Si éste se pone de color violeta, malas noticias.

La mayor ventaja de la prueba es que tarda sólo entre 20 y 40 minutos en completarse, frente a varios días o incluso semanas del método convencional. «No necesita médicos, se aplica en minutos, es barato y sirve para el control de inmigrantes y de poblaciones marginadas o que viven en lugares remotos, y es perfecto para controles móviles», concluye Pant Pai.

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