martes, 11 de diciembre de 2012

El diagnóstico precoz en VIH





Favorecer el diagnóstico precoz del VIH con  campañas de concienciación sería una medida coste-efectiva al mejorar la calidad de vida de los pacientes, retrasar la progresión de la enfermedad y reducir los gastos. No obstante, hay que seguir insistiendo en la prevención


Realizar estrategias que favorezcan el diagnóstico precoz de la infección por VIH es una medida coste-efectiva asegurada, según ha explicado a DM Pere Domingo, director del Programa VIH/Sida en el Hospital San Pablo de Barcelona.

Según él, "deberían realizarse campañas, seguramente impulsadas desde la Administración central, para realizar un diagnóstico precoz a la mayor cantidad de población". Así se conseguiría que saliera a la luz la infección oculta, que afecta a cerca de un 30 por ciento de los seropositivos. El diagnóstico tardío implica inevitablemente que esos pacientes han podido diseminar la infección, y que la detección puede coincidir con la aparición de infecciones oportunistas o tumores.

Prevención y terapia
"Sabemos que llegar tarde es malo. Nos hemos hartado de hacerlo, así que lo sabemos bien. No tengo ninguna duda de que cualquier estrategia para el diagnóstico precoz es rentable, porque se van a evitar nuevos casos y eso ya es de importancia capital". Una detección temprana evita ingresos hospitalarios a veces en condiciones de enfermedad grave. "Cuanto más tarde se detecte, más caro resulta. Además, si se diagnostican y tratan antes, el 90 por ciento de los pacientes tienen una carga viral indetectable a los 6 meses. Eso significa que si bien la posibilidad de transmisión no es cero, la capacidad infectiva se reduce, lo cual tiene una importancia trascendental desde el punto de vista de salud pública, porque el único reservorio del VIH es el hombre".

No obstante, el primer paso es aplicar las medidas de prevención, especialmente las de barrera, ya que su eficacia, tanto para evitar el VIH como otras infecciones de transmisión sexual, unida al tratamiento antirretroviral en los afectados, permitirán reducir la incidencia de la enfermedad. Según Domingo, es posible que se haya bajado la guardia a partir de los avances terapéuticos, que han hecho del VIH una enfermedad crónica, y a la larga han reducido la percepción de gravedad y relajado las medidas preventivas.

"No es una cuestión baladí ni una patología banal. Obviamente podemos tratarlo, pero la terapia de por vida tiene un coste, no sólo en términos económicos sino también de salud, y comporta una serie de efectos adversos, algunos de los cuales probablemente aún no conocemos en profundidad. Además, aunque la esperanza de vida de los pacientes ha aumentado, aún no es igual a la de la población general. Nos compete a todos la labor de la educación en VIH, y sobre todo a los especialistas en salud pública y a la Administración".

En cuanto a los recortes en la asistencia a la población inmigrante sin papeles, "Gesida está recabando datos objetivos sobre la magnitud total del problema. En el caso de las patologías infecciosas, no ofrecer cobertura sanitaria a estos pacientes es como un boomerang, que repercutirá negativamente sobre otras situaciones. En el caso del VIH, si no damos tratamiento el paciente seguirá teniendo capacidad infectiva, cosa que no ocurriría si estuviera con una carga viral indetectable. Es más evidente aún en patologías como la tuberculosis, que se transmite por vía aérea".

Según Domingo, lo ideal sería que la población que acudiera al sistema de salud se sometiera a la prueba de VIH y se realizaran campañas específicas para población de riesgo




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