Un estudio coordinado por el doctor riojano concluye que el tratamiento contra la hepatitis C facilita luego el control del VIH en los pacientes que sufren ambas patologías
E. SÁENZ MARTÍNEZ
Tras una larga trayectoria en La Rioja, Pablo Labarga* (Logroño, 1955) trabaja desde septiembre del 2005 en el servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Carlos III de Madrid. Desde allí ha dirigido, en colaboración con el doctor Javier Pinilla de la unidad de VIH del San Millán, un estudio sobre la influencia del tratamiento de la hepatitis C en el control del virus del sida publicado en el último número de la revista
The Journal of Infectious Diseases
.
-¿De dónde parte el estudio?
-Se basa en el hecho de que la medicación antirretroviral en los infectados a la vez por el virus del sida y de la hepatitis C les produce frecuentemente toxicidad hepática. El objetivo era analizar si la atención y curación de la hepatitis C permitía luego que los pacientes tolerasen mejor el tratamiento contra el VIH.
-¿Y cuál es la conclusión?
-Tras cuatro meses de estudio sobre 132 pacientes de toda España, el resultado es que los que alcanzan la curación de la hepatitis C tienen matemáticamente seis veces menos de probabilidades de que el tratamiento antirretroviral sea tóxico.
-¿Qué aplicación práctica puede tener esta investigación?
-La coinfección es muy frecuente en España y llega al 60% ya que predomina la infección del virus del sida a través de la drogadicción parenteral, mientras que en EE.UU. y otros países del norte de Europa apenas llega al 10%. Siempre ha habido controversia sobre qué tratamiento es más conveniente empezar en los pacientes que presentan ambos cuadros. El estudio confirma que siempre que sea posible abordar primero la hepatitis C y resolverla, la tolerabilidad del tratamiento antirretroviral, y por tanto su eficacia, será muy superior.
-¿Cuál ha sido exactamente la participación riojana en el ensayo?
-De los pacientes analizados, cerca de 50 son riojanos gracias a la colaboración fundamental del doctor Pinilla de la Unidad VIH del San Pedro, cuyos pacientes son numerosos y están perfectamente documentados y tratados.
-¿En qué fase está el tratamiento y la situación de los seropositivos?
-En España tenemos un progreso muy importante de los tratamientos contra el virus del sida. Hoy hay aprobados y con facilidad de uso fármacos que pertenecen nada menos que a cinco familias diferentes, con lo cual disponemos de un arsenal terapéutico impensable hace diez años. Eso hace posible que los pacientes puedan estar en una situación física bastante buena, de forma que el sida se parece ya mucho a cualquier otra enfermedad crónica bien controlada.
-¿Ha cambiado también el perfil de los enfermos de sida?
-El perfil cambia bastante de una zona a otra y de un hospital a otro por razones geográficas. En general, el paciente ha dejado de ser el drogadicto clásico y muchos de los pacientes que llegan a los centros especializados son gente afortunadamente reinsertada en la sociedad, e incluso con un nivel sociocultural elevado. -¿Hubiera sido factible este tipo de estudios en su etapa en La Rioja?
-Hay que diferenciar dos periodos muy distintos. En el primero, la atención al VIH, aunque era compleja no resultaba dificultosa. Entonces quizá hubiese sido posible. En el segundo, desgraciadamente, las complicaciones eran cada vez mayores y lo único que se podía hacer era sobrevivir.
*Máster en Sida por la Universidad Complutense de Madrid y el hospital Carlos III.
Fundador y coordinador de la Unidad de VIH del complejo hospitalario San Millán-San Pedro entre 1990 y el año 2005.
Actualmente trabaja en la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Carlos III de Madrid.
Es autor de más de medio centenar de publicaciones en revistas científicas de ámbito nacional e internacional.
www.larioja.com/20071021/rioja-region/sida-espana-parece-cualquier-20071021.html
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E. SÁENZ MARTÍNEZ
Tras una larga trayectoria en La Rioja, Pablo Labarga* (Logroño, 1955) trabaja desde septiembre del 2005 en el servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Carlos III de Madrid. Desde allí ha dirigido, en colaboración con el doctor Javier Pinilla de la unidad de VIH del San Millán, un estudio sobre la influencia del tratamiento de la hepatitis C en el control del virus del sida publicado en el último número de la revista
The Journal of Infectious Diseases
.
-¿De dónde parte el estudio?
-Se basa en el hecho de que la medicación antirretroviral en los infectados a la vez por el virus del sida y de la hepatitis C les produce frecuentemente toxicidad hepática. El objetivo era analizar si la atención y curación de la hepatitis C permitía luego que los pacientes tolerasen mejor el tratamiento contra el VIH.
-¿Y cuál es la conclusión?
-Tras cuatro meses de estudio sobre 132 pacientes de toda España, el resultado es que los que alcanzan la curación de la hepatitis C tienen matemáticamente seis veces menos de probabilidades de que el tratamiento antirretroviral sea tóxico.
-¿Qué aplicación práctica puede tener esta investigación?
-La coinfección es muy frecuente en España y llega al 60% ya que predomina la infección del virus del sida a través de la drogadicción parenteral, mientras que en EE.UU. y otros países del norte de Europa apenas llega al 10%. Siempre ha habido controversia sobre qué tratamiento es más conveniente empezar en los pacientes que presentan ambos cuadros. El estudio confirma que siempre que sea posible abordar primero la hepatitis C y resolverla, la tolerabilidad del tratamiento antirretroviral, y por tanto su eficacia, será muy superior.
-¿Cuál ha sido exactamente la participación riojana en el ensayo?
-De los pacientes analizados, cerca de 50 son riojanos gracias a la colaboración fundamental del doctor Pinilla de la Unidad VIH del San Pedro, cuyos pacientes son numerosos y están perfectamente documentados y tratados.
-¿En qué fase está el tratamiento y la situación de los seropositivos?
-En España tenemos un progreso muy importante de los tratamientos contra el virus del sida. Hoy hay aprobados y con facilidad de uso fármacos que pertenecen nada menos que a cinco familias diferentes, con lo cual disponemos de un arsenal terapéutico impensable hace diez años. Eso hace posible que los pacientes puedan estar en una situación física bastante buena, de forma que el sida se parece ya mucho a cualquier otra enfermedad crónica bien controlada.
-¿Ha cambiado también el perfil de los enfermos de sida?
-El perfil cambia bastante de una zona a otra y de un hospital a otro por razones geográficas. En general, el paciente ha dejado de ser el drogadicto clásico y muchos de los pacientes que llegan a los centros especializados son gente afortunadamente reinsertada en la sociedad, e incluso con un nivel sociocultural elevado. -¿Hubiera sido factible este tipo de estudios en su etapa en La Rioja?
-Hay que diferenciar dos periodos muy distintos. En el primero, la atención al VIH, aunque era compleja no resultaba dificultosa. Entonces quizá hubiese sido posible. En el segundo, desgraciadamente, las complicaciones eran cada vez mayores y lo único que se podía hacer era sobrevivir.
*Máster en Sida por la Universidad Complutense de Madrid y el hospital Carlos III.
Fundador y coordinador de la Unidad de VIH del complejo hospitalario San Millán-San Pedro entre 1990 y el año 2005.
Actualmente trabaja en la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Carlos III de Madrid.
Es autor de más de medio centenar de publicaciones en revistas científicas de ámbito nacional e internacional.
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