El padre Oreste Benzi es considerado héroe de la liberación de prostitutas y de su promoción social en Italia; 88 chulos han ingresado en prisión después de que, gracias a su consejo y aliento, las mujeres se fueran animando a denunciar a los que las explotaban. Para combatir la prostitución y otros problemas sociales, creó la asociación Giovanni XXIII, de la que es Presidente, que cuenta con más de 170 hogares por todo el mundo y más de 30 comunidades terapéuticas en las que se rehabilita a más del 70% de los seres humanos que ingresan. El padre Benzi considera que, «si se actuase simultáneamente en toda Italia, en tres o cuatro meses se acabaría con la prostitución». Éste es su testimonio:
La necesidad más urgente, la que no puede esperar, es liberar a las mujeres, los jóvenes, los adolescentes, niños y niñas de la esclavitud de sus explotadores. La primera causa de la prostitución son los clientes; le siguen los criminales que tienen a las mujeres esclavizadas, haciéndoles pagar por el uso de su cuerpo a los clientes, los Gobiernos que lo toleran o favorecen, el no cumplimiento del deber por parte de las fuerzas del orden y el silencio del pueblo ante este sistema de explotación.
Ninguna mujer nace prostituta, siempre hay alguien, o alguna circunstancia, que le hace llegar a ello. Como bien dice Martín Luther King: «Yo no temo la maldad de los malvados, yo tengo miedo del silencio de los honestos». Callar la injusticia de la explotación y esclavitud del sexo es ser cómplice de ello. La principal solución es prohibir el comercio y castigar al cliente, como se ha hecho en Suecia con la Ley 408/98. Además, es necesario castigar severamente, con la cárcel, a los comerciantes del sexo.
Actualmente, hay Estados que prohíben la prostitución, pero no hacen nada para garantizar el cumplimiento de sus normas. De este modo la toleran y la favorecen: la legitiman.
No se habla casi nunca de que todas las prostitutas no son sólo explotadas, sino que son esclavas. Los periodistas son superficiales en sus entrevistas. Les preguntan si son libres o no; pero todas las mujeres que son obligadas a ejercer la prostitución en la calle o en los locales dicen que son libres, y que el dinero que obtienen es para ellas, pero son obligadas por su chulo a decirlo. Si dicen que son obligadas, se ensañan con ellas y las castigan con golpes u otra tortura. Los periodistas atienden a los intereses de los partidos, o de los grupos financieros de los que dependen, y que favorecen a los Gobiernos que los sostienen. Estos Gobiernos hacen leyes calculando cuántos votos van a ganar o perder con las leyes que promulgan, pero no tienen en cuenta la justicia.
En la provincia italiana de Rímini, desde 1998, no hay prostitución en sus calles, y también en los locales es severamente combatida, con el método que hemos denominado Método Rímini (editado por Mondadori).
En Rímini y en toda Italia encontramos a chicas obligadas a prostituirse; las conocemos, rezamos con ellas, las invitamos a salir, les damos nuestro número de teléfono, les ofrecemos nuestra disponibilidad las 24 horas del día. A veces, son los clientes los que traen a las chicas que consiguen escapar de los explotadores. Colaboramos con las Administraciones que quieren liberar a las chicas y con las fuerzas del orden.
La coparticipación procede directamente de nuestra vocación, reconocida por la Iglesia; es el camino que seguimos en nuestro empeño. Está basada directamente en Jesús, al que tratamos de hacer el centro de nuestro corazón, para hacer después de Él el corazón del mundo. La oración es un instrumento importante para llevar adelante la justicia, y buscar los orígenes de la opresión. Hoy luchamos para que no se apruebe en el Parlamento el proyecto de ley Fini-Prestigiacomo-Bossi. Este proyecto de ley es una verdadera desgracia para Italia. El artículo 6 bis entrega indirectamente a las chicas, obligadas a prostituirse, en manos de sus explotadores. Habíamos hecho una ley de iniciativa popular, que ahora ha llegado a la Comisión de Justicia de la Cámara de los diputados. Hemos obtenido 50.000 firmas, pero necesitamos 110.000.
Contra el miedo
Nosotros tratamos de hacer sentir a las mujeres que estamos dispuestos a correr cualquier riesgo para salvarlas. Hablamos con ellas de su dignidad. Les digo: «¿Quieres a Jesús?», y me responden: «Sí». Después les pregunto si Jesús está contento con su trabajo. Me responden: «No». Después yo les pregunto por qué continúan. Me responden: «Estoy obligada». Rezamos con ellas. Yo digo: «Para mí, tú eres como una hija, y yo soy para ti como un padre, un papá». Entonces, cuando estamos juntos, vivimos como una familia fundada en la fe. Nos respetamos y amamos, compartamos credo o no.
No puedo negar que hay un miedo razonable. Hemos recibido muchas amenazas, pero el coraje no está en no tener miedo, está en vencer el miedo con un amor muy grande. Nos fastidia la guerra que las feministas nos hacen; están en contra nuestra varias organizaciones, incluso católicas, que no están de acuerdo con que se penalice al cliente.
El interés en la venta de las mujeres es el dinero. Un chulo gana un mínimo de 30.000 euros, y un máximo de 150.000, al año sin graves riesgos. Hay también mujeres que explotan igualmente la prostitución en su propio cuerpo: son las prostitutas de alto standing, que ganan muchísimo dinero (jugadores de fútbol, empresarios, parlamentarios, comerciantes… son los clientes que tienen mucho dinero).
Los ciudadanos deben tener conciencia de su responsabilidad. Los ciudadanos tienen que obligar a sus parlamentarios y a su Gobierno a que dejen de favorecer la prostitución para tener votos. Deben obligarlos a seguir el ejemplo sueco.
Oreste Benzi
Visite: Comite Independiente AntiSida
La necesidad más urgente, la que no puede esperar, es liberar a las mujeres, los jóvenes, los adolescentes, niños y niñas de la esclavitud de sus explotadores. La primera causa de la prostitución son los clientes; le siguen los criminales que tienen a las mujeres esclavizadas, haciéndoles pagar por el uso de su cuerpo a los clientes, los Gobiernos que lo toleran o favorecen, el no cumplimiento del deber por parte de las fuerzas del orden y el silencio del pueblo ante este sistema de explotación.
Ninguna mujer nace prostituta, siempre hay alguien, o alguna circunstancia, que le hace llegar a ello. Como bien dice Martín Luther King: «Yo no temo la maldad de los malvados, yo tengo miedo del silencio de los honestos». Callar la injusticia de la explotación y esclavitud del sexo es ser cómplice de ello. La principal solución es prohibir el comercio y castigar al cliente, como se ha hecho en Suecia con la Ley 408/98. Además, es necesario castigar severamente, con la cárcel, a los comerciantes del sexo.
Actualmente, hay Estados que prohíben la prostitución, pero no hacen nada para garantizar el cumplimiento de sus normas. De este modo la toleran y la favorecen: la legitiman.
No se habla casi nunca de que todas las prostitutas no son sólo explotadas, sino que son esclavas. Los periodistas son superficiales en sus entrevistas. Les preguntan si son libres o no; pero todas las mujeres que son obligadas a ejercer la prostitución en la calle o en los locales dicen que son libres, y que el dinero que obtienen es para ellas, pero son obligadas por su chulo a decirlo. Si dicen que son obligadas, se ensañan con ellas y las castigan con golpes u otra tortura. Los periodistas atienden a los intereses de los partidos, o de los grupos financieros de los que dependen, y que favorecen a los Gobiernos que los sostienen. Estos Gobiernos hacen leyes calculando cuántos votos van a ganar o perder con las leyes que promulgan, pero no tienen en cuenta la justicia.
En la provincia italiana de Rímini, desde 1998, no hay prostitución en sus calles, y también en los locales es severamente combatida, con el método que hemos denominado Método Rímini (editado por Mondadori).
En Rímini y en toda Italia encontramos a chicas obligadas a prostituirse; las conocemos, rezamos con ellas, las invitamos a salir, les damos nuestro número de teléfono, les ofrecemos nuestra disponibilidad las 24 horas del día. A veces, son los clientes los que traen a las chicas que consiguen escapar de los explotadores. Colaboramos con las Administraciones que quieren liberar a las chicas y con las fuerzas del orden.
La coparticipación procede directamente de nuestra vocación, reconocida por la Iglesia; es el camino que seguimos en nuestro empeño. Está basada directamente en Jesús, al que tratamos de hacer el centro de nuestro corazón, para hacer después de Él el corazón del mundo. La oración es un instrumento importante para llevar adelante la justicia, y buscar los orígenes de la opresión. Hoy luchamos para que no se apruebe en el Parlamento el proyecto de ley Fini-Prestigiacomo-Bossi. Este proyecto de ley es una verdadera desgracia para Italia. El artículo 6 bis entrega indirectamente a las chicas, obligadas a prostituirse, en manos de sus explotadores. Habíamos hecho una ley de iniciativa popular, que ahora ha llegado a la Comisión de Justicia de la Cámara de los diputados. Hemos obtenido 50.000 firmas, pero necesitamos 110.000.
Contra el miedo
Nosotros tratamos de hacer sentir a las mujeres que estamos dispuestos a correr cualquier riesgo para salvarlas. Hablamos con ellas de su dignidad. Les digo: «¿Quieres a Jesús?», y me responden: «Sí». Después les pregunto si Jesús está contento con su trabajo. Me responden: «No». Después yo les pregunto por qué continúan. Me responden: «Estoy obligada». Rezamos con ellas. Yo digo: «Para mí, tú eres como una hija, y yo soy para ti como un padre, un papá». Entonces, cuando estamos juntos, vivimos como una familia fundada en la fe. Nos respetamos y amamos, compartamos credo o no.
No puedo negar que hay un miedo razonable. Hemos recibido muchas amenazas, pero el coraje no está en no tener miedo, está en vencer el miedo con un amor muy grande. Nos fastidia la guerra que las feministas nos hacen; están en contra nuestra varias organizaciones, incluso católicas, que no están de acuerdo con que se penalice al cliente.
El interés en la venta de las mujeres es el dinero. Un chulo gana un mínimo de 30.000 euros, y un máximo de 150.000, al año sin graves riesgos. Hay también mujeres que explotan igualmente la prostitución en su propio cuerpo: son las prostitutas de alto standing, que ganan muchísimo dinero (jugadores de fútbol, empresarios, parlamentarios, comerciantes… son los clientes que tienen mucho dinero).
Los ciudadanos deben tener conciencia de su responsabilidad. Los ciudadanos tienen que obligar a sus parlamentarios y a su Gobierno a que dejen de favorecer la prostitución para tener votos. Deben obligarlos a seguir el ejemplo sueco.
Oreste Benzi
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