Los antiguos enfermos, a los que antes se mantenía vivos a costa de generar resistencias, plantean nuevos retos
La detección precoz es uno de los principales retos en el abordaje de la infección por VIH y la mejor estrategia para evitar que el primer contacto del paciente con el sistema sanitario coincida con la aparición de una enfermedad oportunista asociada a la infección, ha señalado José María Gatell, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínico de Barcelona, en la conferencia titulada Sida: retos pendientes, organizada por Boehringer Ingelheim.
"Entre el 20 y el 40 por ciento de los pacientes que llegan por primera vez al hospital presentan enfermedad avanzada y trastornos que complican su recuperación y aumentan el riesgo de presentar secuelas. Por ello, además de preocuparnos por las personas ya infectadas, debemos incidir en la prevención en la población sana de alto riesgo", ha explicado Gatell.
Pero el tratamiento del VIH también plantea otros retos, como "el control de la infección en los países con mayor incidencia, en donde el daño provocado por la enfermedad puede favorecer la inversión de la pirámide demográfica y la aparición de una crisis económica a medio y largo plazo, o el tratamiento de los viejos enfermos, a los que hace quince años manteníamos con vida a costa de generar resistencias y que ahora necesitan una nueva respuesta terapéutica".
Por último, Gatell se ha referido a las coinfecciones como principal fuente de complicaciones en el control del paciente VIH+. Al menos el 50 por ciento está coinfectado con el virus de la hepatitis C y la enfermedad progresa con mayor rapidez en los pacientes VIH+.
En cuanto al desarrollo de una vacuna, Gatell ha afirmado que "es prácticamente imposible que al menos durante los próximos cinco años podamos disponer de una vacuna preventiva eficaz y es probable que nunca lleguemos a tenerla, tal y como ocurre con otras infecciones para las que tampoco se ha podido desarrollar una solución de este tipo. Es más fácil que en algunos años contemos con una vacuna parcialmente eficaz que permita atenuar la evolución de la enfermedad".
Aunque la erradicación de la enfermedad "todavía es un sueño, debemos reconocer que uno de los principales logros en la lucha contra el VIH ha sido el hecho de convertir la enfermedad en un trastorno crónico".
Según José María Gatell, esto no habría sido posible sin el compromiso de los centros de investigación y de la industria farmacéutica. "Aun así, y a pesar de que la comunidad científica va haciendo sus deberes, es necesario todavía multiplicar los recursos destinados a la investigación para que alimenten y mantengan la masa crítica de científicos con los que contamos en nuestro país".
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